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La lucha por la independencia del “Sahara occidental”, además de ser una causa perdida, es un inútil despilfarro de dinero

Inútil despilfarro en el Sahara Occidental

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Como es normal en personas reaccionarias e incultas, apegadas a la intolerancia y enemigas del pluralismo, algunos partidarios de la anacrónica dictadura que los corruptos dirigentes del Frente Polisario ejercen sobre los secuestrados de los campamentos de Tinduf, leí que en mi propia columna reprochaban a este medio digital por permitirme exponer mi visión sin ambigüedades sobre la cuestión del Sahara Occidental.

Evidentemente, la verdad les duele y no han encontrado mejor defensa que el ataque personal con la misma ferocidad que caracteriza en todos sus actos a los inmisericordes, que son capaces de mantener en la indigencia y el sufrimiento a decenas de miles de seres humanos, solo para lucrar antisocialmente a través de ONG corruptas.

Como lo demuestran con sus grotescos escritos, el vilipendio es su arma principal, y consideran la ferocidad en el ataque personal como la clave para convencer a los incautos.

Esta especie es bien conocida en mi país, Paraguay, de allí que no me resultó muy difícil comprender esa realidad compartida. También en Paraguay abundan, como en el Sahara Occidental, estos grupos minoritarios que se creen genios iluminados, y que aunque se eligen a sí mismos, con tan débil respaldo popular pretenden disputar representatividad al gobierno y a las entidades legítimas.

Para quienes pretenden que Siglo XXI se autocensure negándome espacio en sus páginas digitales, les invito a leer más detenidamente otra de sus publicaciones titulada “España es el décimo país que más dinero aporta a las operaciones de paz de la ONU”.

De acuerdo con esta publicación, supuestas misiones de la ONU para “mantener la paz” en diversas latitudes del mundo, representan un presupuesto global es de 7.255 millones de euros, esto es, un 0,47% del gasto militar mundial, que asciende a 1,53 billones. Decía un famoso periodista que para dilucidar la corrupción, basta con seguirle la pista al dinero.

Los españoles que no participan del negocio de la supuesta “ayuda humanitaria” en beneficio de una dictadura en Argelia, de ONG corruptas y delegados parásitos desperdigados por el mundo entero, deberían saber que España es el décimo país del mundo que más contribuye económicamente a estas operaciones que en el Sahara Occidental llevan décadas.

Y si alguien pretende que mover un presupuesto semejante representa invariablemente realizar una obra de beneficencia, sin que nadie saque partido de tanto altruismo, tiene algún problema con la realidad.

De acuerdo con los últimos datos presupuestarios publicados respecto al tema, Estados Unidos lidera el ranking de países que más dinero aporta a las operaciones de mantenimiento de la paz, con un 28,36% del presupuesto total, por delante de Japón (10,83%), Francia (7,22%), Alemania (7,14%), Reino Unido (6,68%), China (6,64%), Italia (4,45%), Rusia (3,15%), Canadá (2,98%) y España (2,97%).

El Sahara Occidental es solo uno de los 16 lugares del mundo donde la ONU ha desplegado este tipo de operaciones, desde que inició en 1948 sus actividades. Aún así, no puede negarse que se trata de la misión más anacrónica e innecesaria de todas.

Lo afirmo sin dudas porque todo el mundo sabe que Marruecos no cederá un milímetro en la defensa de su integridad territorial, que ningún gobierno serio o poderoso del mundo respaldará la creación del estado fallido que algunos pretendían en el Sahara Occidental, que hay una solución perfectamente viable para resolver la crítica situación de los mal llamados refugiados “saharauis”, y que todo se trata de un triste e injustificado resabio de la guerra fría.

Lo único que necesita la comunidad internacional es rendirse ante la evidencia para comprender que es tiempo de liquidar el inútil despilfarro que se hace en el Sahara Occidental.

