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La idea,
algo humilde bajo la opinión del sabio cortés,
ése que sabe más que la mundana sabiduría del ser exterior.
La idea,
la buena y la mala...
a veces se pierde y otras se gana en la batalla de simplemente destacar en almas sin espíritu y con cadenas de hierro fundido en oro barato sin ley.
La idea,
la genuina, la diferente, la original... todo lo sabe el hombre que marca la diferencia,
y destaca siempre entre los demás karmas vestidos de luz algo muertos en la similitud de aquellos destinos atravesados sin más mirada que la del triste lamento.
La idea,
de aquél que bien sabe vender su alma al demonio que tanto plagia el talento y el don divino,
ése que roba el aplauso ajeno sin más remordimiento que el de no usar talones del color de la nieve negra hacia el abismo de importes infinitos.
La idea se va lentamente...
llega la muerte del portento usurpado del alma,
y del espíritu sin su luna de la propia fortuna robada por el sino de otros vagabundos de ideas impropias.
No me casaré con la mentira, el error, la cara bonita que me dijo "amor", pero para nada lo he encontrado en él. No me casaré con los ojos claros de ese corazón que decía: ¿amarme?
Amor puro es delicada figura, gato bendito.
Dentro del marco de “Voces del Tenerife”, el poeta valenciano Ángel Padilla asistió como ponente invitado -Padilla con su literatura antiespecista- en un acto homónimo a una de sus más ambiciosas obras poéticas, “La Bella Revolución”. Más de 60 poetas se dieron cita en ese macroencuentro de poesía de la conciencia crítica. Los actos comenzaron desde el miércoles 20 de marzo hasta el domingo 24, en la ermita de San Miguel Arcángel, La Laguna, Tenerife.
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