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Abyecta humillación por conseguir gobernar

Pedro Sánchez el pordiosero

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Cuando Su Majestad, tras las elecciones pasadas ofreció a Mariano Rajoy, como ostentador de la fuerza más votada, pues tenía 123 escaños la posibilidad de formar Gobierno, éste, conocedor y a sabiendas de que no contaría con las adhesiones suficientes para lograrlo, declinó, pues, precavido, como es, posiblemente tuvo miedo a sufrir un descalabro que lo dejase sin posibilidad alguna para conseguirlo en otra ocasión.

La misma oferta le hizo a Pedro Sánchez que sólo contaba con 90, pero éste, aún a sabiendas de que tampoco contaba con los apoyos suficientes aceptó. ¿Engañó al Rey al decirle que sí los tenía, o, en su infinita ansia de poder y odio al PP en la persona de Mariano Rajoy, se hizo la vana ilusión de que los conseguiría.

La realidad le ha demostrado todo lo contrario. Su desmesurada pretensión le ha llevado a que, tras casi cuarenta años de democracia, haya provocado la primera investidura fallida de la misma. El fracaso ha sido escandaloso: 219 votos en contra y 131 a favor, pero su avidez de poder es infatigable e irreductible al desaliento.

Su primer e infatigable deseo es conseguir el Gobierno de España, y como consecuencia eliminar de la escena política a Mariano Rajoy por el que siente una animadversión sin límites de la cual ha hecho un asunto personal sin querer reconocer que los adversarios políticos no son enemigos, sino personas que defienden ideas distintas y que por esa razón están dispuestos a luchar por ellas, pero no llevando su empecinamiento a la resentimiento que es lo que está demostrando que siente por mariano Rajoy.

Ha vuelto a resucitar el Pacto del Tinell en el que los socialistas fueron contra el PP al que le negaron hasta el agua.

Es inasequible al desaliento y, a pesar del estruendoso fracaso conseguido, pertinaz y tozudo en su intento está llamando, mendigando, a todas las puertas suplicando una limosna que la haga conseguir su propósito.

Ya ha conseguido un frágil acuerdo con Ciudadanos y busca la anuencia de Pablo Iglesias, para, juntos los tres: el PSOE PODEMOS y CIUDADANOS, lograr un acuerdo que le permita conseguir lo que pretende.

Los programas de los dos últimos son incompatibles. Es como si quisiésemos hacer convivir el agua y el fuego, cosa imposible, pues uno eliminaría al otro.

Las principales propuestas de Ciudadanos las podemos resumir en: Inviolabilidad de la unidad de España, un pacto nacional por la educación y algunas más que no vamos a desgranar pues son de sobra conocidas.

Podemos ya sabemos de dónde viene y a dónde va. Viene de los dineros recibidos del gobierno totalitarista de Venezuela para introducir una punta de lanza en España con el fin de instaurar una cabeza de puente para introducir en Europa un régimen similar. Ya se están viendo como pululan y progresan por toda el Viejo continente los partidos populistas.

Pablo Iglesias va a acabar con la unidad de España proponiendo que haya referendos de autodeterminación en las regiones que desean independizarse. Va, en fin, a implantarnos un régimen totalitarista con un gobierno autócrata, al estilo de los regímenes comunistas en el que él sea que ejerza el poder ejecutivo, legislativo y judicial. En una palabra, acabar con nuestra democracia.

Con este individuo quiere pactar y formar gobierno el ambicioso Pedro Sánchez. Alberto Rivera ha señalado unas líneas que no se pueden traspasar que son las mismas que pretende llevar a cabo, pero Pedro Sánchez no deja de mendigarle a Pablo Iglesias que le preste su apoyo.

Iglesias acusó al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, “de estar perdido”, de no saber si está a favor o en contra de la reforma del artículo 135 de la Constitución, de no saber a qué partido apoya en Grecia y “de no saber si va a pactar o no” con el PP.

“Yo apelo a la unidad de las fuerzas del cambio, para que la próxima semana pongamos fin al gobierno de Rajoy y tengamos por fin un gobierno progresista y reformista”, ha dicho Sánchez.

