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Baloncesto
Etiquetas | Real Madrid | Barcelona | LIGA ENDESA
El cuadro de Xavi Pascual estuvo más equilibrado que un Real Madrid abusador del tiro exterior ante su escasa puntería de dos y escaso músculo defensivo. Doellman (17 puntos), Ribas (15) y Satoransky (16), los azulgranas más destacados.

El Barcelona somete al Real Madrid (84-91)

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Ficha técnica
84 - Real Madrid: Sergio Rodríguez (14), Llull (12), Maciulis (11), Reyes (9) y Ayón (6) -quinteto inicial-; Carroll (13), Thompkins (4), Taylor (11), Hernangómez (-), Doncic (-), Nocioni (3) y Ndour (1).

91 - Barcelona Satoransky (16), Navarro (12), Perperoglou (-), Doellman (17) y Tomic (11) -quinteto inicial-; Ribas (15), Samuels (13), Lawal (-), Oleson (2), Vezenkov (5), Eriksson (-).

Parciales: 23-25, 21-25, 14-24 y 26-17.

Árbitros: Hierrezuelo, Calatrava y Manuel. Eliminaron por faltas a Tomic (min.40) y Satoransky (min.40).

Incidencias: Partido de la décimo tercera jornada de Liga Endesa disputado en el Palacio de Deportes de Madrid ante 13.149 espectadores.
No sucedía desde 2009, en Madrid. Curiosamente también un mes de diciembre. Casualmente también un día 27. En Liga Regular. Cosas del destino. El Barcelona tomó el control del Real Madrid en el Palacio de los Deportes. No habrá incidencia clasificatoria aún -queda mucho terreno y sólo hay un encuentro de diferencia- aunque este resultado supone un aviso para unos y para otros, amén de cuestiones de autoestima. Para el Barcelona se confirma que ha trabajado en el camino correcto; para el Real Madrid que debe centrarse en defensa y alejarse de vivir de inspiraciones presentes y pasadas. No obstante, ni en un caso todo es de color de rosas ni en el otro es algo preocupante. Son avisos, positivos y negativos, consecuencia del primer clásico Liga Endesa de esta temporada. Habrá más.

La mejor defensa se impuso al mejor ataque del campeonato. Los sistemas defensivos del Barcelona funcionaron a mejor intensidad que la puntería del Real Madrid. A esto se sumó que el conjunto de Xavi Pascual estuvo con el punto de mira más calibrado. Y qué decir del Real Madrid en defensa. Nada nuevo a lo visto en otros encuentros. Si defiendes sin fuerza, sin apretar las tuercas del adversario, uno se vuelve vulnerable. El Barcelona se movió cómodamente en la zona blanca. Sus hombres altos amargaron la tarde a los chicos de Pablo Laso -premiado como mejor entrenador de la pasada campaña-, incapaz de encontrar entre sus recursos a alguien que hiciera cosquillas a Tomic y Samuels. Tampoco a Doellman. Los tres hicieron estragos durante los dos primeros cuartos. Anotaron 25 de los 50 puntos del Barcelona.

Ribas y Satoransky, brillantes
En la sombra no debe ocultarse el magnífico trabajo de Ribas y Satoransky. No gozan de los focos de las cámaras, pero su control del ritmo del encuentro y su capacidad de anotar sigilosamente también provocaron daños en el Real Madrid. El Barcelona ni siquiera notó las ausencias de Arroyo y Abrines. Lo observado desde la grada es refrendado por la cruda realidad de las estadísticas. Los números no engañan en baloncesto. El Barcelona clavó el 67 por ciento de acierto, tanto en tiro de dos como exterior: 16 de 24 en dos puntos y 4 de 6 en triples, incluyendo uno de Navarro a una pierna y sobre la bocina. En consecuencia: 47-65 de valoración. El Barcelona fue efectivo, estuvo equilibrado, centrado en defensa y concentrado de comienzo a final.

Al descanso, atendiendo al marcador (44-50), todo apuntaba a que había encuentro. Que había segunda parte. Que todo estaba abierto. Era un simple espejismo. El Barcelona estaba siendo superior y era cuestión de minutos que el Real Madrid acabara perdiendo su referencia. Como se diría en términos ciclistas, el cuadro blanco hacía la goma. Un 9-17 para empezar; un 11-20 para continuar y pequeñas rentas entre cuatro y seis puntos siempre solventadas a base corazón y acierto en el triple: 8 de 15 en el tiro exterior al descanso. Esto contrastaba con la paupérrima estadística en tiro de dos puntos: 9 de 21 intentos. Con esta descompensación, siempre que hubo apuros se recurrió a la inspiración exterior. Bien Carroll, bien Maciulis o Sergio Rodríguez.

