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Estos últimos días la política gerundense ha derivado en un lamentable circo. Primero fue el fraude democrático de la elección por el método del dedazo del número 19 de la lista convergente como alcalde, alguien que ni siquiera obtuvo respaldo de votos para ser concejal. Después vino el esperpento de un pleno en que el nuevo alcalde se olvidó de prometer el cargo y que se ha tenido que repetir al cabo de unos días.
Y, como guinda, el sectarismo nacionalista de atacar a la Fundación Princesa de Gerona, reconocida por gerundenses de todas las ideologías por su trabajo de fomento de las vocaciones científicas, la creación de empresas y la formación de los jóvenes de nuestra ciudad. Lamentable todo este espectáculo político de falta de rigor, resentimiento y radicalismo que no beneficia en nada a Gerona y nos avergüenza a muchos gerundenses.
No voy a matarme mucho con este artículo. La opinión de mi madre Fisioterapeuta, mi hermana Realizadora de Tv y mía junto a la de otras aportaciones, me basta. Mi madre lo tiene claro, la carne le huele a podrido. No puede ni verla. Sólo desea ver cuerpos de animales poblados de almas. Mi hermana no puede comerla porque sería como comerse uno de sus gatos. Y a mí me alteraría los niveles de la sangre, me sentiría más pesada y con mayor malestar general.
En medio de la vorágine de la vida moderna, donde la juventud parece ser el estándar de valor y el ascensor hacia el futuro, a menudo olvidamos el invaluable tesoro que representan nuestros ancianos. Son como pozos de sabiduría, con profundas raíces que se extienden hasta los cimientos mismos de nuestra existencia. Sin embargo, en muchas ocasiones, son tratados como meros objetos de contemplación, relegados al olvido y abandonados a su suerte.
Al conocer la oferta a un anciano señor de escasos recursos, que se ganaba su sobrevivencia recolectando botellas de comprarle su perro, éste lo negó, por mucho que las ofertas se superaron de 10 hasta 150 dólares, bajo la razón: "Ni lo vendo, ni lo cambio. El me ama y me es fiel. Su dinero, lo tiene cualquiera, y se pierde como el agua que corre. El cariño de este perrito es insustituible; su cariño y fidelidad es hermoso".
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