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Xabier López de Armentia

Cambiar por cambiar

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Como sí de cromos se tratase, los partidos políticos, con especial hincapié el PSOE, se lanzan como estandartes de liderazgo, y abanderados del cambio. Si echamos un ligero vistazo por encima a todos los discursos, nos daremos cuenta que la palabra más veces mencionada es “cambio”.

¿Cambio cómo?, y sobre todo ¿para qué?. Hablar de cambio es el discurso fácil, el ejercicio sencillo de tocar la fibra sensible de la ciudadanía, sobretodo cuando las cosas van mal, como ahora, que estamos pasando un crisis que afecta en gran medida a unos y otros, aunque con menor magnitud a Euskadi, debido a su fuerte núcleo industrial, a diferencia del modelo español basado en el ladrillo.

El cambio que anuncia a bombo y platillo el PSOE está basado en una deplorable y absurda copia del discurso de Obama. Hay que reconocer la potencialidad que poseía el discurso de Obama por el cambio, pero para conseguir el mismo efecto demoledor sería necesaria una réplica exacta de las condiciones políticas, económicas y sociales estadounidenses en la praxis vasca. Por tanto, el modelo de “cambio” calcado no sirve para propagarse por la sociedad vasca. Aún así, el Sr. López ha preferido copiar hasta sus discursos, y abanderarse con el mismo lema en su campaña. Siento por momentos que cualquier día de estos, me levantare y veré en un cartel de carretera la foto del Sr. López acompañado de su lema, esta vez en ingles, dinamitándome los ojos el tan socorrido y ya aburrido “Yes ,we can”.

Dicen que “no es cambiar por cambiar”. Desde el punto de vista politológico el cambio existe. Se cambian sencillamente unas siglas, PNV por PSOE. Ese es el único cambio apreciable, debido a que por la complejidad del mapa electoral vasco (cojo por las continuas ilegalizaciones), no sólo importa el ganador de las elecciones, sino que son tan importantes los escaños del partido con menor representación del Parlamento Vasco. Por si esto fuera poco, el PNV y el PSOE están condenados a entenderse para poder gobernar o uno u otro, por tanto el famoso discurso del “cambio” se difumina a medida que indagas en la naturaleza de estas elecciones.

Además, hablar de cambio, supone en si mismo un cambio sustancial que no sólo cambie los planteamientos actuales de la política vasca, sino que dé solución a los problemas hoy en día sobre la mesa, como pueden ser la crisis, la consulta, el estatuto y la autodeterminación.

Quiénes gobernarán la próxima legislatura es la incógnita aún sin resolver. Un partido en solitario no podrá subsistir sin una ayuda externa continuada, así que se antoja imprescindible una coalición de gobierno. ¿Entre quiénes?... queda mucho que decir todavía y muchos partidos que influirán en el resultado final, pero lo que si podemos afirmar con rotundidad es que no existe un verdadero cambio detrás de ese discurso de cambio. Son sólo palabras.

Cambiar por cambiar

Xabier López de Armentia
Lectores
martes, 10 de febrero de 2009, 11:40 h (CET)
Como sí de cromos se tratase, los partidos políticos, con especial hincapié el PSOE, se lanzan como estandartes de liderazgo, y abanderados del cambio. Si echamos un ligero vistazo por encima a todos los discursos, nos daremos cuenta que la palabra más veces mencionada es “cambio”.

¿Cambio cómo?, y sobre todo ¿para qué?. Hablar de cambio es el discurso fácil, el ejercicio sencillo de tocar la fibra sensible de la ciudadanía, sobretodo cuando las cosas van mal, como ahora, que estamos pasando un crisis que afecta en gran medida a unos y otros, aunque con menor magnitud a Euskadi, debido a su fuerte núcleo industrial, a diferencia del modelo español basado en el ladrillo.

El cambio que anuncia a bombo y platillo el PSOE está basado en una deplorable y absurda copia del discurso de Obama. Hay que reconocer la potencialidad que poseía el discurso de Obama por el cambio, pero para conseguir el mismo efecto demoledor sería necesaria una réplica exacta de las condiciones políticas, económicas y sociales estadounidenses en la praxis vasca. Por tanto, el modelo de “cambio” calcado no sirve para propagarse por la sociedad vasca. Aún así, el Sr. López ha preferido copiar hasta sus discursos, y abanderarse con el mismo lema en su campaña. Siento por momentos que cualquier día de estos, me levantare y veré en un cartel de carretera la foto del Sr. López acompañado de su lema, esta vez en ingles, dinamitándome los ojos el tan socorrido y ya aburrido “Yes ,we can”.

Dicen que “no es cambiar por cambiar”. Desde el punto de vista politológico el cambio existe. Se cambian sencillamente unas siglas, PNV por PSOE. Ese es el único cambio apreciable, debido a que por la complejidad del mapa electoral vasco (cojo por las continuas ilegalizaciones), no sólo importa el ganador de las elecciones, sino que son tan importantes los escaños del partido con menor representación del Parlamento Vasco. Por si esto fuera poco, el PNV y el PSOE están condenados a entenderse para poder gobernar o uno u otro, por tanto el famoso discurso del “cambio” se difumina a medida que indagas en la naturaleza de estas elecciones.

Además, hablar de cambio, supone en si mismo un cambio sustancial que no sólo cambie los planteamientos actuales de la política vasca, sino que dé solución a los problemas hoy en día sobre la mesa, como pueden ser la crisis, la consulta, el estatuto y la autodeterminación.

Quiénes gobernarán la próxima legislatura es la incógnita aún sin resolver. Un partido en solitario no podrá subsistir sin una ayuda externa continuada, así que se antoja imprescindible una coalición de gobierno. ¿Entre quiénes?... queda mucho que decir todavía y muchos partidos que influirán en el resultado final, pero lo que si podemos afirmar con rotundidad es que no existe un verdadero cambio detrás de ese discurso de cambio. Son sólo palabras.

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