Pasada la Semana Santa el tiempo político sigue su inevitable transcurrir hasta formar nuevo gobierno o ir de nuevo a las urnas; las dos posibilidades no son de recibo para una buena parte de la ciudadanía, parte, por cierto, en la que me encuentro.
Y aunque la afirmación realizada pueda parecer una broma más, les aseguro que lo digo con total seriedad. Estamos muy bien como estamos con el Gobierno en funciones, con nuestros Presupuestos aprobados, bajando la gasolina, sin recortes de por medio y con la gran alegría de que los mandamases no pueden meter las narices en nuestros asuntos más allá de lo realmente necesario.
Vivimos, pues, un estado glorioso de anarquismo en auténtica paz ciudadana salpicada tan sólo por pequeños hechos surrealistas que, si fuésemos verdaderamente irónicos, nos deben hacer sonreír; cómo no hacerlo viendo a su majestad el “Kichi”, alcalde de Cádiz, ir encadenado de pies y de la mano de su mamá procesionando al Nazareno tras el incidente del Pleno Municipal en el que una pareja pedía ayuda del “podemista” para pagar parte del recibo de la luz; “la fe -dijo alguien- moverá montañas”, y hacia el Monte Calvario del siglo XXI marchaba el nazareno “Kichi”, el novio de Teresa, buscando ayuda de la divinidad para que a la pareja citada le alumbrase la oscuridad.
¿O no es un hecho surrealista que los exlegionarios que viven en algún pueblo catalán salgan de procesión?, pues claro que lo es, pero más cachondeo tiene que las autoridades, es un decir, le hayan exigido solicitarlo por escrito aduciendo su derecho a manifestarse; y así lo han hecho con una pancarta, además de un Cristo, en la que se leía: “Por el derecho a manifestar nuestra fe”, al tiempo que una periodista de La Cuatro daba la noticia, he aquí que en el ángulo inferior derecho según se ve la tele emergió la cabeza de un señor al grito de ¡Viva la Legión!, lo que costó un repullo a la periodista.
Y no es bonito y sano y espectacular que la alcaldesa de la capital del Reino de España, la señora Carmena, abone a la comunidad china gran cantidad de euros para que celebren su Año Nuevo al tiempo que racanea calderilla a la Semana Santa madrileña.
Y ahora qué, quién desea que no disfrutemos de estos espectáculos inéditos por la manía de Pedro Sánchez de formar gobierno y privarnos de esta gloriosa y santa anarquía.