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Gabriel Ruiz-Ortega

Paul Auster y la No Ficción

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Paul Auster (New Jersey, 1947) es quizá el narrador norteamericano contemporáneo más presente en el imaginario de los lectores en lengua castellana. Sus libros, por ejemplo (entre varios), son referentes ineludibles para muchísimos escritores que se regodean en los nada nuevos recursos metaliterarios. A Auster nunca dejará de reconocérsele la sensibilidad y la inteligencia desplegadas; si no fuera por él, posiblemente géneros ahora no muy frecuentados estarían en el panteón del olvido, como la novela policial de enigma, deudora del policial inglés y de la canónica “rara avis” Edgar Allan Poe.

Lo que no deja de sorprender es que a un autor de su talla, no se le reconozca en su país natal. Auster está “por debajo” de Philip Roth, Don DeLillo, Cormac McCarthy, Tom Wolfe, John Irving… Tremendamente injusto… Auster ha rehuido de la tradición novelesca norteamericana, la del siglo XIX, en pos de nutrirse de las corrientes literarias europeas, cosa que para la academia y crítica literaria es de por sí imperdonable

La obra austeriana se sirve de un diálogo permanente entre todos sus libros, basta leer novelas como EL PALACIO DE LA LUNA y EL LIBRO DE LAS ILUSIONES para tejer puentes entre las dos, y así sucesivamente con otras, lo que no es nada fácil. Son pocos los escritores que logran mantener tópicos, estilos y personajes en más de diez libros, signados por la calidad, sin repetirse. Empero, y pese a que este autor sigue publicando extraordinarias novelas, muchísimos lectores han notado que él ya ha agotado sus recursos narrativos, por eso no es extraño que, como quien se da un respiro, haya ingresado al mundo del cine como director, tal y como sucede con LA VIDA INTERIOR DE MARTIN FROST. Este interés en el cine no es nuevo, Auster desde antes venía buscando esta incursión, tal y como pasó cuando escribió los guiones de la regularona BLUE IN THE FACE y la perdurable SMOKE.

No se ha hablado mucho del Auster escritor de No Ficción, lo cual es entendible porque sus novelas son aplanadoras mediáticas; sin embargo, estos libros escritos con ayuda de la memoria y la asesoría de los demonios, no están muy a la saga de los de ficción, en algunos casos hasta los sobrepasan.

De esta rama de su obra, resaltan EXPERIMENTOS CON LA VERDAD, LA INVENCIÓN DE LA SOLEDAD y A SALTO DE MATA. Mucha propaganda ha tenido este último título, en el cual el autor realiza un viaje introspectivo que nos ayuda a entender el contexto que lo impulsó a determinarse como un escritor sistemático; sin embargo ECLV y LIDLS encierran la esencia de la poética austeriana en todo aspecto, con los que podemos tener luces de los motores que llevaron al autor a afianzar su peculiar universo narrativo: la búsqueda de la primera infancia; de la pureza emotiva; y de la sospecha que rondaba su vida, encarnada en la figura del padre.

ECLV puede leerse como una suerte de recopilación artículos y ensayos que tienen un hilo conductor: la irrupción del azar, su máximo tópico, pero a la vez este componente está ligado con el proceso de la escritura en concordancia con los filtros de la memoria que le remite no a hechos sublimes, sino a experiencias sobrecogedoras; también es un canto rendido ante la influencia de la literatura francesa, en especial la poesía del movimiento surrealista. Auster nos pone en bandeja los motivos de sus novelas: no es extraño que la gran mayoría de sus personajes sean escritores que relacionan lo que les acaece con algún pasaje biográfico, dispuestos a convertirlos en literatura.

Para nadie que lo haya leído bien, o someramente, le es sorpresa de que su ficción tiene el espíritu de la búsqueda del por qué del “nacimiento” de las cosas; en este sentido LIDLS engloba los demonios literarios del autor al darnos cuenta del extraño carácter de su padre, de sus sentimientos encontrados hacia él, los cuales no yacen en el amor y odio, sino en la perplejidad. La perplejidad es saber mirar y escuchar, sin ella no se valoraría el uso del azar que tanto prestigio le ha deparado. LIDLS es un díptico: la primera parte, “Retrato de un hombre invisible”, viene a ser uno de los perfiles más desgarradores y honestos que se haya escrito sobre la figura del padre; en “El libro de la memoria” tenemos la ficcionalización de su desgarro emocional, en clara muestra de que es mucho más que un ejercicio narrativo, que se abre como un abanico en LEVIATÁN, LA NOCHE DEL ORÁCULO, LA TRILOGÍA DE NUEVA YORK, EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS, LA MÚSICA DEL AZAR, BROOKLYN FOLLIES… Auster es tan apabullante que muchas veces no se tiene la certeza de que nos está tomando el pelo. Tanto en sus novelas, como en ensayos, crónicas y artículos, Auster mantiene su postura: sacarle la vuelta a la nimiedad de la realidad a través de sus detalles: un universo rico puede estar en una luz roja del semáforo, en un encuentro fortuito, en una llamada perdida, en un desapercibido aviso de un diario, en un papel rodando por el suelo, en una mujer que sin conocernos nos da todo en un par de palabras, etc.

El Auster de No Ficción nos da una enseñanza sin querer: que la mayor recompensa no es el éxito, sino la perseverancia, la verdadera garantía de la coherencia con una convicción, sea cual esta sea.

