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Sin salud no hay calidad de vida

El arte de medir la calidad de vida

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Buenos días! Hoy empiezo una nueva semana de trabajo, los cinco días anteriores han sido festivos en esta zona del planeta (Valencia – España) y como puedes comprobar no he escrito ni una palabra. Estos días “festivos” he estado reflexionando mucho, además de trabajar unas 20 horas en temas estratégicos, y he podido llegar a algunas conclusiones interesantes sobre la forma de medir la calidad de vida. Una conclusión interesante es que si no hubiera trabajado ni un minuto ¡también habría mejorado esa calidad de vida!

Por cierto, este viernes y sábado estaré en Madrid en un programa para la Universidad de Alcalá y el domingo vamos a Santiago de Compostela durante toda la semana siguiente, ya que trabajaré con una empresa nacional potenciando su red de ventas, en una de esas semanas de semivacaciones, en las que las mañanas las dedicaremos a trabajar intensamente (6 horas ininterrumpidas) y las tardes a pasear por tan romántica ciudad, comer bien y dormir de cine.

Qué determina la calidad de vida
Es una pregunta muy amplia y para cada persona es distinta. Siguiendo la teoría de las necesidades crecientes, lo que determina tu calidad de vida es el siguiente escalón. Es decir, si no tengo nunca vacaciones, mi calidad de vida será el día en que tenga un par de semanas anuales de vacaciones. Sin embargo cuando las haya conseguido querré cuatro.

Pero más allá de esto, hay ciertos indicadores que en una sociedad desarrollada como la nuestra, podríamos decir que son importantes para decir aquello de que tienes la calidad de vida que necesitas. Hoy me gustaría hablarte de los míos, que seguramente se parecerán mucho a los tuyos.

La horas y la calidad del sueño
Desde Septiembre del año pasado estoy siendo muy rígido con las horas de sueño que necesito. En ocasiones, he dormido de media unas 6:30 horas y me he encontrado hecho polvo cuando llegaba el viernes.

Si eres de los que les gusta despertarse pronto para hacer muchas cosas antes de empezar el día formalmente, tienes que ser más serio con la hora de irte a la cama. Mi hora normal de despertarme es a las 6:00, por lo que a las 22:30 tengo que estar en la cama para dormir las 7:30horas de sueño que necesito para estar al 100%. A Belén la llevo loca, según pasa el tiempo va viendo como esta hora se reduce cada vez más, me conoció acostándome a las 00:00 y va viendo como me voy haciendo mayor por momentos. Mi última propuesta es empezar a acostarnos a las 22:00, ya veremos si lo consigo 😉

Ahora segun la Jawbone Up3 (de esta última adquisición te hablaré en breve) duermo unas 6:40 horas de sueño efectivo de media, porque no siempre que estás en la cama estás durmiendo (no pienses mal!), sino que estás durmiéndote o te has desvelado por cualquier motivo.

La hora en la que terminas de trabajar
No me importa tanto a qué hora empiezas sino a qué hora acabas. Veo que las personas pierden de vista su vida cuando acostumbran a trabajar hasta las 20:00 la mayor parte de los días, sin poder dedicar el tiempo que necesitan a sus hijos, familia, ocio o amigos.

Si esto lo viera un alemán se tiraría de los pelos. Aunque si viera las dos horas de parón productivo que hacemos a mediodía le daría un infarto.

En realidad el parón del mediodía no aporta nada, más que esa sensación de…. “Vaya, enseguida hay que volver a trabajar”. Sin embargo, si consiguiéramos una jornada más intensiva, mejorarían casi todos nuestros indicadores. Haríamos más deporte, seríamos más productivos y nuestras familias nos conocerían más… porque al ritmo que vamos tus hijos se van a olvidar de cómo te llamas.

El reto es acabar a las 17:00h, este va a ser mi reto para el 2018, sé que va a ser difícil, pero este año empiezo haciendo que sea realidad algunos días al mes. Y en el 2018 esto será una realidad el 80% de los días.

La hora de empezar no me importa tanto, desde las 7:30 hasta las 17:00 horas podría ser una buena jornada, con 45mins-1 hora para comer.

La hora de finalizar el día de trabajo tendría que ser sagrada, porque luego empieza tu vida.

El estado de tu salud
Para medir la calidad de vida, tenemos que saber que sólo la tendrás si tienes un ingrediente fundamental: salud.

Sin salud no hay calidad de vida.

