Un capítulo tan crucial en la Fiesta como es la afirmación económica, ecológica y cultural, podríamos comenzar por preguntarnos: ¿Cómo cuantificar económicamente la Fiesta?
La dehesa donde se encuentra el toro bravo es la primera realidad económica que nos encontramos, pues no debemos de olvidar que desde el campo se generan multitud de profesiones estrechamente ligadas al toro como son los sectores de alimentación de ganado, carburantes para maquinaria, herraderos, tientas, mantenimiento de instalaciones, vehículos de transporte, vallas, tasas, visados, veterinarios, guarnicioneros, viajes de gestión, certificados de aparejadores y arquitectos, carpinteros, herreros, bancos, notarios, abogados, el agroturismo y el ecoturismo, son un ejemplo de lo expuesto.
Otro parámetro económico a tener en cuenta son las ayudas a este sector ganadero en nuestro país por parte de la Unión Europea originadas tras el tratado de Maastrich en 1993 de las que se benefician. Y digo bien, las vacas nodrizas, los machos y la extensificación.
De igual forma, este carácter o afirmación económica se traslada a otro valor casi o más importante que no es otro que la constatación ecológica, pues no debemos olvidar que actualmente existen un total de 540.000 hectáreas dedicadas a la cría del toro bravo en el panorama español, es decir, el 1% de superficie del territorio nacional, o el 6% del terrorismo portugués, cuya extensión es solo comparable al casi el triple del territorio de Luxemburgo.
Las dehesas, de igual manera, se nos presentan como olas últimas reservas de biodiversidad ecológica de flora y fauna, que permiten la defensa de animales autóctonos en peligro de extinción como son el caso del lince Ibérico, el águila imperial, la cigüeña negra o el propio toros bravo, que por su diversidad genética constituye con pleno derecho otra especie única e irremplazable en el mundo debido a su singularidad de encastes y ganaderías.
Su contribución a la conservación de la naturaleza por su crianza extensiva y la no entrada del hombre permite de igual manera el cuidado de un ecosistema salvaje y respetuoso con las peculiaridades de cada zona.
El toro bravo es el auténtico guardián del último paraíso que es la dehesa mediterránea. Pues no en vano son muchas las ganaderías españolas, que al contrario de lo que sucede con las ganaderías portuguesas, se encuentran ubicadas en parques naturales como los de la Sierra Norte de Sevilla, Sierra de Andújar, el Coto de Doñana o Monfragüe, entre otros.
Algunos aspectos como la escasez de incendios en este zona, la contribución a fijar una población rural agraria compuesta por un personal cualificado, y por ello más remunerado en donde mayorales y campinhos, vaqueros o mozos, aseguran definitivamente la existencia y la persistencia en el tiempo de multitud de profesiones artesanas; nos hacen comprobar que dichas zonas más desfavorecidas agrícolamente por la Unión Europea, se comportan como auténticos oasis de vida en territorios de alto riesgo de despoblamiento.
Muchos son los otros sectores económicos que engloban la Fiesta que serían imposible de enumerar hoy y aquí. Tan sólo destacar algunos ejemplos desde varios puntos de vista:
Desde la perspectiva de la empresa taurina habría que tener en cuenta a carpinteros, alguacilillos, mulilleros, abogados, notarios, bancos, seguros, bandas de música, carteles y propaganda, cuadras de caballos, empleados, taquilleros, enfermería ambulancia, quirófanos, médicos, matarifes,, carniceros, porteros, acomodadores, transportistas de toros y sobreros, publicidad escrita y radiofónica, seguridad social,. Tasas, visados, veterinarios, viajes, entradas, entre otras.
Respecto a las concesiones contaríamos con: agencias de viajes, almohadillas, anuncios, arquitectos, comestibles, restauración, subvenir, son algunas.
Por otros lado, el arte de la tauromaquia es fomento de editoriales, revistas, libros, enciclopedias,. Músicos, escultores, pintores, diseñadores, sastrerías.
Por su parte, el llevar tras de sí a el Torero: subalternos, transporte cuadrilla, asistencia sanitaria, capotes, muletas, banderillas, flores, fotógrafos, publicidad,. Puyas, estoques, monas, radio y resto de utillaje, petos, silla, ropa, caballos en caso de rejoneadores, veterinarios, propinas, zapatillas, traje de luces, traje corto, montera, hospedaje y restauración, gasolina de los vehículos de trasporte, furgonetas...
Hacienda tiene su parcela en: divisas extranjeras, funcionarios, obras públicas, hostelería, restauración, taxis, hoteles, restaurantes, proveedores, actos de beneficencia, impuestos (por ejemplo la Fiesta paga en España el 16% de IVA frente a otras explotaciones ganaderas a las que solo se les exige un 7% o frente al resto de espectáculos culturales como el cine o el teatro con un 4%).
Las plazas de toros requieren: albañilería, electricidad, carpintería, pintores, restauradores, arquitectos, aparejadores...
Y finalmente los medios: escritos, radiofónicos, televisivos e Internet se alimentan de las noticias generadas por el mundo taurino.
Y finalmente los medios: escritos, radiofónicos, televisivos e Internet se alimentan de las noticias generadas por el mundo taurino.
Todo ello no son sino muestras evidentes del papel crucial de la Fiesta en el sector económico de dos países como España y Portugal. Y más concretamente como Andalucía y el Sur de Portugal. Habría pues que plantearse cómo enfocar la Fiesta de modo que se convierta en una empresa que despierte el interés del inversor, se propague, permanezca y crezca, fomentando la publicidad en los medios y resaltando su atractivo, dignidad, espectacularidad y autenticidad, sin avergonzarnos, sin pedir disculpas, sin dejarnos abatir por ecologistas cartón y nacionalistas recalcitrantes.
Portugal y España, España y Portugal en pro de su apoyo incondicional a una fiesta que sienten cómo algo muy suyo, deben ejercer causa común en el enaltecimiento de esta singular manifestación cultural inigualable y comparecer como los pilares sobre los que se asienta el edificio que ambas tierras hermanas, significa el amor a la Fiesta de los toros.