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Pascual Falces

Remachando Obama

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No hay tu tía... mejor dicho, hoy-no-hay-otro-tema, Obama, Obama, y Obama. Lo contrario es que el lector se salte la columna, y, mira que no se escribe ni se habla de otra cosa, pero, como dice Alejandro Castro Cantero, que de sentido común anda sobrado: ¡Por algo será!... y, seguro que no le falta razón.

La realidad es que el mundo en este momento -oteado desde las alturas graníticas de esta Sierra muralla natural entre las dos Castillas y cubierta de nieve-, ofrece dos guerras en caliente, Afganistán e Irak, un polvorín con mechas encendidas por doquier y hospitales que no dan abasto en Oriente Medio, y una crisis internacional que tiene desestabilizada cualquier clase de previsión a corto y medio plazo. Pues, bien, ese alborotado mundo, tiene concentrada en este instante toda su atención en la escalinata del Capitolio de Washington, donde prestará juramento el primer Presidente no de raza blanca de los Estados Unidos, pero, al que, también, parece exigírsele que entienda el papel global que la ha tocado en suerte vivir. Que ha de gobernar, además, con principios por encima de los intereses del periclitado Imperio estadounidense. Esta es la descomunal presión que ejercen los miles de millones de ojos concentrados en Washington sobre Barack Obama.

Desde el día siguiente, ha de tener dos agendas abiertas en el despacho, una con asuntos del país, y otra con asuntos del mundo. Lo que viene a traer ya una primera consecuencia: no es tarea para una sola Legislatura. Ha de pensar desde el primer día en la reelección. La expectación que ha suscitado es mucho más que la de un político por relevante que se considere; un conocido analista latino-norteamericano lo compara con un salvador –de puestos de trabajo, de casas hipotecadas, de derechos humanos, de causas justas, etc-.

La inmensa aglomeración frente al Capitolio, a la vez que vino a ver llegar a Obama, también quería expulsar a Bush, del mismo modo que los congregados frente al Muro de Berlín en 1989, no sólo buscaban llevarse un recuerdo, sino contemplar el final de la opresión del sistema político comunista. Algo del “ancien régime” se quiere que muera con el viaje “sin retorno” a Texas de G. W. Bush.

Este es el momento de la ilusión, como una Noche de Reyes, y, en buena parte, en eso el anterior Presidente ha colaborado, habiendo hecho de antipático recuerdo su legislatura, sacudida, además, por el frío polar de la crisis económica, y de la que no es culpable, naturalmente. Pasadas las primeras horas del bullicio y en el silencio de la Casa Blanca, seguro que el nuevo Presidente recapacitará en aquello de “OBAMA, NO NOS FALLES”. Cuando se teclea esta columna, no se conoce el discurso presidencial, pero seguro que contendrá frases poéticas memorables para recordar.

También, cesado ese bullicio, recogidas las banderolas y adornos de las calles, con la gente descansando en sus casas y recuperándose del frío pasado, un hombre de 47 años permanecerá aferrado al timón de una nave que ya es irreversiblemente global, aunque sólo le hayan votado ciudadanos norteamericanos, y que se debate en una difícil crisis sin manual de averías, rodeado de miradas escépticas y objeciones, pero que puede reconducir los ánimos hacia un nuevo optimismo. Nunca mejor deseado que, DIOS LE BENDIGA.

Remachando Obama

Pascual Falces
Pascual Falces
jueves, 22 de enero de 2009, 07:06 h (CET)
No hay tu tía... mejor dicho, hoy-no-hay-otro-tema, Obama, Obama, y Obama. Lo contrario es que el lector se salte la columna, y, mira que no se escribe ni se habla de otra cosa, pero, como dice Alejandro Castro Cantero, que de sentido común anda sobrado: ¡Por algo será!... y, seguro que no le falta razón.

La realidad es que el mundo en este momento -oteado desde las alturas graníticas de esta Sierra muralla natural entre las dos Castillas y cubierta de nieve-, ofrece dos guerras en caliente, Afganistán e Irak, un polvorín con mechas encendidas por doquier y hospitales que no dan abasto en Oriente Medio, y una crisis internacional que tiene desestabilizada cualquier clase de previsión a corto y medio plazo. Pues, bien, ese alborotado mundo, tiene concentrada en este instante toda su atención en la escalinata del Capitolio de Washington, donde prestará juramento el primer Presidente no de raza blanca de los Estados Unidos, pero, al que, también, parece exigírsele que entienda el papel global que la ha tocado en suerte vivir. Que ha de gobernar, además, con principios por encima de los intereses del periclitado Imperio estadounidense. Esta es la descomunal presión que ejercen los miles de millones de ojos concentrados en Washington sobre Barack Obama.

Desde el día siguiente, ha de tener dos agendas abiertas en el despacho, una con asuntos del país, y otra con asuntos del mundo. Lo que viene a traer ya una primera consecuencia: no es tarea para una sola Legislatura. Ha de pensar desde el primer día en la reelección. La expectación que ha suscitado es mucho más que la de un político por relevante que se considere; un conocido analista latino-norteamericano lo compara con un salvador –de puestos de trabajo, de casas hipotecadas, de derechos humanos, de causas justas, etc-.

La inmensa aglomeración frente al Capitolio, a la vez que vino a ver llegar a Obama, también quería expulsar a Bush, del mismo modo que los congregados frente al Muro de Berlín en 1989, no sólo buscaban llevarse un recuerdo, sino contemplar el final de la opresión del sistema político comunista. Algo del “ancien régime” se quiere que muera con el viaje “sin retorno” a Texas de G. W. Bush.

Este es el momento de la ilusión, como una Noche de Reyes, y, en buena parte, en eso el anterior Presidente ha colaborado, habiendo hecho de antipático recuerdo su legislatura, sacudida, además, por el frío polar de la crisis económica, y de la que no es culpable, naturalmente. Pasadas las primeras horas del bullicio y en el silencio de la Casa Blanca, seguro que el nuevo Presidente recapacitará en aquello de “OBAMA, NO NOS FALLES”. Cuando se teclea esta columna, no se conoce el discurso presidencial, pero seguro que contendrá frases poéticas memorables para recordar.

También, cesado ese bullicio, recogidas las banderolas y adornos de las calles, con la gente descansando en sus casas y recuperándose del frío pasado, un hombre de 47 años permanecerá aferrado al timón de una nave que ya es irreversiblemente global, aunque sólo le hayan votado ciudadanos norteamericanos, y que se debate en una difícil crisis sin manual de averías, rodeado de miradas escépticas y objeciones, pero que puede reconducir los ánimos hacia un nuevo optimismo. Nunca mejor deseado que, DIOS LE BENDIGA.

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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