La consecución de la Copa Davis contra Argentina en Mar del Plata, ha puesto el broche de oro a un año plagado de éxitos para el deporte español. La Eurocopa, fue el ‘bombazo’ más sonado y con enorme repercusión, pero no por ello hay que quitarle méritos a otras gestas como la plata de la selección española de baloncesto o el bronce de la de balonmano en los pasados Juegos de Pekín, o los triunfos de los ciclistas en todas las pruebas importantes. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid… qué mejor que crear un Ministerio de Deportes para renovar una Ley obsoleta e intentar mantener o incluso mejorar esta brillante trayectoria de nuestros deportistas.

¡Qué pocos españoles confiábamos en lograr la tercera Ensaladera para nuestro país! Pero esto es deporte, y los nuestros supieron sobreponerse a las adversidades como la baja de Nadal, la superficie de la pista o el ‘caluroso’ público argentino. Siempre habrá que estarles agradecidos a unos tenistas, que fueron vestidos de corderitos, pero que no se comportaron como tal, todo lo contrario, pues con arrojo y orgullo, consiguieron la gesta de ganar la Davis. Feliciano y Verdasco supieron sacar adelante a un equipo, que sólo tuvo un pero, el de Ferrer, sin embargo, un sabio Sánchez Vicario supo manejar sus fichas con maestría para derrotar a los argentinos, que acusaron en demasía la lesión de Del Potro.

Como se lo merecen, estos héroes fueron recibidos por todo lo alto al llegar a España, al igual que ocurrió con los del fútbol tras la victoria en el Europeo. Sin embargo, su reconocimiento en la Moncloa tuvo algo que les diferencia del resto. Y es que Zapatero dio a conocer oficialmente la creación por parte del Gobierno de un Ministerio de Deportes. Gran decisión, quizás algo tarde, pero al fin y al cabo, más vale tarde que nunca. Sinceramente, pienso que urgía que el deporte tuviese una dedicación única y también renovar una Ley demasiado antigua.

Para algunos, el deporte simplemente sea eso, deporte, algo secundario ante problemas tan graves como el desempleo o la vivienda. Pero estamos viviendo sin lugar a dudas la Edad de Oro del deporte español y creo que esto hace que se merezca cuidar más aún a nuestros deportistas. El futuro Ministerio debe garantizar esta línea de éxitos, incluso aumentarlos para certificar que su creación no es cosa simplemente publicitaria y costosa. ¿Quién no se alegra de ver triunfar a Rafa Nadal, Alberto Contador o Gasol? Seguramente pocos españoles.

El deporte tiene una importancia más grande de lo que parece para el ciudadano de pie. Ante tiempos difíciles como los que corren, ¿qué cosas nos hacen evadirnos y poder disfrutar dejando los problemas aparte? Probablemente, para muchos millones, el deporte, llámase fútbol, baloncesto, balonmano o tenis. Pero no sólo me refiero a verlo por la televisión, sino el bien que hace practicarlo, tanto físicamente como psicológicamente. Hay que potenciar a los diferentes deportes y deportistas desde abajo para seguir sacando a figuras españolas. Numerosas disciplinas apenas tienen medios, ni siquiera a nivel de federaciones nacionales.

Sin embargo, no sólo hay que mejorar la situación de muchos deportes y sus correspondientes practicantes, tanto profesionales como amateurs. El Ministerio de Deportes ha de realizar una labor educativa y protectora en todos los sentidos. Los deportistas no sólo deben tener conocimientos y cualidades en sus disciplinas, sino que tienen que poseer unos valores y una ética personal. Unos de los grandes y difíciles objetivos de este ministerio debe ser erradicar de una vez por todas con la violencia en el deporte. Los violentos no pueden darse cita en ningún evento deportivo, castigando con dureza a estos o a los clubes que les den cabida o protección.