En ocasiones queremos sentirnos bien con la salud por los suelos. Sin hacer prácticamente nada de ejercicio, con un sobrepeso acuciante, con el colesterol por las nubes… Algo que es muy difícil porque dependes también de tu cuerpo para sentir sensación de felicidad y satisfacción. Para ello, tanto tu cerebro necesita toda la serotonina que aporta el deporte, como tus músculos la vitalidad, como tu mente la sensación de que te sientes a gusto contigo mismo/a.

Es un tópico, pero muévete más y serás más feliz. Y no lo hagas regularmente, hazlo todos los días, aunque sea poco.

Me parece muy difícil llevar una vida poco saludable en términos de alimentación y ejercicio y sentirse realmente bien. Es una comunicación en ambas direcciones, cuando te sientes bien haces ejercicio y te alimentas bien, y cuando haces ejercicio y te alimentas bien, te sientes bien.

Seguridad financiera
Yo no sé tú, pero a me preocupa mucho el futuro. Soy de los que siempre está mirando a un par de años vista, que quiere tener todo asegurado. Ingresos suficientes, ahorros económicos, y más o menos garantías de que podría estar unos años sin trabajar y no pasaría nada.

Creo que el dinero no da la felicidad, pero ayuda (mucho). En la medida en que tus finanzas van bien y sientes que todo está más o menos asegurado, aumentan tus grados de libertad.

Puedes irte de ese trabajo que tanto te perjudica, decir que no a muchos clientes, salir de relaciones tóxicas, cambiar de casa, permitirte algunos gastos extra, caprichos, homenajes…

El sistema actual es un poco una trampa, de la que si no sales… te ves bastante atrapado. Se te vende una vida en la que necesitas una casa, dos coches, 4 móviles (para ti, tu pareja, y tus dos hijos), dos tablets, tres ordenadores, educación de calidad, clases de inglés, gimnasio, etcétera… con un sueldo que no llega a cumplir todas esas expectativas.

Al final se genera una tensión entre lo que ingresas y lo que necesitas mensualmente para llevar esa calidad de vida. Y sufres pero bien.

Solución: o reduces tus gastos al máximo y aprendes a vivir mejor con menos, o hackeas al sistema y te sales de esa rueda, pudiendo multiplicar tus resultados y tus ingresos.

Hace años que opté por la segunda opción, hackear todo lo hackeable para conseguir muchos resultados, y muchos ingresos.

Tus buenas prácticas
En la medida en la que adquieres nuevos hábitos para mejorar tu calidad de vida, mejora tu felicidad instantáneamente. Meditar, relajarte, recibir un masaje, salir a pasear cada día…

Los hábitos se incorporan poco a poco a tu día a día. No es necesario que vayas muy deprisa, sólo que te comprometas con una pequeña cosa para mañana mismo. Y repetirlo durante los 66 días que nos dicen las investigaciones (lo de los 21 días no es tan acertado como creíamos).

Además, no hay que querer hacerlo todo al mismo tiempo, bastará un hábito después de otro. Empezar a meditar diariamente me llevó un tiempo, pero una vez adquirido ya no es un hábito, forma parte de mi vida.

En los últimos días estoy repitiendo la rutina cada día (sin excusas) de beber agua con limón nada más empezar el día, algo que mejora mi sistema inmunológico, equilibra el PH, me da energía y unas cuántas cosas más ¡Ya te contaré si llego a los 66 días!

Tus relaciones con los demás
Somos seres gregarios, lo quieras o no. Y si tu día a día no te da el tiempo que necesitas para quedar con un amigo, o compartir con los tuyos es porque algo falla en tu vida. En los demás nos miramos y nos vemos reflejados, compartimos sus penas, alegrías y proyectos, y nos sentimos parte de un todo mucho mayor que nosotros mismos.

Si no estás viendo crecer a tus hijos, te sientes demasiado cansado o no estás sientiéndote libre, es porque algo falla en tu vida.

En la medida en la que compartes una buena parte de tu vida con relaciones saludables (puntualizo esto porque no todas las relaciones que tienes con tus amigos o familia son saludables), mejora tu calidad de vida.

El próximo 14 de Abril estaré en este seminario junto con unas 30 empresas y profesionales como tú, mejorando su calidad de vida y su capacidad para tener éxito. Allí espero transmitirte todo lo que he aprendido (fallando y acertando) sobre cómo hacer más con menos: cómo organizarte, como priorizar y cómo sacar el máximo partido de tu jornada de trabajo para mejorar tu productividad (y ser más feliz). Prometo ser concreto y dar el 120% de mi ese día.

Además, podrás comprar cualquiera de mis libros, dedicado, ¡eso sí!

