A los socialistas, históricamente, hubo una época en que dejó de irles bien teniendo como socios a los comunistas, y se fueron apartando de ellos. Estos, fueron a menos una vez desmontado el tinglado que se sostenía tras la inhumana barrera del tristemente famoso telón de acero. Intentaron manufacturar un comunismo a la europea desgajándose, oportunistamente, de la disciplina de Moscú con Berlinguer –italiano-, Marchais –francés- y nuestro valetudinario “pájaro” Santiago Carrillo, más, no arraigó y como acaba de ocurrir entre los vascos con Madrazo, las urnas los fueron sacando a escobazos de los Parlamentos. En apariencia, los socialistas, se habían sacudido “un muerto” de encima, y las llamadas “fuerzas democráticas populares” tuvieron que buscarse otros socios para neutralizar a los conservadores.
Inconcluso el experimento de “los verdes”, lo que se llamó la operación sandía, “verde por fuera, y rojo por dentro”, tan sólo quedaron los nacionalismos como compañeros de viaje para la nueva alianza “democrática” de acumular votos a como fuera. En nuestro país, dos nacionalismos apestosamente racistas, burgueses, capitalistas, conservadores, y etcétera, como el catalán y el vasco, fueron considerados aptos para la aventura. Y así hemos asistido, y todavía asistimos en Cataluña, al llamado “nacional-socialismo” a la española, donde cada socio cede con tal de alcanzar el poder regional, y sostenerse en el Central.
Sucede, que, un importante movimiento de la corteza terrestre ha sucedido el pasado domingo en el macizo galaico. Y, es que, el equivalente nacionalista “galego” ha perjudicado los resultados electorales del socialismo. Es decir, el electorado ha hecho “puaf” a la mescolanza nacional-socialista gallega. El traspiés ha sido morrocotudo e inesperado, y en la sede nacional andan trastabillados echándose unos las culpas a otros.
Por muchas cábalas que se hagan y opiniones que se oigan, algunas muy furibundas, el caso es que tampoco en las vascongadas le han salido bien las cosas al partido que allí comanda Pachi López, que, con todo derecho, “se siente legitimado para ser lehendakari”. Claro, contando con los votos de los conservadores del PP, y, tal vez, de alguno más. Todavía no está claro si no le impondrán un pacto de legislatura con el PNV, y se queda sin su ansiado primer puesto. La última palabra está en Madrid, en la aprobación de los Presupuesto Generales por una parte y, por otra, en que se arruguen ante el envite de Ibarreche y sus “de-juanas-terneras-boys”, de echarse al monte. Está por ver.
Algunas sorpresas aguardan en los próximos días. Lo que no quita, que, como aquellos Seis personajes de Luigi Pirandello, desorientados durante toda la obra de teatro, “en busca de un autor”. Aquí, un partido, vacío de contenido, anda siempre en busca de un socio con suficientes escaños. Al fin y al cabo, eso es la democracia, y que dure... Luego, sucede, que no es para tanto, a la gente se le ha inoculado un miedo injustificado a la “derechona”, como si ésta estuviera agazapada entre las filas del PP, cuando, como hace bien poco se ha visto, a los primeros que ha llenado los bolsillos ZP ha sido a ésa, precisamente, a la Banca y a los grandes empresarios de la prensa; a los dirigentes, no a las bases de las organizaciones sindicales, que van a comer en las organizaciones de Cáritas. Aún así y todo, once millones y medio de votantes le respaldaron en las últimas generales.