Paul Auster y la No Ficción

Gabriel Ruiz-Ortega
Gabriel Ruiz Ortega
sábado, 18 de abril de 2009, 11:13 h (CET)
Paul Auster (New Jersey, 1947) es quizá el narrador norteamericano contemporáneo más presente en el imaginario de los lectores en lengua castellana. Sus libros, por ejemplo (entre varios), son referentes ineludibles para muchísimos escritores que se regodean en los nada nuevos recursos metaliterarios. A Auster nunca dejará de reconocérsele la sensibilidad y la inteligencia desplegadas; si no fuera por él, posiblemente géneros ahora no muy frecuentados estarían en el panteón del olvido, como la novela policial de enigma, deudora del policial inglés y de la canónica “rara avis” Edgar Allan Poe.

Lo que no deja de sorprender es que a un autor de su talla, no se le reconozca en su país natal. Auster está “por debajo” de Philip Roth, Don DeLillo, Cormac McCarthy, Tom Wolfe, John Irving… Tremendamente injusto… Auster ha rehuido de la tradición novelesca norteamericana, la del siglo XIX, en pos de nutrirse de las corrientes literarias europeas, cosa que para la academia y crítica literaria es de por sí imperdonable

La obra austeriana se sirve de un diálogo permanente entre todos sus libros, basta leer novelas como EL PALACIO DE LA LUNA y EL LIBRO DE LAS ILUSIONES para tejer puentes entre las dos, y así sucesivamente con otras, lo que no es nada fácil. Son pocos los escritores que logran mantener tópicos, estilos y personajes en más de diez libros, signados por la calidad, sin repetirse. Empero, y pese a que este autor sigue publicando extraordinarias novelas, muchísimos lectores han notado que él ya ha agotado sus recursos narrativos, por eso no es extraño que, como quien se da un respiro, haya ingresado al mundo del cine como director, tal y como sucede con LA VIDA INTERIOR DE MARTIN FROST. Este interés en el cine no es nuevo, Auster desde antes venía buscando esta incursión, tal y como pasó cuando escribió los guiones de la regularona BLUE IN THE FACE y la perdurable SMOKE.

No se ha hablado mucho del Auster escritor de No Ficción, lo cual es entendible porque sus novelas son aplanadoras mediáticas; sin embargo, estos libros escritos con ayuda de la memoria y la asesoría de los demonios, no están muy a la saga de los de ficción, en algunos casos hasta los sobrepasan.

De esta rama de su obra, resaltan EXPERIMENTOS CON LA VERDAD, LA INVENCIÓN DE LA SOLEDAD y A SALTO DE MATA. Mucha propaganda ha tenido este último título, en el cual el autor realiza un viaje introspectivo que nos ayuda a entender el contexto que lo impulsó a determinarse como un escritor sistemático; sin embargo ECLV y LIDLS encierran la esencia de la poética austeriana en todo aspecto, con los que podemos tener luces de los motores que llevaron al autor a afianzar su peculiar universo narrativo: la búsqueda de la primera infancia; de la pureza emotiva; y de la sospecha que rondaba su vida, encarnada en la figura del padre.

ECLV puede leerse como una suerte de recopilación artículos y ensayos que tienen un hilo conductor: la irrupción del azar, su máximo tópico, pero a la vez este componente está ligado con el proceso de la escritura en concordancia con los filtros de la memoria que le remite no a hechos sublimes, sino a experiencias sobrecogedoras; también es un canto rendido ante la influencia de la literatura francesa, en especial la poesía del movimiento surrealista. Auster nos pone en bandeja los motivos de sus novelas: no es extraño que la gran mayoría de sus personajes sean escritores que relacionan lo que les acaece con algún pasaje biográfico, dispuestos a convertirlos en literatura.

Para nadie que lo haya leído bien, o someramente, le es sorpresa de que su ficción tiene el espíritu de la búsqueda del por qué del “nacimiento” de las cosas; en este sentido LIDLS engloba los demonios literarios del autor al darnos cuenta del extraño carácter de su padre, de sus sentimientos encontrados hacia él, los cuales no yacen en el amor y odio, sino en la perplejidad. La perplejidad es saber mirar y escuchar, sin ella no se valoraría el uso del azar que tanto prestigio le ha deparado. LIDLS es un díptico: la primera parte, “Retrato de un hombre invisible”, viene a ser uno de los perfiles más desgarradores y honestos que se haya escrito sobre la figura del padre; en “El libro de la memoria” tenemos la ficcionalización de su desgarro emocional, en clara muestra de que es mucho más que un ejercicio narrativo, que se abre como un abanico en LEVIATÁN, LA NOCHE DEL ORÁCULO, LA TRILOGÍA DE NUEVA YORK, EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS, LA MÚSICA DEL AZAR, BROOKLYN FOLLIES… Auster es tan apabullante que muchas veces no se tiene la certeza de que nos está tomando el pelo. Tanto en sus novelas, como en ensayos, crónicas y artículos, Auster mantiene su postura: sacarle la vuelta a la nimiedad de la realidad a través de sus detalles: un universo rico puede estar en una luz roja del semáforo, en un encuentro fortuito, en una llamada perdida, en un desapercibido aviso de un diario, en un papel rodando por el suelo, en una mujer que sin conocernos nos da todo en un par de palabras, etc.

El Auster de No Ficción nos da una enseñanza sin querer: que la mayor recompensa no es el éxito, sino la perseverancia, la verdadera garantía de la coherencia con una convicción, sea cual esta sea.

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