Será por la proximidad del fin de año, o será por el pasado temporal de nieve que ha hecho limpieza del sistema óptico del catalejo de que se sirve esta columna serrana para otear el panorama nacional desde la cumbre granítica de la muralla que separa las dos “castillas” en plena intemperie, pero, al columnista se le presenta un año por delante con pocas ganas de permanecer “en el armario”, y, por lo tanto, propicio a llamar a las cosas por su nombre, que, para eso el castellano es un idioma muy adecuado, rico en diccionarios, y en rotundas palabras; añádanse raíces aragonesas gustosas de llamar al pan, pan, y al vino, vino.
Vaya por delante un ejemplo de tal intencionalidad: ¿Cómo puede escribir quien cobre del presupuesto de la Casa Real para escribir los discursos al Rey, que, los españoles deben de “tirar del carro” en la misma dirección para salir de “la crisis” habiendo establecido para dicha “casa” un aumento del presupuesto del que no participan en la misma proporción los humildes pensionistas “no contributivos”, y no digamos las ingentes masas de las listas del INEM? Es lamentable coincidir en esta apreciación quien escribe con “un tal Cayo”, el nuevo dirigente de Izquierda Unida, como no sea por aquello que afirmó aquel genio del “ingenio”, Don Pedro Muñoz Seca, de que “Los extremeños se tocan” (una víctima mortal más entre las miles del recientemente condecorado por sus méritos (?) en el Trabajo, Santiago Carrillo).
La crisis económico-financiera mundial estallada en el año que concluye, ha puesto en evidencia las marrullerías del sistema bancario occidental, y lo que es más incomprensible, sus profundas raíces en las estructuras oficiales, estatales y gubernamentales, que esos mismos estamentos, en lugar de permitir que se descalabren y los banqueros se transformaran en pobres “de pedir”, hayan acudido en su auxilio con armas y bagajes procedentes del erario público, encabezados por el políticamente agonizante Bush para salvarles y mantener en su “status”. Así, limusina aparcada, comilona compartida, y grueso habano preparado, siguieron charlando en qué lugar del mundo iban a disfrutar las vacaciones este invierno. Mientras, la amenaza de quiebra y la pérdida del empleo se cernían sobre la cabeza de millones de honestos ciudadanos del mundo entero.
En España, no ha sido para menos, sino para más. ZP, en eso no ha mentido, dijo que la Banca gozaba de “buena salud”, y que jugaba en la “champions”; se reunió con ellos en La Moncloa “bajo secreto de sumario” y salieron robustecidos. Les inyectó más dinero aún del que tenían, naturalmente, de todos los españoles, creando una deuda que, como dice la Biblia, “hasta los hijos de los hijos” de la actual generación tendrán que ir pagando (si España sigue siendo un todo y no un conglomerado de tribales naciones endeudadas hasta las pestañas). O, un país comprado por los chinos o los petro-árabes a precios de saldo. Tiempo al tiempo. Por si los banqueros no habían salido del todo satisfechos de aquella reunión y ante las entrañable Fiestas que nos encontramos, el providente Presidente de todos los españoles dispuso un aguinaldo exclusivo para los banqueros y sus allegados familiares, hermanos y primos, que destapó El Mundo. Ya se comentó en esta misma columna que si los agraciados hubieran sido los conserjes del Banco, su gratitud habría sido, forzosamente, modesta. Ese es el “talento” del socialismo de alcurnia que gobierna y que con tanto acierto supieron elegir once millones y medio de ingenuos y timados españoles hace tan sólo unos meses.