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Javier G. Gens

El largo y cálido partido

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Épico/a. La Real Academia Española de la Lengua es muy clara a este respecto: “perteneciente o relativo a la epopeya o a la poesía heroica”, y también, “cultivador de este género de poesía”.

El derby catalán (Ricoh Manresa-Regal FC Barcelona), disputado la pasada jornada, fue, sin duda alguna, toda una hazaña que entra, por méritos propios, en la historia del baloncesto español, principalmente, por dos motivos: la gran cantidad de récords firmados por varios jugadores y también por las cuatro prórrogas disputadas (122-117), además del tiempo reglamentario. Toda una auténtica proeza que no recuerdan los más ancianos del lugar.

Nervios, emociones, incertidumbre y tensión, mucha tensión, dejaban paso a una explosión de éxtasis y a un cansancio extremo que se iba palpando, notando y sintiendo en cada fila del Nou Congost. Semanas antes, los espectadores del Syracuse-Connecticut disfrutaron de más de tres horas de baloncesto en estado puro, sin importarle si la comida estaba más que fría. Casualidades de la vida... y también del baloncesto.

El largo y cálido partido

Javier G. Gens
Javier G. Gens
domingo, 29 de marzo de 2009, 05:48 h (CET)
Épico/a. La Real Academia Española de la Lengua es muy clara a este respecto: “perteneciente o relativo a la epopeya o a la poesía heroica”, y también, “cultivador de este género de poesía”.

El derby catalán (Ricoh Manresa-Regal FC Barcelona), disputado la pasada jornada, fue, sin duda alguna, toda una hazaña que entra, por méritos propios, en la historia del baloncesto español, principalmente, por dos motivos: la gran cantidad de récords firmados por varios jugadores y también por las cuatro prórrogas disputadas (122-117), además del tiempo reglamentario. Toda una auténtica proeza que no recuerdan los más ancianos del lugar.

Nervios, emociones, incertidumbre y tensión, mucha tensión, dejaban paso a una explosión de éxtasis y a un cansancio extremo que se iba palpando, notando y sintiendo en cada fila del Nou Congost. Semanas antes, los espectadores del Syracuse-Connecticut disfrutaron de más de tres horas de baloncesto en estado puro, sin importarle si la comida estaba más que fría. Casualidades de la vida... y también del baloncesto.

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