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Sergio Brosa

Derecho al aborto comparado

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El derecho comparado es una disciplina del derecho que se refiere a la comparación entre diversas normativas jurídicas de países distintos y las soluciones que aplican para una misma cuestión.

La nueva ley de la interrupción del embarazo que está redactando el gobierno de ZP, se fundamenta en los diversos períodos de gestación en los que la madre puede decidir libre y espontáneamente interrumpirlo sin dar más explicaciones. Y que sea la sanidad pública quien se ocupe de llevar a cabo tal interrupción, con abstracción hecha a la posible objeción de los propios facultativos de la sanidad pública.

Se ha estado barajando la posibilidad de que una futura maternidad en una jovencita de hasta 16 años de edad, pueda ella decidir, sin más preámbulos ni permisos paternos ni intervención del padre de la criatura, la decisión de la interrupción. Tratando por igual de irresponsables a ambos miembros de la pareja y liberando por ley a lo hecho pecho. Necia forma de educar a los jóvenes en las prácticas de los adultos.

En los últimos días, aparecen en la prensa notas que se refieren a que la joven ministra de Igualdad, Viviana Aído, se está cuestionando este punto. Y no es de extrañar que la ministra se cuestione este punto y tantos otros del proyecto de ley, pues su propia juventud y trayectoria profesional le embargan la perspectiva histórica imprescindible para que, en unión de los conocimientos de los que carece en esta y tantas otras materias propias de su departamento, le asalten las dudas, después de haber lanzado las campanas al vuelo, entre miembros y miembras.

Leire Pajín, Secretaria de Organización del PSOE, otra joven dirigente socialista, justifica esa ley en embrión avanzado, con argumentos propios del derecho comparado y porque la actual ley tiene ya 25 años.

Más años de vigencia tiene la Constitución y no por ello es motivo de revisión, todo y con haber demostrado que ha quedado trasnochada en muchos aspectos. Algunos de ellos propios del Ministerio de Igualdad, cual es el actual sistema de sucesión de la Corona.

Y ni que decir tiene, si comparamos nuestra Constitución con la de nuestro entorno, encontraremos muchos argumentos para acometer una revisión en profundidad, pues de las condiciones democráticas prendidas con alfileres que propiciaron su alumbramiento, como una ley de consenso entre todas las sensibilidades políticas entonces dominantes, se ha pasado a una partitocracia o cleptocracia, como ha calificado Félix de Azúa a la situación política actual que es precisamente el freno a la revisión de la Constitución.

No deja de sorprender que para defender una ley populista como pueda ser la de interrupción voluntaria del embarazo se eche mano de la antigüedad de la vigente ley y lo que hacen los países de nuestro entorno y no se utilice el mismo argumento para acometer los graves problemas que acucian hoy a nuestro país.

En efecto, los países de nuestro entorno europeo empezaron a poner remedios a la inminencia de la crisis económica, mientras aquí “no existía crisis alguna” y seguía sin ponerse coto a tanto desmán constructor y libérrima política financiera.

Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y otros han habilitado medidas serias y formales encaminadas a la consecución de empleo y no tienen la tasa de paro de España ni de lejos.

Han habilitado también las medidas necesarias para evitar en el futuro inmediato la dependencia energética de países terceros, al tiempo que se favorece el control de la emisión de gases de efecto invernadero, tomando la valiente decisión de volver a la energía nuclear, dadas la moderna tecnología, la mayor seguridad de las instalaciones y el superior control de los residuos. Apoyando en paralelo el avance tecnológico de energías renovables, como el biodiesel y otras, hoy antieconómicas.

Pero estas medidas pueden no ser populares y esta es la única razón por la que son descartadas por ZP que necesita darse baños de multitudes incondicionales aunque las cosas no se resuelvan y más ahora que el PSOE se encuentra en absoluta minoría en el Congreso. Aunque eso sí, no ha podido resistir la tentación del viaje relámpago a la Cumbre de Líderes Progresistas en Viña del Mar, para entregar la carta al paje real, Joe Biden, del rey mago Obama. Y decirle de paso, que la decisión de retirar las tropas españolas de Kosovo fue largamente meditada; unos diez minutos, el tiempo que le lleva escribir: nos vamos. Pero que no ha de preocuparse, que enviará más tropas a Afganistán si el mago Obama así lo quiere.

Y todo esto se sucede a un irreflexivo ritmo de vértigo e improvisación desde el mismo día de su toma de posesión en su primera legislatura con la retirada de las tropas de Irak, hasta lo más reciente: las niñas de 16 años embarazadas deciden por si la interrupción; o no. Las tropas españolas se retiran de Kosovo. El viaje de ZP a Viña del Mar.

El mismo vértigo que nos produce la intensa jaqueca de todo en su conjunto. Y encima, hemos de seguir con nuestra vida y compromisos por nuestra propia responsabilidad. Algo habrá que hacer a este respecto y pronto.