Sin triples, no hubo felicidad
Lógicamente no era una situación placentera, puesto que ¿se podría mantener ese acierto exterior durante otros dos cuartos? La respuesta no tardó en aparecer. Y fue que no. El Real Madrid se nubló en el tiro exterior: no anotó un solo triple en el tercer cuarto. Consecuentemente, al no mejorar ni en defensa ni en tiros de dos puntos (50 por ciento por un 75 del Barcelona), el cuadro de Xavi Pascual se despegó en el marcador de forma contundente (rozando los veinte de diferencia) hasta aterrizar en un 58-74 al finalizar el tercer acto del clásico. Los jugadores exteriores tomaron el relevo al trabajo realizado por los pívots. El clásico empezaba a tener sabor azulgrana. Y más cuando hasta el mismo Navarro (el Barcelona ya no depende tanto de su persona) encontraba vías fáciles de anotación. Quedaba constatado que era el día del Barcelona y no del Real Madrid.

Faltaban diez minutos más. El último cuarto. Quizá sería un imposible, pero si algo tiene este Real Madrid es corazón, garra y hambre. Y más cuando regresó el acierto exterior. Dos triples consecutivos de Taylor (pasado el ecuador del cuarto) dejaron al Real Madrid con un esperanzador 70-81. Llovía, pero llovía menos en comparación a minutos anteriores. Restaba sólo cuatro minutos. El público también reaccionó con vítores desde la grada. Era una remontaba complicada, pero cosas más difíciles se han visto en baloncesto. Y diez puntos (73-83) tras otro triple de Maciulis. Habría emoción de despedida al clásico. Porque este Barcelona está más cohesionado que anteriores grupos. Tiene las bases bien asentadas aunque también aspectos que mejorar. De momento, suficiente como para tomar Madrid, la pista del actual campeón de Liga Endesa y Euroliga. Ahí es nada.

El Barcelona somete al Real Madrid (84-91)

El cuadro de Xavi Pascual estuvo más equilibrado que un Real Madrid abusador del tiro exterior ante su escasa puntería de dos y escaso músculo defensivo. Doellman (17 puntos), Ribas (15) y Satoransky (16), los azulgranas más destacados.
Rafael Merino
domingo, 27 de diciembre de 2015, 20:05 h (CET)
Ficha técnica
84 - Real Madrid: Sergio Rodríguez (14), Llull (12), Maciulis (11), Reyes (9) y Ayón (6) -quinteto inicial-; Carroll (13), Thompkins (4), Taylor (11), Hernangómez (-), Doncic (-), Nocioni (3) y Ndour (1).

91 - Barcelona Satoransky (16), Navarro (12), Perperoglou (-), Doellman (17) y Tomic (11) -quinteto inicial-; Ribas (15), Samuels (13), Lawal (-), Oleson (2), Vezenkov (5), Eriksson (-).

Parciales: 23-25, 21-25, 14-24 y 26-17.

Árbitros: Hierrezuelo, Calatrava y Manuel. Eliminaron por faltas a Tomic (min.40) y Satoransky (min.40).

Incidencias: Partido de la décimo tercera jornada de Liga Endesa disputado en el Palacio de Deportes de Madrid ante 13.149 espectadores.
No sucedía desde 2009, en Madrid. Curiosamente también un mes de diciembre. Casualmente también un día 27. En Liga Regular. Cosas del destino. El Barcelona tomó el control del Real Madrid en el Palacio de los Deportes. No habrá incidencia clasificatoria aún -queda mucho terreno y sólo hay un encuentro de diferencia- aunque este resultado supone un aviso para unos y para otros, amén de cuestiones de autoestima. Para el Barcelona se confirma que ha trabajado en el camino correcto; para el Real Madrid que debe centrarse en defensa y alejarse de vivir de inspiraciones presentes y pasadas. No obstante, ni en un caso todo es de color de rosas ni en el otro es algo preocupante. Son avisos, positivos y negativos, consecuencia del primer clásico Liga Endesa de esta temporada. Habrá más.

