El circo mediático que se ha generado en la última semana sobre la muerte de Marta del Castillo, cuyo cuerpo sigue sin aparecer, me parece excesivo. Entiendo que los familiares y las personas más cercanas pidan, con rabia e impotencia, que se haga justicia, pero también entiendo que antes de condenar a alguien hay que juzgarlo, y ello implica conocer todos los detalles de lo sucedido.
Una vez se presenten las pruebas –y el cuerpo, que acabará apareciendo, es imprescindible-, se juzgue y condene al presunto homicida o asesino, que cumpla el 100% de la condena, por supuesto. Pero, ¿cadena perpetua? Cualquier persona puede cometer un único error en su vida, grave, sí, y debe pagar por ello… pero después hay que tratar de reinsertarlo en la sociedad.
La reinserción debe ser la solución. El problema está en la raíz, y la raíz no es otra que la –falta de- educación. ¿Qué se puede esperar de los jóvenes que crecen rodeados de violencia cada día, si no que generen más violencia al considerarlo como algo normal? ¿Acaso tienen la verdad suprema los medios de comunicación que juzgan y condenan a un muchacho que aparece en un concurso de televisión, después de haber pagado ya su error, para luego desembolsar una cantidad indecente por una entrevista a un delincuente que robó dinero público y todavía tiene causas pendientes?
Todavía es pronto para emitir cualquier clase de juicio. En primer lugar, no ha aparecido el cuerpo, por lo que nadie sabe con certeza de cómo murio la chica, ni quién la mató ni siquiera el por qué, algo que puede cambiar por completo la situación. Tan sólo hay una confesión (pero también precedentes de confesiones iniciales que luego resultaron ser falsas, y sino recordemos el caso de Farruquito), tres detenidos más y, quién sabe, si verdaderos abusos policiales para resolver el caso. Quizás el que ahora es para todos un asesino, y sólo quizás, no lo sea realmente.
Sea cual sea el desenlace, espero que muy pronto, el odio y la violencia de cualquier clase sólo genera más odio y violencia. Mientras la educación siga ausente y sea más fuerte el sentimiento de venganza al de la prevención, poco cambiarán las cosas… ni siquiera la cadena perpetua.