No es por ser aguafiestas, ni un pájaro de mal agüero, pero el cariz más inquietante de la crisis que nos invade -sea autóctona o consecuencia de las malandanzas internacionales (y a mí, ¿qué más me da?... se pregunta el que no puede con la hipoteca)-, es el aburrido panorama político que flota sobre España. Si, si... hoy por hoy, España, así es como se sigue viendo desde este centro geográfico de granítica base que es la Sierra de Guadarrama, donde se asientan las tres patas del catalejo con el que se hacen a la intemperie las observaciones que luego se trascriben en forma de columna.
Cualquiera puede tener problemas, ya se sabe, pero todo el mundo también sabe que la “moral” con la que se acometan lo es todo para que la solución resulte alcanzable o con más rápida solución. El equipo de fútbol de Alcoy se hizo célebre por este motivo; iba perdiendo con abultado resultado y pidió prórroga para ganar... La política está jugando una mala pasada al país. Al PP le sucede como a esas casas antiguas que por tener sus fachadas algún valor se considera que deben ser conservadas, y con mil artilugios técnicos se las apañan para dejarla sin tripas, pero intacta en su exterior. ¿Cómo se va a traducir en pérdida de votos esta mutación de interiores?... en próximas elecciones se irá contestando la pregunta. El partido socialista, hace lo imposible por aferrarse a un poder con el que sabe que ha defraudado a los once millones de votantes que logró convencer en la pasada convocatoria general. No se conocen estadísticas, pero es muy posible que muchos de quienes depositaron la papeleta del PSOE, forman hoy parte de las listas del INEM, y, estas, por desgracia, las predicciones coinciden en que aumentarán.
Esa mayoría de votantes que confiaron en los dos partidos mayoritarios, naturalmente, están desanimados. Las particulares “alegrías” de los políticos no resuelven sus problemas, ni los de sus hijos o nietos, ni abaratan la cesta de la compra o los recibos del mes. En consecuencia, un pesimismo se apodera del ánimo... ¿en quién confiar? La Unión Europea parece haber hecho mutis por el foro una vez desilusionada por la negativa de los propios europeos a dotarse de una Constitución amañada en alto grado por el sectarismo de Giscard D´Estaing. Un lejano e inoperante sentimiento romántico hace suspirar ante la mirada limpia de un político protagonista de una hazaña: Ser el primer negro que llega a Presidente de los Estados Unidos de América.
Este “vacío” de ilusiones, de aquí a las próximas elecciones generales, es de esperar será cubierto por algunos “oportunistas” que saldrán a la busca y captura del voto errante, a lo que ya se ha adelantado el simbólico partido de Rosa Diez, pero, vendrán más. Tampoco se puede ignorar cómo se aprovechará impunemente el nacionalismo liberticida que, campando por sus respetos, no desperdiciará la ocasión de colocar sus avanzadillas de la manera más inamovible. Decía Arzallus en cierta ocasión con chulesco acento: La frontera... ¡se adelanta hasta el Ebro!.
A la crisis se puede uno acostumbrar; se aprieta uno el cinturón, capear el temporal, sobrevivir, y con ilusión se-sale, en-una-palabra. Con austeridad, de la fetén, no como la que llena la boca de la Vicepresidenta, la de los modelos de chaquetas. Claro, que, esto, tiene su “porqué”; es una manera de distraer y que nadie se fije en su cara, que ensombrecería aún más el panorama.