Ya se acerca el 22 de diciembre, esa mañana en la que los niños de San Ildefonso cantan los números en busca del gordo, mientras nosotros, con los pies sobre el suelo, agarramos con fuerza nuestro décimo y dejamos que la ilusión sea la que vuele a sus anchas.

¿Y si nos toca? Nos preguntamos cada diciembre. Ya todo el mundo tiene su décimo y nosotros no acabamos de decidir si hacernos con el nuestro o no. Los amigos, la familia, en el bar de la esquina o en la oficina; las conversaciones sobre lo que haríamos si nos tocase el gordo son prácticamente un villancico más que suena donde quiera que uno valla.

Soñar es gratis, pero cuando compramos lotería de navidad, compramos la posibilidad de hacer esos sueños realidad. La fecha está ya muy cerca y sabemos lo que eso significa a la hora de comprar en una administración física: colas, esperas, salir a la calle en invierno… Por suerte hoy en día la Lotería de Navidad también se ha digitalizado.

Con la comodidad de comprar desde casa, rápidamente y sin colas; ahora podemos comprar lotería de navidad mediante plataformas online como  Ventura 24. Por medio de esta podremos elegir el número de la terminación que deseemos para nuestro décimo, podremos también buscar el número soñado por las diferentes provincias e incluso en las administraciones más famosas donde todos los años toca.

Este 2015 el optimismo se ha adueñado de los españoles y se calcula que se venderá un 10% de lotería más que durante el 2014, siendo el gasto medio del consumidor de 52´45 euros. Destaca el incremento en la venta online, que a finales de noviembre ya había aumentado un 12%, convirtiéndose los dispositivos móviles en los principales protagonistas de este cambio con un incremento del 51% respecto al año pasado según Ventura 24.

Nuestra Lotería de Navidad es una tradición para compartir, como todo lo que rodea a estas fechas. Aunque las tecnologías y las comodidades que ofrecen se vallan abriendo camino también dentro de esta tradición, su significado no va a cambiar por ello, la ilusión y las ganas de soñar permanecen tal como son, tal como nos gusta.