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Toros
Etiquetas | Crítica taurina / Feria de Abril (Sevilla)
Ignacio de Cossío

La suerte del campeón

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El ambiente de Vendetta estaba servido. Ventura aplastó al gran Pablo en el último encuentro en este mismo escenario. Cartel idéntico, resultado similar el de este año aunque con algunas connotaciones bien distintas, Pablo Hermoso toreó mejor y mató peor que Diego Ventura. Las tornas se cambiaron y la verdad que pese al resultado matemático a todas luces engañoso, todo sigue en tablas, aunque bien es cierto que la distancia se disminuye poco a poco entre ambos y pronto veremos cambios en la cima, si alguien no lo remedia.

Fermín, enfermo del colon hizo el esfuerzo físico ante una ganadería la suya que no respondió a las expectativas de su encaste. Desaparecidos el son, galope, bravura y clase, a excepción de dos toros que medio cumplieron, que podríamos esperarnos de sus faenas. Lo más destacado de Bohórquez fue a lomos de Sinfonía en su primer toro, precioso caballo tordo lusitano que no duda en mirar al toro hasta el último envite para dejarse llegar el peligro hasta la punta del estribo, admirable. Pese a la clase y la sobriedad del jinete e consolida como pinchauvas en Sevilla y esto nos indica que aún lo lleva como asignatura pendiente, Fermín no se relaja en Sevilla. Con el cuarto su yegua Rubia marca un inicio muy templado, suave, cadencioso y puro. Estamos ante el toro más colaborador de la tarde y la faena nunca coge grandes vuelos, como se explica. Ni idea, preguntar a Fermín. Con el segundo caballo de capa torda y nombre Huanaco ya en pleno tercio de banderillas nos deleita el jinete jerezano con varios remates de mucha torería a un toro que desde lejos se viene al galope. Bueno el par a dos manos con el veterano Nevado pero me gustó más, por su pureza el que hizo a continuación sin palos en sus manos. Total actuación aseada, digna y seria de un buen profesional con el mérito de no hacer nada de cara a la galería para continuar con su sello de gran técnico y campero.

Pablo Hermoso, volvía por sus fueros, toreaba genial a su primer toro e incluso pensé que estábamos en la faena del rabo en la Maestranza, hasta que llegó la suerte suprema y la desgraciada cornada a Silveti. Entonces, todo cambió y se diluyeron la esperanza por verle rematar una grandiosa obra. Vayamos por partes, a su primer toro sacó a Caviar, hijo de gigantesco Chicuelo que no duda en recibir con una media verónica abelmontada al manso de Bohórquez. La verónica se dio pero lo milagroso es que lo hizo sin nada, sin capote, con la ligereza de las manos y las patas de la montura dibujando una hoguera en el aire de la plaza. Saltó heroico Chenel, de poder a poder, ciñéndose más en cada envite haciéndose dueño de los terrenos que atronaba e incluso los del propio toro que ya no sabía que hacer. Como se enrosca al toro, a Chenel da gusto verle, como se tuerce, como besa una y otra vez en cada una de sus batidas los pasos del toro haciéndolos suyos. Ícaro se releva para seguir mirándole al toro de tú a tu, la plaza es un clamor recordando las verónicas de Chenel al que la banda aún sigue tocando por él. Pirata cambia el guiño y la mueca por la profundidad y la pureza de un estruendoso par a dos manos, libre de ataduras. Es milagroso comprobar como en centésimas de segundo llega el caballo a la misma cara del toro para después abandonarlo sin que nadie haya reparado su visita. Mal la presidencia y mal Murillo que pidió otro rejón sin necesidad, los tendidos se enfriaron. Mal juego con la espada del gran Pablo que de haber estado más acertado y llegarle antes la muerte a toro a buen seguro que hubiera cambiado la tarde aunque muchos ya vimos lo que hizo y lo que es más difícil, lo mucho que aún puede darnos. En el quinto la tragedia se cebó con Silveti, cornada gorda, profunda y al parecer limpia en el mismo estandarte de Hermoso de Mendoza. A partir de ahí el semblante de gran Pablo fue otro ante el incierto y mal toro que le correspondió en desgracia. Estaba claro que había fondeado a uno de sus mejores buques de guerra. Los debutantes: Dalí, Tiziano y Espartano pasaron rápido a un segundo plano. De los tres me quedo con el temple y habilidad del primero para salirse de la cara del toro, me recuerda al timón de un barco que cuando menos te lo esperas vira y cambia de rumbo. Pablo nos alegramos por tu vuelta y sentimos el percance, como fruto de la gran exposición que volviste a dejar patente en Sevilla.

