“¡Rafa, Rafa, Rafa!” Un público apasionado gritaba y alzaba los puños en alto en estado de euforia. Aquello se venía literalmente abajo en un éxtasis colectivo sin igual. Estoy seguro de que nueve de cada diez lectores que hayan comenzado a leer este artículo estarán pensando en el punto la final de Wimbledon o de la Copa Davis del bueno de Rafa Nadal. Pero no, no, no estoy hablando de tenis, estoy hablando de… ¡Natación!

Sí, sí, han leído bien, de natación. Ocurrió hace poco, el fin de semana del 4 y 5 de abril en el Centro Acuático de Málaga, en el marco del Campeonato de España de Natación. Dicho así, no parece que la trascendencia vaya más allá de un récord nacional o similar. Pero claro, asistimos a la final de 100 metros mariposa. En la calle 4 nada un tal Rafa (no es Nadal, es de apellido Muñoz).

Y este Rafa, para que todo el mundo lo entienda, consigue hacer los dos largos de piscina en 50 segundos y 58 centésimas. La traducción de estos dígitos es la siguiente: Récord de Europa, de España y del Campeonato, Mínima para el Mundial de Roma 09 y segunda Mejor Marca de Todos los Tiempos igualada con Michael Phelps (éste les suena más, ¿no?). Se queda a 18 centésimas (sí, 18 centésimas, qué es eso en la escala del tiempo) del récord del mundo.

Es decir, que si Rafa hubiese llegado a la final olímpica y hubiese nadado exactamente como el otro día, habría compartido el oro de Pekín con Michael Phelps. Pero aún hay más: al día siguiente, el domingo, Rafa nada la semifinal de 50 mariposa por la calle 4. La expectación en Málaga es máxima. Los 800 espectadores que abarrotan la piscina se ponen de pie. Rafa ha hecho una salida submarina colosal, se coloca en cabeza, ruge la masa, toca la placa con furia y…22.43 ¡¡¡RÉCORD DEL MUNDO, RÉCORD DEL MUNDO!!!

Los que asistimos en vivo a esta proeza nos frotábamos los ojos. ¡Qué pedazo de récord del mundo! ¡Qué espectáculo el de este ‘califa cordobés de sólo 21 años! A las dos horas de la plusmarca, el chaval nadaba la final de la prueba. Similares sensaciones, histeria colectiva y… ¡22.45!. Por dos centésimas no bate de nuevo su propio récord del mundo, eso sí, le valió un “¡Uyyyyyyyyyyyy!” del graderío muy similar a las faltas pegadas al poste de Leo Messi en el Camp Nou. Natación en estado puro, vaya.

Pues sí, ya ven que no todo en la vida es fútbol y que el talento y la calidad no están reñidas con el espectáculo. Ver jugar a Messi al fútbol es un espectáculo, pero ver pilotar a Alonso también lo es, y ver jugar a Nadal igual, lo mismo que ver encestar a Gasol, que ver pedalear a Contador, que ver marcar a Torres o que ver nadar a este Rafa Muñoz, cordobés para más señas, que es un auténtico titán acuático.

Además, tenemos a otros dos plusmarquistas mundiales en activo –estos dos en piscina de 25 metros, que es algo más ‘asequible’ que en 50- Aschwin Wildeboer y Mireia Belmonte, otros dos fieras. Parecen razones más que sobradas en este auge de la natación española que se está notando en los medios de comunicación.

Muchos que no saben de qué va esto hablan, eso sí, de los bañadores milagro, como si las prendas vinieran equipadas con motor. Rafa lleva 14 años partiéndose el pecho en las piscinas como para minimizar sus marcas. De hecho fue doble campeón de Europa júnior con un bañador de la época. Un consejo, querido lector, enseñe a su hijo a nadar y háblele de ejemplos como el de Rafa Muñoz –hay vídeos en You Tube de sus hazañas-, un chico ha salido de la nada para llegar a lo más alto. No se quede siempre en los Raúl, Guti y compañía, por Dios.