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Toni Castro

Se acabaron las aventuras del Tintín blanquiazul

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Por la repercusión social que tiene, el fútbol es uno de los deportes más resultadistas. Si el equipo gana, todos tan contentos, pero en cambio, si el equipo no funciona, la afición, el entorno y los medios de comunicación presionan a la directiva para que actúe y la tradición dice que cuando un equipo no funciona, casi siempre, el que paga los platos rotos es el entrenador.

Excepto contadas ocasiones, como cuando se carguen a Schuster o a Clemente, por lo general no me gusta que echen a un entrenador. Y aún me gusta menos que echen a un ‘entrenador de la casa’.

El ya ex técnico del Espanyol, Bartolomé ‘Tintín’ Márquez era uno de ellos, un ‘entrenador de la casa’, un aficionado perico que desde niño soñó siempre con vestir la camiseta del primer equipo blanquiazul. Ese sueño se hizo realidad en la temporada 1982-83, cuando tras dos años cedido en el Sabadell y en el Sant Andreu, regresó al equipo de sus amores para convertirse en el media punta que durante seis Ligas llenó de goles el viejo estadio de Sarrià.

Quienes le vieron jugar le definen como un futbolista con mucha técnica para mover el balón y sobre todo con gol, tanto con los pies como muy hábil en el remate de cabeza. Con la camisola blanquiazul Márquez jugó 140 partidos (8.833 minutos) y marcó 29 goles. Sin duda, los tres tantos más dulces de su carrera fueron los que le endosó al Barça en una gloriosa tarde de domingo de la temporada 1985-86.

Dos temporadas después, con Clemente en el banquillo perico, ‘Tintín’ Márquez juega apenas siete partidos. El de Barakaldo no cree en él y decide marchar de su casa para colgar las botas en el Figueres, en Segunda División A.

Unos años más tarde, Márquez vuelve a pisar el verde de la hierba en el CE Europa, equipo de la Tercera División catalana, con el que se proclama campeón de la Copa Cataluña 1998, tras ganar en la tanda de penaltis al todopoderoso Barça de Van Gaal.

Con esa carta de presentación regresa al club de sus amores para entrenar al equipo cadete. De año en año, va saltando de categorías, pasa por el Juvenil B, por el Juvenil A y luego por el filial, hasta que aparece por Montjuïc Miguel Ángel Lotina. Márquez se convierte en su ‘segundo’ durante dos años y continúa de ‘segundo’ otros dos años con Ernesto Valverde. Cuando el ‘Txingurri’ marcha al Olimpiakos, ‘Tintín’ Márquez, ese niño que soñaba con vestir la camiseta blanquiazul, ese media punta goleador de los años 80, ese perico de los pies a la cabeza, se convierte en el nuevo entrenador del Espanyol.

Aquel lunes, de hace justo medio año, se produjo una curiosa paradoja. Cuando Márquez aceptaba ser el primer entrenador blanquiazul, a la vez estaba firmando su salida del club, a más corto o a más largo periodo, en seis meses o en seis años, pero el bueno de ‘Tintín’ ya no podría volver a entrenar al cadete, ni al juvenil, ni al filial, ni siquiera volver a ser el ‘segundo’… Si daba ese paso, si aceptaba ese cargo, el siguiente destino tendría que ser fuera del club de su vida.

Estoy seguro que Márquez nunca imaginó que su aventura como primer entrenador del Espanyol iba a ser tan breve. Llegó al banquillo de Montjuïc con más ganas y más ilusión que nadie, pero la situación del equipo, decimoséptimo en la clasificación, con 6 puntos de los últimos 33 disputados, le ha puesto de patitas en la calle.

Ahora el vasco José Manuel Esnal ‘Mané’ será el encargado de reflotar esta situación. Sin Raúl Tamudo, mes y medio de baja, los pericos deberán reconducir la temporada y evitar el desastre de inaugurar el nuevo y flamante Estadio de Cornellà-El Prat en Segunda División.

Ya sólo me queda la duda de qué hará ‘Tintín’ Márquez a partir de ahora. ¿Será un entrenador de equipos de Primera, de un Recreativo, de un Mallorca o de un Valladolid… o será un entrenador de Segunda B, de un Badalona, de un Zamora o de un Jaén? ¿Con qué caché marcha Márquez del Espanyol? Y lo más importante, ¿ese pajarillo que vuela ahora del nido para buscarse lejos la comida será capaz de regresar algún día a su casa? ¿Volverán las aventuras del Tintín blanquiazul?

