Al fomentar modelos centrados en la persona desde la óptica de incrementar los valores de felicidad, otorga a la empresa un valor que se traduce en mayores incrementos en el rendimiento…

Hoy me vas a permitir que comparta contigo algunas reflexiones acerca de la posibilidad que he tenido esta semana de participar como miembro de la Asociación Felicidad Sostenible en las Jornadas de conmemoración del décimo aniversario del incendio que estuvo a punto de dar al traste con la sede de la empresa Renolit en Navarra.

Su director Iñigo Castillo nos contaba como a lo largo de esos años la empresa y las personas que conformaban la organización tuvieron que reconstruirse, reinventándose y apostando porque verdaderamente la fábrica no saliese de la zona.

Hoy lo viven como un proceso resiliente del que han salido reforzados y acuden a modelos de la Psicología Positiva para potenciar la felicidad de las personas que la conforman.

Es curioso observar todavía la reacción de los trabajadores de cualquier empresa u organización cuando les hablas de felicidad y lo relacionas con el trabajo. Parece que ambos términos son opuestos y que jamás en la vida podrían coincidir. Pero además en muchos momentos percibimos como las personas al comienzo de cualquier intervención que persigue potenciar su felicidad en el trabajo, generan un poco de resistencia a participar en estos procesos. No es menos cierto que dicha resistencia desaparece unos segundos después cuando destapamos el bote de las esencias y les mostramos el inicio de ese jardín que llamamos felicidad y que sin duda es el objetivo de todas las personas, como ya me has leído o en algunos casos oído comentar en repetidas ocasiones.

Sin duda alguna el aplicar estos programas basados en el bienestar y la felicidad, acudiendo a modelos teóricos que denominamos Organizaciones felices y sostenibles implica una apuesta clara por parte del equipo directivo por un cambio de enfoque. Aquí el líder o líderes deben de jugar un papel fundamental como Happy Managers y entender que toda empresa parte de la persona, la conforman personas y sus acciones van dirigidas a las personas. Todo ello en comunidades que favorezcan y potencien la convivencia en positivo. Pero queremos ir más allá, buscamos que la empresa aprenda a construir una narrativa común entre personas, empresas y ciudades.

Sin duda alguna el universo empresarial debe de estar marcado por una comunión entre talento, autoeficacia, compromiso (engagement) y crecimiento personal y social. Solo asumiendo esta idea podremos conservar el talento que se nos va, como suelo decir, por los desagües y así lo perdemos.

Estarás de acuerdo conmigo que al fomentar modelos centrados en la persona desde la óptica de incrementar los valores de felicidad, otorga a la empresa un valor que se traduce en mayores incrementos en el rendimiento.

Por esa razón el trabajo desarrollado por la Asociación Felicidad Sostenible en Navarra con la empresa Renolit España comienza por mostrar el efecto enriquecedor y productivo del optimismo y la actitud a través del modelo de Optitud expuesto magistralmente por nuestro compañero Iosu Lazcoz. Como no, hablando de esa energía motriz que parte de la primera explosión de arranque, puesta en marcha y mantenimiento de esas ideas y pensamientos que nos ayudan creernos que podemos cambiar. En esa misma línea definió su ya conocido modelo de vitaminas para implementar el optimismo, avalado por sus resultados óptimos.

En segundo lugar nuestro compañero Toni Corredera nos mostró la importancia de descubrir cuáles son nuestras fortalezas personales, esos rasgos morales que nos acercan o alejan de las cosas que llevamos a cabo. Es fundamental que las fortalezas jueguen un papel transversal en todo esto, vinculándolas a la vivencia de emociones positivas, así como a aquellas actividades o tareas que nos trasladan a experimentar el disfrute en aquello que realizamos.

Por último, un servidor, centré mis esfuerzos en esbozar algunas pinceladas sobre la positividad realizando un viaje desde la emociones positivas con la explicación del modelo de Frederickson hasta llegar a potenciar el objetivo de vivir tu estado presente a través del saboreo.

Sin darnos cuenta vivimos tan ensimismados en nuestro mundo, creado desde el miedo y la auto protección que rara vez vivimos en el presente y lo disfrutamos, ya que pensamos que lo más importante ocurrirá en el futuro. Dejamos de lado nuestra felicidad y nos convencemos de que mañana será el mejor que hoy.

De esta forma posponemos nuestros momentos de felicidad, ya que entendemos que disfrutar significa superar la incomodidad y el dolor, o después de tener un encontronazo con la mortalidad o de darse un buen susto. Normalmente cuando tenemos algún dolor, por ejemplo nos duele la cabeza, y este desaparece, de pronto te sientes bien por su ausencia, lo mismo sucede cuando experimentamos una experiencia de muerte, inminentemente después queremos disfrutar nuestra vida plenamente.

Efectivamente una organización con profesionales felices, es una organización productiva, rentable, capaz de trabajar en equipo y con directivos capaces de ejercer un liderazgo de crecimiento. Por esa razón es importante recordar que el nivel de felicidad del conjunto de los empleados es uno de mejores indicadores del éxito comercial y de producción de las organizaciones. Por esa razón hemos planteado potenciar un primer momento de para implementar el índice de felicidad de la organización a través de la mejora de las medidas individuales. Entendiendo que el objetivo último de muchos de los proceso que inciden directamente sobre las personas ayudandonoes a mejorar su nivel de “felicidad”. Si no dejamos escapar el talento potenciando paralelamente el compromiso de nuestros profesionales, buscando trabajadores autorealizados, con niveles de percepción alta de autoeficacia, habremos conseguido un éxito en todas las facetas que conforman su vida de una organización.

Pero además en felicidad sostenible vamos más allá, entendemos a las organizaciones , como Renolit, que apuestan por contribuir positivamente en sus comunidades, siendo donantes que potencian la construcción de sus barrios, preguntándose en cada momento la participación que han tenido en el desarrollo óptimo del bienestar personal y social de las personas y su entorno.