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Observo cómo con ímpetu se instalan entre nosotros una vez más
expresiones vacilantes tales como reestructuración, baja incentivada,
prejubilación y movilidad. Y la verdad es que no alcanzo a comprender la
razón de su venida cuando la recuperación económica es evidente, tanto
que perder el empleo o no llegar a últimos de mes han dejado de ser
preocupaciones ciudadanas, y que por fin los nietos asalariados están en
condiciones de pagar suntuosos viajes a sus abuelos en agradecimiento por
el auxilio prestado a ellos y a sus padres cuando la situación les vino mal
dada. En esta ocasión es el sector bancario, otra vez, el ámbito que se
estremece por causa de aquellas expresiones empujadas por otras más
sofisticadas y de sombra más alargada como son redefinición de modelo de
negocio, proceso de digitalización y búsqueda de mayor eficiencia.
En los últimos días las entidades financieras han manifestado su intención
de realizar ajustes de personal. Los entendidos dicen que al negocio
bancario no le faltan hoy dificultades. ¿Acaso la banca española es ajena a
la recuperación económica sobre la que cabalgamos? Ha bastado con que
una compañía de peso anunciara su necesidad de cerrar oficinas con el
propósito de capear el actual entorno económico y afrontar costes
regulatorios, para que otras empresas del sector también comuniquen su
sometimiento a dietas de adelgazamiento. La consigna está clara: es
preciso perder volumen redimensionando el negocio y a esos efectos
conviene eliminar grasas cerrando sucursales y despidiendo trabajadores.
Así, el banco del rojo corporativo planea el despido de 1.200 empleados.
Por su parte, el banco del toro corporativo (no el del brandy jerezano que
encontramos en botellas y carreteras, sino el que reposa sobre la silueta del
gran río castellanoleonés con cabecera en Málaga y no en Urbión) parece
competir con aquél y señala que extinguirá relación laboral con poco más de
1.120 trabajadores. Y el banco del intenso azul corporativo vaticina que
reducirá su red en nuestro país en el largo plazo. El proceso que se inicia
parece imparable: a mayor tecnología desembarcada en el ámbito de
nuestros muchos pasivos y pocos activos financieros, menor número de
profesionales de carne y hueso. El negocio bancario de relaciones humanas
da paso al negocio bancario de relaciones individuo-máquina sin dejar de
ser un negocio de proximidad. Hace algunos años Matías Prats y Olga Viza
nos presentaron la banca electrónica de la mano de la entidad naranja
aterrizada desde la tierra de origen del malogrado Johan Cruyff. Entonces,
este modelo de negocio irrumpió saludablemente en medio de una banca
muy convencional que se servía de hombres y mujeres que comercializaban
frenéticamente cualquier tipo de preferentes, subordinadas, swaps,
cláusulas suelo y otros productos en los que todos confiábamos
plenamente. Lo digital es bien recibido, pero en su justa medida.
Hoy, la armoniosa convivencia entre banca tradicional y banca digital está
saldada. Después de haber trabajado incansablemente por lograr objetivos
y afeados en las oficinas o en los juzgados por clientes engañados, el
negocio bancario ha decidido deshumanizar su modelo de actividad para
confiarlo a la gestión de las máquinas. Que se preparen los dispositivos
tecnológicos de las financieras para resolver mis quejas, mis aspavientos y
mis ofuscamientos con el mismo aplomo y eficacia que el profesional de
banca de mi calle.
La ciudad de Barcelona, en favor de una transformación fantasiosa de sí misma, siempre bajo el paraguas efectista de la ‘sostenibilidad ambiental’, como socorrida coartada ejemplificada en su más que evidente y disruptiva conversión urbanística, se le adivina en su resultado final el poco o nulo interés por conectar con las necesidades vitales de una gran mayoría y en aquellos planeamientos al servicio de las personas.
El ADN de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contendría la triple enzima trumpista (autocracia, instauración del paraíso neoliberal y retorno al "pensamiento único heteropatriarcal") y asimismo sería una "rara avis" que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional al ser una experta en las técnicas de manipulación de masas.
La inversión de inmuebles en España atrae a muchos extranjeros, por el clima mediterráneo agradable y las múltiples playas por toda su costa, lo que la convierte en un destino muy atractivo para vivir o pasar las vacaciones, esta es la razón de muchos inversores que buscan una segunda residencia o un lugar de retiro.
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