Diego Ventura, pudo sentenciar y no lo hizo. Lo tuvo en sus manos y no golpeó al campeón en el último asalto. Triunfó numéricamente pero no tuvo la suerte o la capacidad de reventar al contrario en el último suspiro agonizante de la tarde para marcar otra vez distancia, al final bien pero aún hay dudas de su capacidad de igualar a las grandes leyendas aún vivas del toreo a caballo. Le falta la gloria y ésta aún no llega, pero llegará estoy seguro. El rabo de la inmortalidad maestrante duerme en otra finca sevillana a estas horas. Creo que en la cuadra de Ventura tiene a los mejores caballos del momento: Manzanares,Morante y Distinto, con permiso de Chenel. Nadie hace las piruetas ni tan cerca, ni tan puras, ni tan ajustadas como Manzanares; no hablemos de los célebres mordiscos con lengua de Morante, que ya para sí quisiera imprimir su garbo lascivo las caricias de Pirata. Ventura apasionó una vez más por su alegría, velocidad y exposición durante la faena al tercero de la tarde, a todas luces el peor del encierro. Con el sexto Distinto cambió la visión del toreo revolucionario de Ventura, y le aportó elasticidad y profundidad, algo así como temple y hondura a lo hora de interpretar el toreo a caballo en donde no sólo se trata de llegar al público sino el de alcanzar todas las metas de la pureza, que son: el clasicismo en la preparación, la lentitud en la ejecución y el adorno torero en la despedida. Esto lo borda Distinto y también otro caballo explosivo que tuvimos la suerte de verlo a continuación su nombre Ginés. Por cierto no quiero dejar de mencionar a una jaca torda que creo que la llama Califa y pienso que ésa tiene el secreto de poder algún día poner las banderillas a dos manos sin cabezada para obtener a todas luces el pasaporte a la inmortalidad. Ventura toma nota y anímate, nadie podrá alcanzarte en eso ni siquiera el campeón.

Ficha técnica
Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 19 de abril de 2009. Cuarto festejo de la Feria de Abril. Corrida de Rejones. En tarde espléndida de lleno en los tendidos y sin viento, se lidiaron seis toros de Fermín Bohórquez bien presentados aunque mansos y de escaso juego a excepción del segundo y cuarto que si tuvieron mayor recorrido.

- Fermín Bohórquez, dos pinchazos, tres descabellos (silencio) y bajonazo (vuelta al ruedo).
- Pablo Hermoso de Mendoza, dos rejones caídos, dos descabellos (silencio) y rejón trasero, dos pinchazos (fuerte ovación y vuelta al ruedo).
- Diego Ventura, rejonazo perfecto (oreja), rejonazo perfecto y dos descabellos (oreja), salió a pie de la plaza.

La suerte del campeón

Ignacio de Cossío
Ignacio de Cossío
lunes, 20 de abril de 2009, 06:20 h (CET)
El ambiente de Vendetta estaba servido. Ventura aplastó al gran Pablo en el último encuentro en este mismo escenario. Cartel idéntico, resultado similar el de este año aunque con algunas connotaciones bien distintas, Pablo Hermoso toreó mejor y mató peor que Diego Ventura. Las tornas se cambiaron y la verdad que pese al resultado matemático a todas luces engañoso, todo sigue en tablas, aunque bien es cierto que la distancia se disminuye poco a poco entre ambos y pronto veremos cambios en la cima, si alguien no lo remedia.

Fermín, enfermo del colon hizo el esfuerzo físico ante una ganadería la suya que no respondió a las expectativas de su encaste. Desaparecidos el son, galope, bravura y clase, a excepción de dos toros que medio cumplieron, que podríamos esperarnos de sus faenas. Lo más destacado de Bohórquez fue a lomos de Sinfonía en su primer toro, precioso caballo tordo lusitano que no duda en mirar al toro hasta el último envite para dejarse llegar el peligro hasta la punta del estribo, admirable. Pese a la clase y la sobriedad del jinete e consolida como pinchauvas en Sevilla y esto nos indica que aún lo lleva como asignatura pendiente, Fermín no se relaja en Sevilla. Con el cuarto su yegua Rubia marca un inicio muy templado, suave, cadencioso y puro. Estamos ante el toro más colaborador de la tarde y la faena nunca coge grandes vuelos, como se explica. Ni idea, preguntar a Fermín. Con el segundo caballo de capa torda y nombre Huanaco ya en pleno tercio de banderillas nos deleita el jinete jerezano con varios remates de mucha torería a un toro que desde lejos se viene al galope. Bueno el par a dos manos con el veterano Nevado pero me gustó más, por su pureza el que hizo a continuación sin palos en sus manos. Total actuación aseada, digna y seria de un buen profesional con el mérito de no hacer nada de cara a la galería para continuar con su sello de gran técnico y campero.