Pedro Sánchez el pordiosero

Abyecta humillación por conseguir gobernar
Manuel Villegas
jueves, 14 de abril de 2016, 08:44 h (CET)
Cuando Su Majestad, tras las elecciones pasadas ofreció a Mariano Rajoy, como ostentador de la fuerza más votada, pues tenía 123 escaños la posibilidad de formar Gobierno, éste, conocedor y a sabiendas de que no contaría con las adhesiones suficientes para lograrlo, declinó, pues, precavido, como es, posiblemente tuvo miedo a sufrir un descalabro que lo dejase sin posibilidad alguna para conseguirlo en otra ocasión.

La misma oferta le hizo a Pedro Sánchez que sólo contaba con 90, pero éste, aún a sabiendas de que tampoco contaba con los apoyos suficientes aceptó. ¿Engañó al Rey al decirle que sí los tenía, o, en su infinita ansia de poder y odio al PP en la persona de Mariano Rajoy, se hizo la vana ilusión de que los conseguiría.

La realidad le ha demostrado todo lo contrario. Su desmesurada pretensión le ha llevado a que, tras casi cuarenta años de democracia, haya provocado la primera investidura fallida de la misma. El fracaso ha sido escandaloso: 219 votos en contra y 131 a favor, pero su avidez de poder es infatigable e irreductible al desaliento.

Su primer e infatigable deseo es conseguir el Gobierno de España, y como consecuencia eliminar de la escena política a Mariano Rajoy por el que siente una animadversión sin límites de la cual ha hecho un asunto personal sin querer reconocer que los adversarios políticos no son enemigos, sino personas que defienden ideas distintas y que por esa razón están dispuestos a luchar por ellas, pero no llevando su empecinamiento a la resentimiento que es lo que está demostrando que siente por mariano Rajoy.

Ha vuelto a resucitar el Pacto del Tinell en el que los socialistas fueron contra el PP al que le negaron hasta el agua.

Es inasequible al desaliento y, a pesar del estruendoso fracaso conseguido, pertinaz y tozudo en su intento está llamando, mendigando, a todas las puertas suplicando una limosna que la haga conseguir su propósito.

Ya ha conseguido un frágil acuerdo con Ciudadanos y busca la anuencia de Pablo Iglesias, para, juntos los tres: el PSOE PODEMOS y CIUDADANOS, lograr un acuerdo que le permita conseguir lo que pretende.

Los programas de los dos últimos son incompatibles. Es como si quisiésemos hacer convivir el agua y el fuego, cosa imposible, pues uno eliminaría al otro.

Las principales propuestas de Ciudadanos las podemos resumir en: Inviolabilidad de la unidad de España, un pacto nacional por la educación y algunas más que no vamos a desgranar pues son de sobra conocidas.

Podemos ya sabemos de dónde viene y a dónde va. Viene de los dineros recibidos del gobierno totalitarista de Venezuela para introducir una punta de lanza en España con el fin de instaurar una cabeza de puente para introducir en Europa un régimen similar. Ya se están viendo como pululan y progresan por toda el Viejo continente los partidos populistas.

Pablo Iglesias va a acabar con la unidad de España proponiendo que haya referendos de autodeterminación en las regiones que desean independizarse. Va, en fin, a implantarnos un régimen totalitarista con un gobierno autócrata, al estilo de los regímenes comunistas en el que él sea que ejerza el poder ejecutivo, legislativo y judicial. En una palabra, acabar con nuestra democracia.

Con este individuo quiere pactar y formar gobierno el ambicioso Pedro Sánchez. Alberto Rivera ha señalado unas líneas que no se pueden traspasar que son las mismas que pretende llevar a cabo, pero Pedro Sánchez no deja de mendigarle a Pablo Iglesias que le preste su apoyo.

Iglesias acusó al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, “de estar perdido”, de no saber si está a favor o en contra de la reforma del artículo 135 de la Constitución, de no saber a qué partido apoya en Grecia y “de no saber si va a pactar o no” con el PP.

“Yo apelo a la unidad de las fuerzas del cambio, para que la próxima semana pongamos fin al gobierno de Rajoy y tengamos por fin un gobierno progresista y reformista”, ha dicho Sánchez.

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