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Pascual Falces

Obama, Di Caprio y comparsa

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En el futuro Presidente concurren características que le dan enorme singularidad, y que concitan enormes expectativas, lo mismo a escala nacional que internacional, y parece como si un enorme silencio y un redoble de tambores precediera el momento de su toma de posesión, es decir, algo así como un atronador pistoletazo de salida: ¡YA!... El ambiente es tenso, tan cuajado de suspense, dado cuanto se espera de él, que casi se pude cortar con tijera.

Todos los actos públicos de la política norteamericana tienen algo de espectáculo de televisión de "prime time", para hora de mayor consumo, con máxima afluencia de público e impacto publicitario. Pero el que se ha preparado para la mañana del día 20 (hora de Washington) en la escalinata del Capitolio. roza con el delirio. El "glamour" que rodea a Barack Obama arrastra al "todo" Hollywood. Algo así como los"titiriteros" de ZP, pero a lo grande, el no va más

Tanto, que la ceremonia de los Oscar se van a quedar de "andar por casa" junto a un acto de tan hondo sentido político democrático, ciudadano, histórico y de trascendencia mundial como el relevo del primer mandatario –con un terrorífico maletín atómico siempre a mano-, del país más poderoso de un planeta que se debate en una crisis económica, financiera y política de dimensiones globales. Tal es la trascendencia, que Leonardo Di Caprio (¡) “quiere contar a sus hijos que vio a Obama tomar posesión”.

Si de una película de Hollywood se tratara, con un director genial (Charles Chaplin, por ejemplo), y Obama tuviera suficiente sentido del humor, sorprendería al mundo entero (nunca mejor dicho, porque así será visto), "saliendo" a escena con pantalones ajustados, chaqueta a rayas, zapatos de "claqué", y sombrero panamá, danzando un son de Nueva Orleáns. ¿No es tanta la expectación montada entorno de que un "negrito" llegue a Presidente de los Estados Unidos?... pues sean consecuentes, hagan felices a la audiencia, saquen el arquetipo a escena. En definitiva, una persona de color es un hijo de Dios, como todos los seres humanos, y de ahí le vienen todo respeto y derechos humanos. La pena es que en lo somático, Barack no corresponde del todo a esa imagen, y sus rasgos son más bien intermedios entre afro y caucásico. De todos modos, el escenario se completará con la abuela kenyata que a modo de la criada negra de Escarlata O´Hara le dará el tinte oscuro que perdió el nieto.

En cuanto a las esperanzas de los "progres" del nuevo Presidente, parte de su "glamour", y que nada tiene que ver con la auténtica confianza de que se ha hecho merecedor, y a la que dedicamos pocos días atrás un objetivo análisis en este mismo espacio, el mismo Obama en su viaje nostálgico recordatorio de Abraham Lincoln, lo ha dejado claro advirtiendo " habrá salidas falsas y reveses, frustraciones y decepciones"; una cosa es lo que se han imaginado de él, y otra lo que hará, pueda hacer, o le dejen hacer. Ante todo es un hombre inteligente, prudente y sincero, a diferencia de otros presidentes, y sin mirar a nadie, ni pensar en otros...

El nuevo Presidente sabe que multitud de sus "fans" lleva días presumiendo de "haberse salido con la suya", al haberle elegido por indiscutible mayoría. Unos, como electores que querían desalojar a Bush y ahora le dicen “Bye-bye, Mr. Bush” y otros, desde el exterior, ya se sienten algo frustrados. A los primeros no les defraudará y una política demócrata se establecerá en las dos cámaras y en el despacho oval de Washington: "Asegurémosnos de que esta elección no es el final de lo que hacemos para cambiar Estados Unidos, sino el principio", ha afirmado también. A los otros, es de temer que lo de las "frustraciones y decepciones", iba por ellos. De cualquier manera no es una presidencia de tránsito, sino preñada de sorpresas, entre las que la "faena" que realice a la crisis económica y política ha de ser de cualquier clase menos de "alivio". Que Dios le asista, para bien de todos, no solo de los que bien trajeados asistan a la "clac" de la ceremonia, ni de sus conciudadanos, sino del resto de los habitantes del planeta Tierra. Esa es su responsabilidad; de “abrigo”, que se dice.

El nuevo Presidente sabe que multitud de sus "fans" llevan días presumiendo de "haberse salido con la suya", al elegirle por indiscutible mayoría. Unos, como electores que querían desalojar a Bush, y, que, ahora le dicen "Bye-bye, Mr. Bush", y otros, desde el exterior, que ya se sienten algo frustrados. A los primeros no les defraudará y una política demócrata se establecerá en las dos cámaras y en el despacho oval de Washington: "Asegurémosnos de que esta elección no es el final de lo que hacemos para cambiar Estados Unidos, sino el principio", ha afirmado también. A los otros, es de temer que las "frustraciones y decepciones" iba por ellos. De cualquier manera no es una presidencia de tránsito sino preñada de sorpresas entre las que la "faena" que realice a la crisis económica y politica ha de ser de cualquier clase menos de "alivio". Que Dios le asista para bien de todos, no solo de los que bien trajeados asistan como "clac" a la ceremonia, ni de sus conciudadanos, sino del resto de los habitantes del planeta Tierra. Esa es su responsabilidad; de "abrigo", que se dice.

