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Más de un defraudador con el culo al aire

Debajo del Panamá hay un filón

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Hay palabras que suenan a engaño y falsedad, entre ellas la palabra panamá, este sombrero caribeño conocido con el mismo nombre que el famoso canal, que une Pacifico y Atlántico, en realidad no tiene nada de panameño, suele estar elaborado en Ecuador, pero desde siempre se le ha conocido con el nombre de “panamá”, un nombre tan engañoso como la moral de todos los integrantes de esa enorme lista que, coincidiendo con la apertura del plazo para que los españolitos hagan la declaración de renta, se ha dado a conocer.

Más de once millones de documentos están en manos de un equipo periodístico que, a buen seguro, los irá filtrando poco a poco y de acuerdo con los intereses que puedan beneficiar a quien les paga, un grupo de mecenas, mayormente norteamericanos. Para ir abriendo boca han dado a conocer nombres con tirón, una serie de políticos, algún que otro jefe de estado y caras del mundo deportivo y del famoseo ya que éstos son los que más pueden mover a escándalo al gran público. Almodóvar, Messi y Pilar de Borbón, hermana y tía de reyes, han alcanzado los primeros lugares en el ranking del escándalo, aunque un escándalo con la sordina puesta ya que algunos medios de comunicación españoles arrimaron el ascua a su sardina e intentaron disimular aquellos nombres más afines.

En la larga nómina de nombres “panameños” encontramos todo tipo de gentes, pero todos con un denominador común: son personajes con una desahogada situación económica. Ellos han podido pagar los suculentos honorarios que cobran algunos bufetes de abogados para exprimir la legislación vigente en unos casos y en otros para asesorarles en la creación de empresas opacas con el fin de evadir impuestos, o pagar menos de lo que marca la legislación española, y todo para conseguir un mejor resultado en su economía, a eso algunos economistas le llaman “optimizar los impuestos”, al fin y al cabo las leyes las vienen haciendo sus amigos y cuando la ley no es suficiente el Ministro de Hacienda de turno se inventa una amnistía fiscal para que paguen mucho menos de lo que deberían haber pagado.

Con la publicación de esta lista estamos ante un periodismo al que podríamos llamar de “filtración”, simplemente lanzan ante la opinión pública una serie de nombres sin la menor investigación ni explicación de cómo amasaron su fortuna ni de dónde proceden los bienes de las opacas empresas que, después de pasar por Panamá, están en estos momentos en cualquier otro paraíso fiscal. Y aquí radica el problema, en los denominados paraísos fiscales, esos países que viven de amparar en su territorio miles de millones sin preguntarse si su procedencia es lícita.

Panamá era uno de esos países, pero hace algún tiempo España le borró de la lista para conseguir, a cambio, que unas importantes obras en la ampliación del Canal le fueran adjudicadas a un conjunto de empresas españolas en cuyos consejos de administración se sientan poderosos apellidos españoles y más de un político que, aprovechando la llamada “puerta giratoria”, pasó del escaño al mullido sillón empresarial. Hacen falta leyes mucho más severas en materia de fiscalidad, hace falta que los poderes públicos puedan controlar las salidas de capital fuera de las fronteras españolas, hace falta que, de una vez por todas, se destierre la concesión de amnistías fiscales, y hace falta que los fiscales no pacten con los defraudadores y que éstos además de pagar su deuda sean encerrados en prisión.

Y hacen falta más inspectores de Hacienda, que dejen vivir tranquilos a los trabajadores, ya les tienen controlados con sus nóminas, y se dediquen con todas sus fuerzas a perseguir el fraude fiscal, con los impuestos que se evaden no hubiera sido necesario el drástico recorte de derechos sociales que venimos sufriendo en los últimos años.

Me temo que estamos ante otro espejismo montado para entretenernos, es todo un escándalo, pero en el único país donde la gente ha salido a la calle y ha conseguido hacer dimitir a un político corrupto ha sido en Islandia. En España, en estos momentos, la gente está adormecida, nos han dormido con “cuentos” como decía León Felipe, pero ya conocemos todos los cuentos y es hora de comenzar a pedir responsabilidades. Estoy convencido que algunos Bancos han sido colaboradores necesarios en esta evasión de capitales, y todavía estoy esperando que la Casa Real dé alguna que otra explicación, y no la burda excusa de que no es lo mismo la Familia Real que la familia del Rey, al parecer la familia Borbón es aficionada a los paraísos fiscales, ahora ha sido pillada la tía del actual Rey y hermana del anterior, y hace algún tiempo supimos que Juan Carlos I durante años había tenido un capitalito en Suiza fruto de la herencia de su padre.

Ustedes y yo, ya podemos ir haciendo la declaración de Hacienda, o pagando el IVA de unas facturas que, tal vez, todavía no cobraremos hasta dentro de dos meses. Ellos, los “panameños” no tienen ese problema, les sobra el dinero para pagar excelentes asesores fiscales que exprimirán la ley para pagar menos, son ricos, no suelen trabajar en cosas en las que Hacienda les pueda controlar los ingresos, a algunos la profesión les viene de cuna e incluso hay alguna que durante años se ha dedicado a obras de caridad que, seguro, le valdrán un buen pasaporte para el cielo. Pero si todos los que durante años se han dedicado a esconder arteramente sus bienes para no pagar impuestos los hubieran abonado no haría falta para nada la caridad navideña de algunas bien pensantes damas de la nobleza y la alta sociedad. En Panamá todo es foráneo, los sombreros son de Ecuador y las empresas opacas llegan desde todo el mundo.

