Durante los últimos días he seguido con mucho interés la polémica sobre el supuesto maltrato del 'Gran Wyoming a una becaría de su programa 'El Intermedio'. Desde el canal de televisión Intereconomía han ofrecido a todo el mundo, a excepción -al parecer-, de la Asociación de la Prensa de Madrid, una clase gratuita y magistral sobre cómo no se debe hacer periodismo. Y desde el programa de La Sexta, aunque les moleste, toda una lección de cómo se debe hacer.
Según la Asociación de la Prensa de Madrid, el humorista desprestigia el periodismo, aunque no parece opinar lo mismo sobre los compañeros de Intereconomía, pues no hay que olvidar que emitieron un vídeo sin contrastar las fuentes, ni ponerse en contacto con el programa, ni nada relacionado al periodismo, lo que se dice periodismo sin desprestigiar. Porque si hablamos del periodismo que se ejerce, por ejemplo, en Telecinco o en la Cope, mejor callar. Está claro que el buen humor, con la mezcla de ironía y autocrítica, nada tiene que ver con los comentarios del flamante perdedor de los juzgados de Madrid, Jimenez Losantos, el 'House' particular del gremio de periodistas; mordaz y venenoso, con la diferencia que él es bajito y dudo de que cuando habla esté interpretando.
Personalmente, ayer recibí 15 e-mails de mis contactos en el que me avisan que existe un virus, que se propaga a través de una dirección de e-mail que te agrega, te manda un vídeo, y tú no eres lo suficientemente inteligente para advertir el peligro. Bajo la óptica y las lecciones periodísticas recibidas esta semana, imagino que este artículo sería comentado y titulado por los colegas de Intereconomía como el de un columnista rojo, progre y con pocos amigos (argumentos periodísticos sólidos y consistentes), mientras que desde La Sexta, aunque a algunos les moleste, simplemente opinarían (con los mismos argumentos pero con mucho más humor e ingenio, incluso riéndose de sí mismos, todo hay que decirlo), como el de un columnista que tiene muchos amigos sensatos.