Pablo Hermoso, volvía por sus fueros, toreaba genial a su primer toro e incluso pensé que estábamos en la faena del rabo en la Maestranza, hasta que llegó la suerte suprema y la desgraciada cornada a Silveti. Entonces, todo cambió y se diluyeron la esperanza por verle rematar una grandiosa obra. Vayamos por partes, a su primer toro sacó a Caviar, hijo de gigantesco Chicuelo que no duda en recibir con una media verónica abelmontada al manso de Bohórquez. La verónica se dio pero lo milagroso es que lo hizo sin nada, sin capote, con la ligereza de las manos y las patas de la montura dibujando una hoguera en el aire de la plaza. Saltó heroico Chenel, de poder a poder, ciñéndose más en cada envite haciéndose dueño de los terrenos que atronaba e incluso los del propio toro que ya no sabía que hacer. Como se enrosca al toro, a Chenel da gusto verle, como se tuerce, como besa una y otra vez en cada una de sus batidas los pasos del toro haciéndolos suyos. Ícaro se releva para seguir mirándole al toro de tú a tu, la plaza es un clamor recordando las verónicas de Chenel al que la banda aún sigue tocando por él. Pirata cambia el guiño y la mueca por la profundidad y la pureza de un estruendoso par a dos manos, libre de ataduras. Es milagroso comprobar como en centésimas de segundo llega el caballo a la misma cara del toro para después abandonarlo sin que nadie haya reparado su visita. Mal la presidencia y mal Murillo que pidió otro rejón sin necesidad, los tendidos se enfriaron. Mal juego con la espada del gran Pablo que de haber estado más acertado y llegarle antes la muerte a toro a buen seguro que hubiera cambiado la tarde aunque muchos ya vimos lo que hizo y lo que es más difícil, lo mucho que aún puede darnos. En el quinto la tragedia se cebó con Silveti, cornada gorda, profunda y al parecer limpia en el mismo estandarte de Hermoso de Mendoza. A partir de ahí el semblante de gran Pablo fue otro ante el incierto y mal toro que le correspondió en desgracia. Estaba claro que había fondeado a uno de sus mejores buques de guerra. Los debutantes: Dalí, Tiziano y Espartano pasaron rápido a un segundo plano. De los tres me quedo con el temple y habilidad del primero para salirse de la cara del toro, me recuerda al timón de un barco que cuando menos te lo esperas vira y cambia de rumbo. Pablo nos alegramos por tu vuelta y sentimos el percance, como fruto de la gran exposición que volviste a dejar patente en Sevilla.

Diego Ventura, pudo sentenciar y no lo hizo. Lo tuvo en sus manos y no golpeó al campeón en el último asalto. Triunfó numéricamente pero no tuvo la suerte o la capacidad de reventar al contrario en el último suspiro agonizante de la tarde para marcar otra vez distancia, al final bien pero aún hay dudas de su capacidad de igualar a las grandes leyendas aún vivas del toreo a caballo. Le falta la gloria y ésta aún no llega, pero llegará estoy seguro. El rabo de la inmortalidad maestrante duerme en otra finca sevillana a estas horas. Creo que en la cuadra de Ventura tiene a los mejores caballos del momento: Manzanares,Morante y Distinto, con permiso de Chenel. Nadie hace las piruetas ni tan cerca, ni tan puras, ni tan ajustadas como Manzanares; no hablemos de los célebres mordiscos con lengua de Morante, que ya para sí quisiera imprimir su garbo lascivo las caricias de Pirata. Ventura apasionó una vez más por su alegría, velocidad y exposición durante la faena al tercero de la tarde, a todas luces el peor del encierro. Con el sexto Distinto cambió la visión del toreo revolucionario de Ventura, y le aportó elasticidad y profundidad, algo así como temple y hondura a lo hora de interpretar el toreo a caballo en donde no sólo se trata de llegar al público sino el de alcanzar todas las metas de la pureza, que son: el clasicismo en la preparación, la lentitud en la ejecución y el adorno torero en la despedida. Esto lo borda Distinto y también otro caballo explosivo que tuvimos la suerte de verlo a continuación su nombre Ginés. Por cierto no quiero dejar de mencionar a una jaca torda que creo que la llama Califa y pienso que ésa tiene el secreto de poder algún día poner las banderillas a dos manos sin cabezada para obtener a todas luces el pasaporte a la inmortalidad. Ventura toma nota y anímate, nadie podrá alcanzarte en eso ni siquiera el campeón.

Ficha técnica
Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 19 de abril de 2009. Cuarto festejo de la Feria de Abril. Corrida de Rejones. En tarde espléndida de lleno en los tendidos y sin viento, se lidiaron seis toros de Fermín Bohórquez bien presentados aunque mansos y de escaso juego a excepción del segundo y cuarto que si tuvieron mayor recorrido.

- Fermín Bohórquez, dos pinchazos, tres descabellos (silencio) y bajonazo (vuelta al ruedo).
- Pablo Hermoso de Mendoza, dos rejones caídos, dos descabellos (silencio) y rejón trasero, dos pinchazos (fuerte ovación y vuelta al ruedo).
- Diego Ventura, rejonazo perfecto (oreja), rejonazo perfecto y dos descabellos (oreja), salió a pie de la plaza.

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