Obama, Di Caprio y comparsa

Pascual Falces
Pascual Falces
martes, 20 de enero de 2009, 08:01 h (CET)
En el futuro Presidente concurren características que le dan enorme singularidad, y que concitan enormes expectativas, lo mismo a escala nacional que internacional, y parece como si un enorme silencio y un redoble de tambores precediera el momento de su toma de posesión, es decir, algo así como un atronador pistoletazo de salida: ¡YA!... El ambiente es tenso, tan cuajado de suspense, dado cuanto se espera de él, que casi se pude cortar con tijera.

Todos los actos públicos de la política norteamericana tienen algo de espectáculo de televisión de "prime time", para hora de mayor consumo, con máxima afluencia de público e impacto publicitario. Pero el que se ha preparado para la mañana del día 20 (hora de Washington) en la escalinata del Capitolio. roza con el delirio. El "glamour" que rodea a Barack Obama arrastra al "todo" Hollywood. Algo así como los"titiriteros" de ZP, pero a lo grande, el no va más

Tanto, que la ceremonia de los Oscar se van a quedar de "andar por casa" junto a un acto de tan hondo sentido político democrático, ciudadano, histórico y de trascendencia mundial como el relevo del primer mandatario –con un terrorífico maletín atómico siempre a mano-, del país más poderoso de un planeta que se debate en una crisis económica, financiera y política de dimensiones globales. Tal es la trascendencia, que Leonardo Di Caprio (¡) “quiere contar a sus hijos que vio a Obama tomar posesión”.

Si de una película de Hollywood se tratara, con un director genial (Charles Chaplin, por ejemplo), y Obama tuviera suficiente sentido del humor, sorprendería al mundo entero (nunca mejor dicho, porque así será visto), "saliendo" a escena con pantalones ajustados, chaqueta a rayas, zapatos de "claqué", y sombrero panamá, danzando un son de Nueva Orleáns. ¿No es tanta la expectación montada entorno de que un "negrito" llegue a Presidente de los Estados Unidos?... pues sean consecuentes, hagan felices a la audiencia, saquen el arquetipo a escena. En definitiva, una persona de color es un hijo de Dios, como todos los seres humanos, y de ahí le vienen todo respeto y derechos humanos. La pena es que en lo somático, Barack no corresponde del todo a esa imagen, y sus rasgos son más bien intermedios entre afro y caucásico. De todos modos, el escenario se completará con la abuela kenyata que a modo de la criada negra de Escarlata O´Hara le dará el tinte oscuro que perdió el nieto.

En cuanto a las esperanzas de los "progres" del nuevo Presidente, parte de su "glamour", y que nada tiene que ver con la auténtica confianza de que se ha hecho merecedor, y a la que dedicamos pocos días atrás un objetivo análisis en este mismo espacio, el mismo Obama en su viaje nostálgico recordatorio de Abraham Lincoln, lo ha dejado claro advirtiendo " habrá salidas falsas y reveses, frustraciones y decepciones"; una cosa es lo que se han imaginado de él, y otra lo que hará, pueda hacer, o le dejen hacer. Ante todo es un hombre inteligente, prudente y sincero, a diferencia de otros presidentes, y sin mirar a nadie, ni pensar en otros...

El nuevo Presidente sabe que multitud de sus "fans" lleva días presumiendo de "haberse salido con la suya", al haberle elegido por indiscutible mayoría. Unos, como electores que querían desalojar a Bush y ahora le dicen “Bye-bye, Mr. Bush” y otros, desde el exterior, ya se sienten algo frustrados. A los primeros no les defraudará y una política demócrata se establecerá en las dos cámaras y en el despacho oval de Washington: "Asegurémosnos de que esta elección no es el final de lo que hacemos para cambiar Estados Unidos, sino el principio", ha afirmado también. A los otros, es de temer que lo de las "frustraciones y decepciones", iba por ellos. De cualquier manera no es una presidencia de tránsito, sino preñada de sorpresas, entre las que la "faena" que realice a la crisis económica y política ha de ser de cualquier clase menos de "alivio". Que Dios le asista, para bien de todos, no solo de los que bien trajeados asistan a la "clac" de la ceremonia, ni de sus conciudadanos, sino del resto de los habitantes del planeta Tierra. Esa es su responsabilidad; de “abrigo”, que se dice.

El nuevo Presidente sabe que multitud de sus "fans" llevan días presumiendo de "haberse salido con la suya", al elegirle por indiscutible mayoría. Unos, como electores que querían desalojar a Bush, y, que, ahora le dicen "Bye-bye, Mr. Bush", y otros, desde el exterior, que ya se sienten algo frustrados. A los primeros no les defraudará y una política demócrata se establecerá en las dos cámaras y en el despacho oval de Washington: "Asegurémosnos de que esta elección no es el final de lo que hacemos para cambiar Estados Unidos, sino el principio", ha afirmado también. A los otros, es de temer que las "frustraciones y decepciones" iba por ellos. De cualquier manera no es una presidencia de tránsito sino preñada de sorpresas entre las que la "faena" que realice a la crisis económica y politica ha de ser de cualquier clase menos de "alivio". Que Dios le asista para bien de todos, no solo de los que bien trajeados asistan como "clac" a la ceremonia, ni de sus conciudadanos, sino del resto de los habitantes del planeta Tierra. Esa es su responsabilidad; de "abrigo", que se dice.

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Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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