Cada uno de los “tres o cuatro” sufridos lectores de esta ventilada, y ahora nevada, “columneja”, puede servirse en el orden que guste de los titulares más arriba mencionados. ¿Ha tenido alguna vez España en su Historia un Presidente de Gobierno y unos ministros capaces de divertirnos tanto con sus tracas de mentiras? Porque, si en algo se ha alcanzado acuerdo general entre los ciudadanos, es en que cuando ZP dice que no, es que si; oírle decir, “no hay crisis”, significa que el paro aumenta vertiginosamente, y cualquiera puede ser el siguiente en incrementar las listas del INEM, de manera reconocida o no, eso es indiferente. Y, si Rubalcaba (p.e.) asegura convencido y gesticulando, que “no hay negociación” con ETA, “todo el mundo” sabe que se está negociando, o mejor dicho, que no-se-ha-dejado-de-negociar. El etcétera sería larguísimo para ambos personajes, pero no es cuestión de repetir ni copiar a los “enterados” columnistas que bastante lo hacen entre ellos. La misma mentira pasa por muchas manos hasta agotarse y ser sustituida por la siguiente.
Esta especie de adivinanza –“¿Cuál es ahora la mentira?”- en que ha sido entrenado el país por los gobiernos socialistas desde “tiempos de Felipe González”, seria divertida si no estuviera contrapesada por la trágica cara de la moneda que le acompaña: el goteo del cese laboral, de la disminución de ingresos familiares para hacer frente a las obligaciones contraídas en la anterior época de bonanza donde el dinero para el consumo era empujado por los bancos: ¡Lléveselo, ya me lo pagará, no se preocupe Ud.!... Más tarde, desde Wall Street, o desde “Sierra Morena” (Fondos Reservados, Roldán, Mariano Rubio, BOE, etc.) viene la “crisis”, y, con ella, la fea cara del paro, de las manos en el bolsillo, de la bufanda, y del rebuscar en los contenedores de la basura.
Y, junto a todo ello, otra demostrada habilidad que no se conoce con precisión el “laboratorio de ideas” donde se genera. La fantástica capacidad de crear distracciones para escamotear la atención del “personal”. Cabe preguntarse, ¿hacia dónde miraba la gente cuando el ilusionista Copperfield lograba que desapareciera un “Boeing 747” (Jumbo)?... ya que, algo parecido es lo que se está viviendo. Un país que camina en la primera línea de la universal crisis, ¿está realmente interesado con creciente “clamor” por la eutanasia, el aborto libre, el suicidio asistido, o los derechos humanos?... Comparando, Felipe González era un cándido palomo a la hora de mentir que cayó en las garras de halcón desalmado que era Aznar, que lo debió agarrar sesteando en su poltrona azul de las Cortes con la ferocidad de su atiplado: ¡Váyase Sr. González!... o, tal vez, estaba pensando que había llegado ya la hora de ocuparse de establecer su propio “lobby”de influencias.
Sea comedia, o bien sea tragedia lo que termine imponiéndose, de seguro que no será “agua de borrajas” (ojalá lo fuera). La mentira no tiene consistencia, no obstante haya servido para renovar una Legislatura. ¿Se imagina alguien el Acueducto de Segovia construido con cartón piedra en lugar de a base de roca de esta misma Sierra? La diferencia son dos mil años de duración. Los “parados” dieron paso a la Alemania de Hitler que les dio un subsidio, una ilusión y una camisa parda. El subsidio, a su vez, se lo había proporcionado la Banca judía internacional, para dejar de subvencionar las deudas contraídas por Alemania al final de la primera Guerra mundial.