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Un poema de Esther Videgain

Los siete sinos cambian tristemente de destino

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La ira de los siete sinos,
la fortuna cambió muy despacio de destino,
siete mares tiene mi luna, siete.

La ira de los siete sinos,
su enfado subió hasta el muy vivo tempo,
la magia muerta del despilfarro de la buena y dulce vida mató lentamente a su lento ritmo.

La ira de los siete sinos,
bailaba al compás de su nuevo mal, fueron cambiando las vidas de los turbios almas,
siete cielos observan la mala fortuna, siete.

La ira de los siete sinos,
el karma se quedó sin luz con un luto algo vivo,
los siete nuevos destinos cruzaron en este alba oscuro esos apagados y fundidos espíritus sin esperanza verde.

Aprendieron aprovechar sus sinos,
en este nuevo cruel destino la música tétrica cambió de compás hacia algo más ligero y algo vivo,
siete ángeles posaron sobre ellos sus alas, siete.

La ira de los siete males...
se fue suicidando su opaco enfado,
la calma de los siete sinos al fin fue la concordia de los jóvenes que fueron algo niños con su luna.

Los siete sinos cambian tristemente de destino

Un poema de Esther Videgain
Esther Videgain
martes, 15 de marzo de 2016, 00:54 h (CET)
La ira de los siete sinos,
la fortuna cambió muy despacio de destino,
siete mares tiene mi luna, siete.

La ira de los siete sinos,
su enfado subió hasta el muy vivo tempo,
la magia muerta del despilfarro de la buena y dulce vida mató lentamente a su lento ritmo.

La ira de los siete sinos,
bailaba al compás de su nuevo mal, fueron cambiando las vidas de los turbios almas,
siete cielos observan la mala fortuna, siete.

La ira de los siete sinos,
el karma se quedó sin luz con un luto algo vivo,
los siete nuevos destinos cruzaron en este alba oscuro esos apagados y fundidos espíritus sin esperanza verde.

Aprendieron aprovechar sus sinos,
en este nuevo cruel destino la música tétrica cambió de compás hacia algo más ligero y algo vivo,
siete ángeles posaron sobre ellos sus alas, siete.

La ira de los siete males...
se fue suicidando su opaco enfado,
la calma de los siete sinos al fin fue la concordia de los jóvenes que fueron algo niños con su luna.

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