La mejor defensa se impuso al mejor ataque del campeonato. Los sistemas defensivos del Barcelona funcionaron a mejor intensidad que la puntería del Real Madrid. A esto se sumó que el conjunto de Xavi Pascual estuvo con el punto de mira más calibrado. Y qué decir del Real Madrid en defensa. Nada nuevo a lo visto en otros encuentros. Si defiendes sin fuerza, sin apretar las tuercas del adversario, uno se vuelve vulnerable. El Barcelona se movió cómodamente en la zona blanca. Sus hombres altos amargaron la tarde a los chicos de Pablo Laso -premiado como mejor entrenador de la pasada campaña-, incapaz de encontrar entre sus recursos a alguien que hiciera cosquillas a Tomic y Samuels. Tampoco a Doellman. Los tres hicieron estragos durante los dos primeros cuartos. Anotaron 25 de los 50 puntos del Barcelona.

Ribas y Satoransky, brillantes
En la sombra no debe ocultarse el magnífico trabajo de Ribas y Satoransky. No gozan de los focos de las cámaras, pero su control del ritmo del encuentro y su capacidad de anotar sigilosamente también provocaron daños en el Real Madrid. El Barcelona ni siquiera notó las ausencias de Arroyo y Abrines. Lo observado desde la grada es refrendado por la cruda realidad de las estadísticas. Los números no engañan en baloncesto. El Barcelona clavó el 67 por ciento de acierto, tanto en tiro de dos como exterior: 16 de 24 en dos puntos y 4 de 6 en triples, incluyendo uno de Navarro a una pierna y sobre la bocina. En consecuencia: 47-65 de valoración. El Barcelona fue efectivo, estuvo equilibrado, centrado en defensa y concentrado de comienzo a final.

Al descanso, atendiendo al marcador (44-50), todo apuntaba a que había encuentro. Que había segunda parte. Que todo estaba abierto. Era un simple espejismo. El Barcelona estaba siendo superior y era cuestión de minutos que el Real Madrid acabara perdiendo su referencia. Como se diría en términos ciclistas, el cuadro blanco hacía la goma. Un 9-17 para empezar; un 11-20 para continuar y pequeñas rentas entre cuatro y seis puntos siempre solventadas a base corazón y acierto en el triple: 8 de 15 en el tiro exterior al descanso. Esto contrastaba con la paupérrima estadística en tiro de dos puntos: 9 de 21 intentos. Con esta descompensación, siempre que hubo apuros se recurrió a la inspiración exterior. Bien Carroll, bien Maciulis o Sergio Rodríguez.

Sin triples, no hubo felicidad
Lógicamente no era una situación placentera, puesto que ¿se podría mantener ese acierto exterior durante otros dos cuartos? La respuesta no tardó en aparecer. Y fue que no. El Real Madrid se nubló en el tiro exterior: no anotó un solo triple en el tercer cuarto. Consecuentemente, al no mejorar ni en defensa ni en tiros de dos puntos (50 por ciento por un 75 del Barcelona), el cuadro de Xavi Pascual se despegó en el marcador de forma contundente (rozando los veinte de diferencia) hasta aterrizar en un 58-74 al finalizar el tercer acto del clásico. Los jugadores exteriores tomaron el relevo al trabajo realizado por los pívots. El clásico empezaba a tener sabor azulgrana. Y más cuando hasta el mismo Navarro (el Barcelona ya no depende tanto de su persona) encontraba vías fáciles de anotación. Quedaba constatado que era el día del Barcelona y no del Real Madrid.

Faltaban diez minutos más. El último cuarto. Quizá sería un imposible, pero si algo tiene este Real Madrid es corazón, garra y hambre. Y más cuando regresó el acierto exterior. Dos triples consecutivos de Taylor (pasado el ecuador del cuarto) dejaron al Real Madrid con un esperanzador 70-81. Llovía, pero llovía menos en comparación a minutos anteriores. Restaba sólo cuatro minutos. El público también reaccionó con vítores desde la grada. Era una remontaba complicada, pero cosas más difíciles se han visto en baloncesto. Y diez puntos (73-83) tras otro triple de Maciulis. Habría emoción de despedida al clásico. Porque este Barcelona está más cohesionado que anteriores grupos. Tiene las bases bien asentadas aunque también aspectos que mejorar. De momento, suficiente como para tomar Madrid, la pista del actual campeón de Liga Endesa y Euroliga. Ahí es nada.

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