El arte de medir la calidad de vida

Sin salud no hay calidad de vida
César Piqueras
miércoles, 30 de marzo de 2016, 00:48 h (CET)
Buenos días! Hoy empiezo una nueva semana de trabajo, los cinco días anteriores han sido festivos en esta zona del planeta (Valencia – España) y como puedes comprobar no he escrito ni una palabra. Estos días “festivos” he estado reflexionando mucho, además de trabajar unas 20 horas en temas estratégicos, y he podido llegar a algunas conclusiones interesantes sobre la forma de medir la calidad de vida. Una conclusión interesante es que si no hubiera trabajado ni un minuto ¡también habría mejorado esa calidad de vida!

Por cierto, este viernes y sábado estaré en Madrid en un programa para la Universidad de Alcalá y el domingo vamos a Santiago de Compostela durante toda la semana siguiente, ya que trabajaré con una empresa nacional potenciando su red de ventas, en una de esas semanas de semivacaciones, en las que las mañanas las dedicaremos a trabajar intensamente (6 horas ininterrumpidas) y las tardes a pasear por tan romántica ciudad, comer bien y dormir de cine.

Qué determina la calidad de vida
Es una pregunta muy amplia y para cada persona es distinta. Siguiendo la teoría de las necesidades crecientes, lo que determina tu calidad de vida es el siguiente escalón. Es decir, si no tengo nunca vacaciones, mi calidad de vida será el día en que tenga un par de semanas anuales de vacaciones. Sin embargo cuando las haya conseguido querré cuatro.

Pero más allá de esto, hay ciertos indicadores que en una sociedad desarrollada como la nuestra, podríamos decir que son importantes para decir aquello de que tienes la calidad de vida que necesitas. Hoy me gustaría hablarte de los míos, que seguramente se parecerán mucho a los tuyos.

La horas y la calidad del sueño
Desde Septiembre del año pasado estoy siendo muy rígido con las horas de sueño que necesito. En ocasiones, he dormido de media unas 6:30 horas y me he encontrado hecho polvo cuando llegaba el viernes.

Si eres de los que les gusta despertarse pronto para hacer muchas cosas antes de empezar el día formalmente, tienes que ser más serio con la hora de irte a la cama. Mi hora normal de despertarme es a las 6:00, por lo que a las 22:30 tengo que estar en la cama para dormir las 7:30horas de sueño que necesito para estar al 100%. A Belén la llevo loca, según pasa el tiempo va viendo como esta hora se reduce cada vez más, me conoció acostándome a las 00:00 y va viendo como me voy haciendo mayor por momentos. Mi última propuesta es empezar a acostarnos a las 22:00, ya veremos si lo consigo 😉

Ahora segun la Jawbone Up3 (de esta última adquisición te hablaré en breve) duermo unas 6:40 horas de sueño efectivo de media, porque no siempre que estás en la cama estás durmiendo (no pienses mal!), sino que estás durmiéndote o te has desvelado por cualquier motivo.

La hora en la que terminas de trabajar
No me importa tanto a qué hora empiezas sino a qué hora acabas. Veo que las personas pierden de vista su vida cuando acostumbran a trabajar hasta las 20:00 la mayor parte de los días, sin poder dedicar el tiempo que necesitan a sus hijos, familia, ocio o amigos.

Si esto lo viera un alemán se tiraría de los pelos. Aunque si viera las dos horas de parón productivo que hacemos a mediodía le daría un infarto.

En realidad el parón del mediodía no aporta nada, más que esa sensación de…. “Vaya, enseguida hay que volver a trabajar”. Sin embargo, si consiguiéramos una jornada más intensiva, mejorarían casi todos nuestros indicadores. Haríamos más deporte, seríamos más productivos y nuestras familias nos conocerían más… porque al ritmo que vamos tus hijos se van a olvidar de cómo te llamas.

El reto es acabar a las 17:00h, este va a ser mi reto para el 2018, sé que va a ser difícil, pero este año empiezo haciendo que sea realidad algunos días al mes. Y en el 2018 esto será una realidad el 80% de los días.

La hora de empezar no me importa tanto, desde las 7:30 hasta las 17:00 horas podría ser una buena jornada, con 45mins-1 hora para comer.

La hora de finalizar el día de trabajo tendría que ser sagrada, porque luego empieza tu vida.

El estado de tu salud
Para medir la calidad de vida, tenemos que saber que sólo la tendrás si tienes un ingrediente fundamental: salud.

Sin salud no hay calidad de vida.