Derecho al aborto comparado

Sergio Brosa
Sergio Brosa
martes, 31 de marzo de 2009, 11:10 h (CET)
El derecho comparado es una disciplina del derecho que se refiere a la comparación entre diversas normativas jurídicas de países distintos y las soluciones que aplican para una misma cuestión.

La nueva ley de la interrupción del embarazo que está redactando el gobierno de ZP, se fundamenta en los diversos períodos de gestación en los que la madre puede decidir libre y espontáneamente interrumpirlo sin dar más explicaciones. Y que sea la sanidad pública quien se ocupe de llevar a cabo tal interrupción, con abstracción hecha a la posible objeción de los propios facultativos de la sanidad pública.

Se ha estado barajando la posibilidad de que una futura maternidad en una jovencita de hasta 16 años de edad, pueda ella decidir, sin más preámbulos ni permisos paternos ni intervención del padre de la criatura, la decisión de la interrupción. Tratando por igual de irresponsables a ambos miembros de la pareja y liberando por ley a lo hecho pecho. Necia forma de educar a los jóvenes en las prácticas de los adultos.

En los últimos días, aparecen en la prensa notas que se refieren a que la joven ministra de Igualdad, Viviana Aído, se está cuestionando este punto. Y no es de extrañar que la ministra se cuestione este punto y tantos otros del proyecto de ley, pues su propia juventud y trayectoria profesional le embargan la perspectiva histórica imprescindible para que, en unión de los conocimientos de los que carece en esta y tantas otras materias propias de su departamento, le asalten las dudas, después de haber lanzado las campanas al vuelo, entre miembros y miembras.

Leire Pajín, Secretaria de Organización del PSOE, otra joven dirigente socialista, justifica esa ley en embrión avanzado, con argumentos propios del derecho comparado y porque la actual ley tiene ya 25 años.

Más años de vigencia tiene la Constitución y no por ello es motivo de revisión, todo y con haber demostrado que ha quedado trasnochada en muchos aspectos. Algunos de ellos propios del Ministerio de Igualdad, cual es el actual sistema de sucesión de la Corona.

Y ni que decir tiene, si comparamos nuestra Constitución con la de nuestro entorno, encontraremos muchos argumentos para acometer una revisión en profundidad, pues de las condiciones democráticas prendidas con alfileres que propiciaron su alumbramiento, como una ley de consenso entre todas las sensibilidades políticas entonces dominantes, se ha pasado a una partitocracia o cleptocracia, como ha calificado Félix de Azúa a la situación política actual que es precisamente el freno a la revisión de la Constitución.

No deja de sorprender que para defender una ley populista como pueda ser la de interrupción voluntaria del embarazo se eche mano de la antigüedad de la vigente ley y lo que hacen los países de nuestro entorno y no se utilice el mismo argumento para acometer los graves problemas que acucian hoy a nuestro país.

En efecto, los países de nuestro entorno europeo empezaron a poner remedios a la inminencia de la crisis económica, mientras aquí “no existía crisis alguna” y seguía sin ponerse coto a tanto desmán constructor y libérrima política financiera.

Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y otros han habilitado medidas serias y formales encaminadas a la consecución de empleo y no tienen la tasa de paro de España ni de lejos.

Han habilitado también las medidas necesarias para evitar en el futuro inmediato la dependencia energética de países terceros, al tiempo que se favorece el control de la emisión de gases de efecto invernadero, tomando la valiente decisión de volver a la energía nuclear, dadas la moderna tecnología, la mayor seguridad de las instalaciones y el superior control de los residuos. Apoyando en paralelo el avance tecnológico de energías renovables, como el biodiesel y otras, hoy antieconómicas.

Pero estas medidas pueden no ser populares y esta es la única razón por la que son descartadas por ZP que necesita darse baños de multitudes incondicionales aunque las cosas no se resuelvan y más ahora que el PSOE se encuentra en absoluta minoría en el Congreso. Aunque eso sí, no ha podido resistir la tentación del viaje relámpago a la Cumbre de Líderes Progresistas en Viña del Mar, para entregar la carta al paje real, Joe Biden, del rey mago Obama. Y decirle de paso, que la decisión de retirar las tropas españolas de Kosovo fue largamente meditada; unos diez minutos, el tiempo que le lleva escribir: nos vamos. Pero que no ha de preocuparse, que enviará más tropas a Afganistán si el mago Obama así lo quiere.

Y todo esto se sucede a un irreflexivo ritmo de vértigo e improvisación desde el mismo día de su toma de posesión en su primera legislatura con la retirada de las tropas de Irak, hasta lo más reciente: las niñas de 16 años embarazadas deciden por si la interrupción; o no. Las tropas españolas se retiran de Kosovo. El viaje de ZP a Viña del Mar.

El mismo vértigo que nos produce la intensa jaqueca de todo en su conjunto. Y encima, hemos de seguir con nuestra vida y compromisos por nuestra propia responsabilidad. Algo habrá que hacer a este respecto y pronto.

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