Debajo del Panamá hay un filón

Más de un defraudador con el culo al aire
Rafa Esteve-Casanova
jueves, 7 de abril de 2016, 01:12 h (CET)
Hay palabras que suenan a engaño y falsedad, entre ellas la palabra panamá, este sombrero caribeño conocido con el mismo nombre que el famoso canal, que une Pacifico y Atlántico, en realidad no tiene nada de panameño, suele estar elaborado en Ecuador, pero desde siempre se le ha conocido con el nombre de “panamá”, un nombre tan engañoso como la moral de todos los integrantes de esa enorme lista que, coincidiendo con la apertura del plazo para que los españolitos hagan la declaración de renta, se ha dado a conocer.

Más de once millones de documentos están en manos de un equipo periodístico que, a buen seguro, los irá filtrando poco a poco y de acuerdo con los intereses que puedan beneficiar a quien les paga, un grupo de mecenas, mayormente norteamericanos. Para ir abriendo boca han dado a conocer nombres con tirón, una serie de políticos, algún que otro jefe de estado y caras del mundo deportivo y del famoseo ya que éstos son los que más pueden mover a escándalo al gran público. Almodóvar, Messi y Pilar de Borbón, hermana y tía de reyes, han alcanzado los primeros lugares en el ranking del escándalo, aunque un escándalo con la sordina puesta ya que algunos medios de comunicación españoles arrimaron el ascua a su sardina e intentaron disimular aquellos nombres más afines.

En la larga nómina de nombres “panameños” encontramos todo tipo de gentes, pero todos con un denominador común: son personajes con una desahogada situación económica. Ellos han podido pagar los suculentos honorarios que cobran algunos bufetes de abogados para exprimir la legislación vigente en unos casos y en otros para asesorarles en la creación de empresas opacas con el fin de evadir impuestos, o pagar menos de lo que marca la legislación española, y todo para conseguir un mejor resultado en su economía, a eso algunos economistas le llaman “optimizar los impuestos”, al fin y al cabo las leyes las vienen haciendo sus amigos y cuando la ley no es suficiente el Ministro de Hacienda de turno se inventa una amnistía fiscal para que paguen mucho menos de lo que deberían haber pagado.

Con la publicación de esta lista estamos ante un periodismo al que podríamos llamar de “filtración”, simplemente lanzan ante la opinión pública una serie de nombres sin la menor investigación ni explicación de cómo amasaron su fortuna ni de dónde proceden los bienes de las opacas empresas que, después de pasar por Panamá, están en estos momentos en cualquier otro paraíso fiscal. Y aquí radica el problema, en los denominados paraísos fiscales, esos países que viven de amparar en su territorio miles de millones sin preguntarse si su procedencia es lícita.

Panamá era uno de esos países, pero hace algún tiempo España le borró de la lista para conseguir, a cambio, que unas importantes obras en la ampliación del Canal le fueran adjudicadas a un conjunto de empresas españolas en cuyos consejos de administración se sientan poderosos apellidos españoles y más de un político que, aprovechando la llamada “puerta giratoria”, pasó del escaño al mullido sillón empresarial. Hacen falta leyes mucho más severas en materia de fiscalidad, hace falta que los poderes públicos puedan controlar las salidas de capital fuera de las fronteras españolas, hace falta que, de una vez por todas, se destierre la concesión de amnistías fiscales, y hace falta que los fiscales no pacten con los defraudadores y que éstos además de pagar su deuda sean encerrados en prisión.

Y hacen falta más inspectores de Hacienda, que dejen vivir tranquilos a los trabajadores, ya les tienen controlados con sus nóminas, y se dediquen con todas sus fuerzas a perseguir el fraude fiscal, con los impuestos que se evaden no hubiera sido necesario el drástico recorte de derechos sociales que venimos sufriendo en los últimos años.

Me temo que estamos ante otro espejismo montado para entretenernos, es todo un escándalo, pero en el único país donde la gente ha salido a la calle y ha conseguido hacer dimitir a un político corrupto ha sido en Islandia. En España, en estos momentos, la gente está adormecida, nos han dormido con “cuentos” como decía León Felipe, pero ya conocemos todos los cuentos y es hora de comenzar a pedir responsabilidades. Estoy convencido que algunos Bancos han sido colaboradores necesarios en esta evasión de capitales, y todavía estoy esperando que la Casa Real dé alguna que otra explicación, y no la burda excusa de que no es lo mismo la Familia Real que la familia del Rey, al parecer la familia Borbón es aficionada a los paraísos fiscales, ahora ha sido pillada la tía del actual Rey y hermana del anterior, y hace algún tiempo supimos que Juan Carlos I durante años había tenido un capitalito en Suiza fruto de la herencia de su padre.

Ustedes y yo, ya podemos ir haciendo la declaración de Hacienda, o pagando el IVA de unas facturas que, tal vez, todavía no cobraremos hasta dentro de dos meses. Ellos, los “panameños” no tienen ese problema, les sobra el dinero para pagar excelentes asesores fiscales que exprimirán la ley para pagar menos, son ricos, no suelen trabajar en cosas en las que Hacienda les pueda controlar los ingresos, a algunos la profesión les viene de cuna e incluso hay alguna que durante años se ha dedicado a obras de caridad que, seguro, le valdrán un buen pasaporte para el cielo. Pero si todos los que durante años se han dedicado a esconder arteramente sus bienes para no pagar impuestos los hubieran abonado no haría falta para nada la caridad navideña de algunas bien pensantes damas de la nobleza y la alta sociedad. En Panamá todo es foráneo, los sombreros son de Ecuador y las empresas opacas llegan desde todo el mundo.

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Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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