Creo que me faltarían calificativos para poder definir de una forma acertada lo que está ocurriendo en el Real Madrid. He de reconocer para empezar, que el equipo blanco no es el club de mis amores, pero que admiro su trayectoria, y como no, en muchas ocasiones, un fútbol digno de elogio. Creo que los miles de socios, y millones de aficionados blancos, no se merecen esto.

Esta temporada, pasamos de un disparate a otro casi sin tiempo para recuperarse, y la inestabilidad del club empieza a ser alarmante. El verano con el culebrón Cristiano Ronaldo, un pulso donde no sólo no salieron victoriosos, sino que encima la imagen del club, algo tan valorado otrora, quedó bastante empañada. Fichajes realizados sin el beneplácito del entrenador, reforzando el equipo sin un criterio futbolístico definido, con resultados evidentes.

La marcha por un lado de Michel, el director de la cantera blanca, que salió del club diciendo muchas cosas que no han sido rebatidas por el presidente, y que expuso un panorama ciertamente desolador.

La destitución de Bernd Schuster, algo que muchos pueden entender por los resultados, aunque con una marejada de fondo digna de estudio. Y qué decir de los fichajes de Lassana Diarra y Huntelaar. Sin querer entrar en si son los refuerzos idóneos o no para el Real Madrid, que les puedo asegurar tengo muchas dudas, el ridículo del conjunto blanco a nivel europeo, no es digno de un conjunto como el madrileño. Y si el hecho de que en el club desconozcan una norma, por la que sólo se puede inscribir en champions a uno de los dos jugadores, me parece sumamente grave, lo que resulta todavía más incompresible, es que nadie asuma la responsabilidad, y que todos continúen como si aquí no hubiera pasado nada, lanzando la pelota al tejado de la UEFA, cuando las normas están bien claritas. En resumidas cuentas, otro rídiculo…

Pero si ya de por sí todo esto resulta cuando menos rocambolesco, y creo que reúne bastante datos para que el máximo dirigente blanco se planteara su salida inmediata del club, nos enteramos por los compañeros del diario Marca, de un autentico escándalo de dimensiones mayúsculas: “Ramón Calderón robó la asamblea”.

Sí, no creo que se puedan olvidar del pasado 7 de Diciembre, cuando en la asamblea de socios compromisarios, se aprobaron los presupuestos del pasado ejercicio, y los del 2008-09. Aquello, más que una asamblea, fue una vergüenza, y un ejemplo muy claro de lo que nunca debe pasar en un evento de este tipo. Se desoyeron demandas de socios pidiendo las votaciones en urnas, las cuentas de los votos, las realizaron unas agradables azafatas, que más o menos a su bien tino y orientación, intentaban sumar los votos de sus filas, y por si eso fuera poco, a todos los que intentaron recriminar cualquier acción del señor Calderón, se encontraron con un grupo de “ultra sur”, que impedían cualquier exposición mínimamente coherente. Uno también se pregunta quién dejó entrar a esos personajes, aunque la respuesta parece evidente, ¿verdad?.

Pues no contentos con esto, y tras una laboriosa investigación de Marca, nos encontramos con que el presidente del Real Madrid, supuestamente, ha hecho pasar por socios compromisarios, a socios sin antigüedad suficiente para poder ejercer como tales, o incluso sin ponerse ni rojo, a algunos que no son ni socios…

Eso sí, en escueta nota de prensa, se anuncia que se depuraran responsabilidades, y que cualquier persona relacionada con este hecho, será expulsada inmediatamente del club. Por un lado, me parece cuando menos surrealista, que los propios acusados, sean los que tengan que investigar estos hechos, y qué decir del miedo que pueden tener los no socios que votaron como tales, cuando les digan que están expulsados del club, ¡increíble!.

Y claro, cuando uno espera que el presidente salga desmintiendo todo esto, o que directamente presente su dimisión, no aparece en rueda de prensa, pero tampoco nadie del club niega tajantemente estos hechos. Pero de verdad, ¿alguien entiende esto o es que nos hemos vuelto todos locos?

Si Don Santiago Bernabeu levantara la cabeza, pensaría que se ha equivocado de función, ¡había una vez, un circoooo!...