La prensa se hace eco de la actual distorsión en la estadística laboral. La Encuesta de Población Activa (EPA) normalmente refleja la realidad del mercado laboral mucho mejor que la estadística del paro que se registra en las oficinas del INEM que hoy se llama Instituto de Empleo, Servicio Público de Empleo Estatal. Y en Catalunya que tiene una parte de las competencias transferidas, se llama Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC).
Las oficinas de empleo contabilizan únicamente a los demandantes activos de empleo, mientras que la EPA cuenta estadísticamente el número total de parados. El INEM además, no contabiliza ciertos grupos de parados, como los que están en procesos de formación o los que han salido de un ERE.
Hay que tener en cuenta también que muchos parados, al consumir su prestación por desempleo, dejan de renovar la solicitud de demanda de empleo, desengañados de que por esta vía puedan encontrar una nueva colocación.
Así las cosas, la EPA contabiliza 3.207.900 parados, equivalente al 13,91% de la población activa, mientras que según el INEM hay 3.327.801 desempleados registrados que supone el 14,43%. Y si sumamos los 400.000 fuera de las listas, la cifra final de paro es del 16,13%. En definitiva, más de medio millón de parados que no aparecen en el censo oficial de la EPA.
Y haciendo un inciso, no casan muy bien las cifras del paro con el descenso del PIB anunciado por el gobierno, cuando en otros países de la UE, con tasas de desempleo muy inferiores a las españolas, pronostican decrementos de su PIB similares a los de España. Se pregunta uno si es que los trabajadores españoles en activo serán tan eficaces y laboriosos que, siendo muchos menos comparativamente a los de otros países de nuestro entorno, serán capaces de detener un descenso mayor del PIB que aquellos. Maravillas de la predicción económica.
Como bien indica el profesor Manuel Castells, la reciente expansión económica se ha debido a tres factores que ahora no funcionan: La demanda ha inducido dos tercios del crecimiento del PIB; Esta demanda se ha apoyado en el crédito fácil y; La expansión de la demanda y el incremento salarial no han provocado inflación porque el aumento de la productividad es resultado del cambio tecnológico y organizativo de la “nueva economía”.
La economía viene definida finalmente por el consumo, como ya expuse en esta misma sección el 16/IV/2007 “El consumidor define la economía” en el que explicaba el descenso en el consumo en EE.UU., con las quiebras de las financieras y el frenazo de la construcción en Florida, frente a la indiferencia en Europa y el crédito fácil para potenciar artificialmente el consumo.
De alguna forma el consumo ha de tirar de nuevo de la economía.
El gobierno inspiró un Plan Extraordinario de orientación, formación profesional e Inserción Laboral y en Catalunya al menos, el SOC implementó las Medidas de Impulso a la Actividad Económica previstas en el Plan y estableció la convocatoria de una oposición para cubrir 144 plazas de técnicos de gestión para toda Catalunya, de funcionarios interinos, para el desarrollo de tareas de orientación e intermediación en las oficinas de Trabajo.
La única condición que debían cumplir los aspirantes era estar en posesión de una titulación académica de entre las siguientes: Diplomatura en Trabajo Social, en Relaciones Laborales, en Ciencias Empresariales, en Educación Social, Maestro, Licenciatura en Pedagogía, en Psicología, en Psicopedagogía o en Ciencias Económicas. No se exigía ninguna experiencia. La prueba selectiva consistió en un test de personalidad.
Los elegidos debieron superar un cursillo de preparación y se incorporaron 144 funcionarios interinos a orientar a los sin empleo a encontrar trabajo. Del resultado efectivo de la labor desarrollada por estos orientadores técnicos en la identificación de nuevas colocaciones adecuadas a la singularidad de cada parado, no conocemos estadísticas precisas, por lo que nos remitiremos a lo que rezaba en la cartilla militar de los mozos en relación a su valor, no contrastado en combate frente al enemigo: Valor, se le supone.
Por su parte, y en el mismo contexto, una agencia socioeconómica del ayuntamiento de Barcelona, Barcelona Activa, estableció un plan de ayudas a nuevos desempleados para convertirlos en emprendedores y salir de las listas del paro y otro para potenciar el crecimiento de las nuevas empresas creadas por desempleados.
La preparación académica requerida para los agentes formadores de emprendedores y potenciadores de empresas era la propia de las diplomaturas y licenciaturas en ingeniería, económicas, empresariales, derecho, etc. Y un mínimo de un (1) año de experiencia en tareas similares. Eso sí, imprescindible catalán y castellano; y se valoraría el nivel alto de inglés.
La idea es desde luego loable, como la de los orientadores en la consecución de empleo, pero la plasmación real es patética. Cómo personas carentes de experiencia han de formar a otras como emprendedores y aportar conocimientos de gestión empresarial para lograr el crecimiento de empresas en estado poco menos que de gestación avanzada en el mejor de los casos.
Viene a ser como montar una escuela de negocios con un claustro de culicagaos sin la debida preparación y el fogueo necesario en el mundo de los negocios, al frente de empresas diversas, con una experiencia acumulada que les permita instruir a sus pupilos.
También parece ignorar Barcelona Activa que si bien hay potencial de innovación tecnológica, la ausencia de caudal de capital riesgo ineludible para la creación de estas empresas y descartada la financiación tradicional, obvio, hace inviable en la práctica la creación de novedosas empresas por estos activados emprendedores de nuevo cuño.
Difícilmente se va a conseguir adelgazar las listas del paro por esta vía de la reconversión de parados en emprendedores que aumente el consumo y salir de la crisis. Es claro que los cursos y seminarios en las escuelas de negocios son caros, como caro ha sido adquirir los conocimientos y la experiencia necesaria que ha de permitir ser imbuida a los aprendices de capitán de empresa. Pero no hay que perder el optimismo en ningún caso. Venceremos, pero ya nada volverá a ser como antes.