Más allá de entrar en consideración subjetivas y cábalas de toda índole, es preciso matizar que el voto útil no existe, debido a la total utilidad de cada uno de los votos emitidos por los ciudadanos y ciudadanas de cualquier lugar del mundo.

Cuando escuchamos el vocablo o la expresión “voto útil”, sabemos que detrás de él hay un objetivo claro y pudiéndose dilucidar un escenario electoral cercano. Como no, esta expresión la hemos escuchado hasta hartarnos en las últimas elecciones vascas. Y ahora, tan sólo 20 días después vuelve a retumbar en nuestras cabezas. Pues sí señores, en junio tenemos elecciones, elecciones al Parlamento Europeo.

La afirmación de la existencia del “voto útil”, más allá de ser una falacia en toda regla, interpreta el deseo de convertir a nuestra sociedad en un bipartidismo deleznable. Aunar apoyos y fuerzas en torno a la creación de dos grandes polos opuestos que a la vez que se desprestigian y se difaman, entran en un juego vicioso y de alternancia para la conquista del poder (entendido el poder como fin último).

Poniendo un sencillo ejemplo, un juego de mesa en el que participan 4 o más jugadores; los más fuertes, a priori, se alían con el objetivo de “erradicar” del mapa al resto de jugadores con el “pacto tácito” de repartirse a posteriori entre ellos dos el famoso “botín del juego”. Estos dos últimos jugadores son conscientes de que tendrán que rivalizar, una vez “erradicados” el resto de jugadores, entre ellos por la consecución del fin último: el poder.

Esta lectura, que a muchos les puede parecer como sacada de una novela histórica, es una de las lecturas más objetivas que se puede hacer desde la Politología al campo práctico y real de la política actual.

Ciñéndonos a un caso práctico, los resultados que apreciamos, o al menos que están ahí para ser analizados sin que nos demos cuenta de que están sucediendo, son infinitos. Si analizamos las últimas elecciones vascas visualizamos claramente esta situación. El PNV, y su candidato Ibarretxe han arrastrado al “coma político” a una formación como EA, tocando únicamente la tecla del “voto útil”. Incluso, la posible, coalición post-electoral entre PSOE y PP, hizo al PNV claro destinatario de votos abertzales como único “freno” político posible a dicha coalición.

Podemos coger otro ejemplo. Si analizamos las últimas elecciones estatales (marzo de 2008), visualizaremos el mismo “caso de estudio”. Los dos grandes partidos estatales, el PSOE y el PP, se enzarzaron conjuntamente en el camino del voto útil, con la intención de allanar su dulce camino y llevar al “coma político” a más de una formación política, como puede ser el caso de Izquierda Unida (IU) o la nueva marca Unión, Progreso y Democracia (UPyD).

De cara a las elecciones al Parlamento Europeo de junio, la tecla del “voto útil” ya ha sido activada de nuevo por un partido político. Bajo mi opinión, el partido político que active primero esta tecla tiene mayores posibilidades de llevar a cabo con éxito su estrategia, debido a que la propagación de este mensaje es muy rápida y sobretodo se realiza de forma inconsciente y sin argumentos.

Cuando digo sin argumentos, baso mi teoría en que la afirmación de la existencia del “voto útil”, carece de objetividad y pasa a ser una premisa completamente subjetiva. Por tanto es muy difícil buscar argumentos refutables a una verdad subjetiva, precisamente por eso, porque es subjetiva. Cuando un argumento es subjetivo, su refutación se vuelve mucho más complicada, simplemente porque desde el punto de vista politológico las opiniones no son “ciencia” y no entran en ese campo. Refutar una afirmación que no tiene ni pies ni cabeza puede parecer fácil, pero “destapada” es facilidad previa y engañosa topamos con una asimilación ideológica profunda que te hace prácticamente imposible refutar sus argumentos con éxito.

Por esta razón digo que quien lanza primero el discurso del “voto útil”, capta “adeptos” desde el primer momento, sin que ellos mismos sean conscientes de haber interiorizado como natural dicho discurso. Evidentemente tendríamos que contabilizar la permeabilidad de ese mensaje, los mecanismos de propagación de los que dispone y el comportamiento de cada sociedad frente a una situación diferenciada. Al fin de al cabo, estos son en gran medida los elementos que determinan una situación de “oportunidad política”.

A finales de marzo de 2009 el Partido Popular ha sido el primero en lanzar el primer envite para las elecciones europeas, argumentando que él es la única formación útil para frenar a Zapatero y los socialistas, manifestando a la vez, que el partido de Rosa Diez, UPyD, no representa en ningún momento la opción del voto útil, para hacer frente al PSOE.

Ya tenemos articulada una campaña, donde el PP sabe que UPyD le restará votos y a la postre, posiblemente escaños. Estamos en una campaña donde el PP debe defender su posición de oposición férrea y fuerte al Gobierno de Zapatero; crear en las conciencias de todos los ciudadanos y ciudadanas, que son los únicos capaces de cambiar la situación y mejorarla. Es decir un cara a cara con Zapatero y los socialistas, sabiendo de antemano que por “abajo” le crecen los “enanos” (UPyD).

Si se disputan el pastel entre ellos, un juego entre dos... ¿cómo pueden llegar a pactar en Euskadi? ... la avaricia rompe el saco.