En ocasiones queremos sentirnos bien con la salud por los suelos. Sin hacer prácticamente nada de ejercicio, con un sobrepeso acuciante, con el colesterol por las nubes… Algo que es muy difícil porque dependes también de tu cuerpo para sentir sensación de felicidad y satisfacción. Para ello, tanto tu cerebro necesita toda la serotonina que aporta el deporte, como tus músculos la vitalidad, como tu mente la sensación de que te sientes a gusto contigo mismo/a.

Es un tópico, pero muévete más y serás más feliz. Y no lo hagas regularmente, hazlo todos los días, aunque sea poco.

Me parece muy difícil llevar una vida poco saludable en términos de alimentación y ejercicio y sentirse realmente bien. Es una comunicación en ambas direcciones, cuando te sientes bien haces ejercicio y te alimentas bien, y cuando haces ejercicio y te alimentas bien, te sientes bien.

Seguridad financiera
Yo no sé tú, pero a me preocupa mucho el futuro. Soy de los que siempre está mirando a un par de años vista, que quiere tener todo asegurado. Ingresos suficientes, ahorros económicos, y más o menos garantías de que podría estar unos años sin trabajar y no pasaría nada.

Creo que el dinero no da la felicidad, pero ayuda (mucho). En la medida en que tus finanzas van bien y sientes que todo está más o menos asegurado, aumentan tus grados de libertad.

Puedes irte de ese trabajo que tanto te perjudica, decir que no a muchos clientes, salir de relaciones tóxicas, cambiar de casa, permitirte algunos gastos extra, caprichos, homenajes…

El sistema actual es un poco una trampa, de la que si no sales… te ves bastante atrapado. Se te vende una vida en la que necesitas una casa, dos coches, 4 móviles (para ti, tu pareja, y tus dos hijos), dos tablets, tres ordenadores, educación de calidad, clases de inglés, gimnasio, etcétera… con un sueldo que no llega a cumplir todas esas expectativas.

Al final se genera una tensión entre lo que ingresas y lo que necesitas mensualmente para llevar esa calidad de vida. Y sufres pero bien.

Solución: o reduces tus gastos al máximo y aprendes a vivir mejor con menos, o hackeas al sistema y te sales de esa rueda, pudiendo multiplicar tus resultados y tus ingresos.

Hace años que opté por la segunda opción, hackear todo lo hackeable para conseguir muchos resultados, y muchos ingresos.

Tus buenas prácticas
En la medida en la que adquieres nuevos hábitos para mejorar tu calidad de vida, mejora tu felicidad instantáneamente. Meditar, relajarte, recibir un masaje, salir a pasear cada día…

Los hábitos se incorporan poco a poco a tu día a día. No es necesario que vayas muy deprisa, sólo que te comprometas con una pequeña cosa para mañana mismo. Y repetirlo durante los 66 días que nos dicen las investigaciones (lo de los 21 días no es tan acertado como creíamos).

Además, no hay que querer hacerlo todo al mismo tiempo, bastará un hábito después de otro. Empezar a meditar diariamente me llevó un tiempo, pero una vez adquirido ya no es un hábito, forma parte de mi vida.

En los últimos días estoy repitiendo la rutina cada día (sin excusas) de beber agua con limón nada más empezar el día, algo que mejora mi sistema inmunológico, equilibra el PH, me da energía y unas cuántas cosas más ¡Ya te contaré si llego a los 66 días!

Tus relaciones con los demás
Somos seres gregarios, lo quieras o no. Y si tu día a día no te da el tiempo que necesitas para quedar con un amigo, o compartir con los tuyos es porque algo falla en tu vida. En los demás nos miramos y nos vemos reflejados, compartimos sus penas, alegrías y proyectos, y nos sentimos parte de un todo mucho mayor que nosotros mismos.

Si no estás viendo crecer a tus hijos, te sientes demasiado cansado o no estás sientiéndote libre, es porque algo falla en tu vida.

En la medida en la que compartes una buena parte de tu vida con relaciones saludables (puntualizo esto porque no todas las relaciones que tienes con tus amigos o familia son saludables), mejora tu calidad de vida.

El próximo 14 de Abril estaré en este seminario junto con unas 30 empresas y profesionales como tú, mejorando su calidad de vida y su capacidad para tener éxito. Allí espero transmitirte todo lo que he aprendido (fallando y acertando) sobre cómo hacer más con menos: cómo organizarte, como priorizar y cómo sacar el máximo partido de tu jornada de trabajo para mejorar tu productividad (y ser más feliz). Prometo ser concreto y dar el 120% de mi ese día.

Además, podrás comprar cualquiera de mis libros, dedicado, ¡eso sí!

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