Inútil despilfarro en el Sahara Occidental

La lucha por la independencia del “Sahara occidental”, además de ser una causa perdida, es un inútil despilfarro de dinero
Luis Agüero Wagner
lunes, 11 de abril de 2016, 08:58 h (CET)
Como es normal en personas reaccionarias e incultas, apegadas a la intolerancia y enemigas del pluralismo, algunos partidarios de la anacrónica dictadura que los corruptos dirigentes del Frente Polisario ejercen sobre los secuestrados de los campamentos de Tinduf, leí que en mi propia columna reprochaban a este medio digital por permitirme exponer mi visión sin ambigüedades sobre la cuestión del Sahara Occidental.

Evidentemente, la verdad les duele y no han encontrado mejor defensa que el ataque personal con la misma ferocidad que caracteriza en todos sus actos a los inmisericordes, que son capaces de mantener en la indigencia y el sufrimiento a decenas de miles de seres humanos, solo para lucrar antisocialmente a través de ONG corruptas.

Como lo demuestran con sus grotescos escritos, el vilipendio es su arma principal, y consideran la ferocidad en el ataque personal como la clave para convencer a los incautos.

Esta especie es bien conocida en mi país, Paraguay, de allí que no me resultó muy difícil comprender esa realidad compartida. También en Paraguay abundan, como en el Sahara Occidental, estos grupos minoritarios que se creen genios iluminados, y que aunque se eligen a sí mismos, con tan débil respaldo popular pretenden disputar representatividad al gobierno y a las entidades legítimas.

Para quienes pretenden que Siglo XXI se autocensure negándome espacio en sus páginas digitales, les invito a leer más detenidamente otra de sus publicaciones titulada “España es el décimo país que más dinero aporta a las operaciones de paz de la ONU”.

De acuerdo con esta publicación, supuestas misiones de la ONU para “mantener la paz” en diversas latitudes del mundo, representan un presupuesto global es de 7.255 millones de euros, esto es, un 0,47% del gasto militar mundial, que asciende a 1,53 billones. Decía un famoso periodista que para dilucidar la corrupción, basta con seguirle la pista al dinero.

Los españoles que no participan del negocio de la supuesta “ayuda humanitaria” en beneficio de una dictadura en Argelia, de ONG corruptas y delegados parásitos desperdigados por el mundo entero, deberían saber que España es el décimo país del mundo que más contribuye económicamente a estas operaciones que en el Sahara Occidental llevan décadas.

Y si alguien pretende que mover un presupuesto semejante representa invariablemente realizar una obra de beneficencia, sin que nadie saque partido de tanto altruismo, tiene algún problema con la realidad.

De acuerdo con los últimos datos presupuestarios publicados respecto al tema, Estados Unidos lidera el ranking de países que más dinero aporta a las operaciones de mantenimiento de la paz, con un 28,36% del presupuesto total, por delante de Japón (10,83%), Francia (7,22%), Alemania (7,14%), Reino Unido (6,68%), China (6,64%), Italia (4,45%), Rusia (3,15%), Canadá (2,98%) y España (2,97%).

El Sahara Occidental es solo uno de los 16 lugares del mundo donde la ONU ha desplegado este tipo de operaciones, desde que inició en 1948 sus actividades. Aún así, no puede negarse que se trata de la misión más anacrónica e innecesaria de todas.

Lo afirmo sin dudas porque todo el mundo sabe que Marruecos no cederá un milímetro en la defensa de su integridad territorial, que ningún gobierno serio o poderoso del mundo respaldará la creación del estado fallido que algunos pretendían en el Sahara Occidental, que hay una solución perfectamente viable para resolver la crítica situación de los mal llamados refugiados “saharauis”, y que todo se trata de un triste e injustificado resabio de la guerra fría.

Lo único que necesita la comunidad internacional es rendirse ante la evidencia para comprender que es tiempo de liquidar el inútil despilfarro que se hace en el Sahara Occidental.

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