Se acabaron las aventuras del Tintín blanquiazul

Toni Castro
Toni Castro
jueves, 4 de diciembre de 2008, 10:21 h (CET)
Por la repercusión social que tiene, el fútbol es uno de los deportes más resultadistas. Si el equipo gana, todos tan contentos, pero en cambio, si el equipo no funciona, la afición, el entorno y los medios de comunicación presionan a la directiva para que actúe y la tradición dice que cuando un equipo no funciona, casi siempre, el que paga los platos rotos es el entrenador.

Excepto contadas ocasiones, como cuando se carguen a Schuster o a Clemente, por lo general no me gusta que echen a un entrenador. Y aún me gusta menos que echen a un ‘entrenador de la casa’.

El ya ex técnico del Espanyol, Bartolomé ‘Tintín’ Márquez era uno de ellos, un ‘entrenador de la casa’, un aficionado perico que desde niño soñó siempre con vestir la camiseta del primer equipo blanquiazul. Ese sueño se hizo realidad en la temporada 1982-83, cuando tras dos años cedido en el Sabadell y en el Sant Andreu, regresó al equipo de sus amores para convertirse en el media punta que durante seis Ligas llenó de goles el viejo estadio de Sarrià.

Quienes le vieron jugar le definen como un futbolista con mucha técnica para mover el balón y sobre todo con gol, tanto con los pies como muy hábil en el remate de cabeza. Con la camisola blanquiazul Márquez jugó 140 partidos (8.833 minutos) y marcó 29 goles. Sin duda, los tres tantos más dulces de su carrera fueron los que le endosó al Barça en una gloriosa tarde de domingo de la temporada 1985-86.

Dos temporadas después, con Clemente en el banquillo perico, ‘Tintín’ Márquez juega apenas siete partidos. El de Barakaldo no cree en él y decide marchar de su casa para colgar las botas en el Figueres, en Segunda División A.

Unos años más tarde, Márquez vuelve a pisar el verde de la hierba en el CE Europa, equipo de la Tercera División catalana, con el que se proclama campeón de la Copa Cataluña 1998, tras ganar en la tanda de penaltis al todopoderoso Barça de Van Gaal.

Con esa carta de presentación regresa al club de sus amores para entrenar al equipo cadete. De año en año, va saltando de categorías, pasa por el Juvenil B, por el Juvenil A y luego por el filial, hasta que aparece por Montjuïc Miguel Ángel Lotina. Márquez se convierte en su ‘segundo’ durante dos años y continúa de ‘segundo’ otros dos años con Ernesto Valverde. Cuando el ‘Txingurri’ marcha al Olimpiakos, ‘Tintín’ Márquez, ese niño que soñaba con vestir la camiseta blanquiazul, ese media punta goleador de los años 80, ese perico de los pies a la cabeza, se convierte en el nuevo entrenador del Espanyol.

Aquel lunes, de hace justo medio año, se produjo una curiosa paradoja. Cuando Márquez aceptaba ser el primer entrenador blanquiazul, a la vez estaba firmando su salida del club, a más corto o a más largo periodo, en seis meses o en seis años, pero el bueno de ‘Tintín’ ya no podría volver a entrenar al cadete, ni al juvenil, ni al filial, ni siquiera volver a ser el ‘segundo’… Si daba ese paso, si aceptaba ese cargo, el siguiente destino tendría que ser fuera del club de su vida.

Estoy seguro que Márquez nunca imaginó que su aventura como primer entrenador del Espanyol iba a ser tan breve. Llegó al banquillo de Montjuïc con más ganas y más ilusión que nadie, pero la situación del equipo, decimoséptimo en la clasificación, con 6 puntos de los últimos 33 disputados, le ha puesto de patitas en la calle.

Ahora el vasco José Manuel Esnal ‘Mané’ será el encargado de reflotar esta situación. Sin Raúl Tamudo, mes y medio de baja, los pericos deberán reconducir la temporada y evitar el desastre de inaugurar el nuevo y flamante Estadio de Cornellà-El Prat en Segunda División.

Ya sólo me queda la duda de qué hará ‘Tintín’ Márquez a partir de ahora. ¿Será un entrenador de equipos de Primera, de un Recreativo, de un Mallorca o de un Valladolid… o será un entrenador de Segunda B, de un Badalona, de un Zamora o de un Jaén? ¿Con qué caché marcha Márquez del Espanyol? Y lo más importante, ¿ese pajarillo que vuela ahora del nido para buscarse lejos la comida será capaz de regresar algún día a su casa? ¿Volverán las aventuras del Tintín blanquiazul?

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