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El pasado se fue,
de largo y tranquilo paseo,
yo andaba con el paso corto y rápido en el recuerdo amargo y muy lentamente caminaba con los dulces momentos tristemente desaparecidos en mi yo exterior.
El pasado se fue,
nunca más volvió por el antojo de vivir el día a día, triste o alegre, ese presente caprichoso en su sino...
el destino será aún mejor si no anclas tus retinas en ese recuerdo que sus cien mil lágrimas, ya vacías en agua triste, te impiden ver esos regalos del futuro inciertamente sorprendido de poder vivir la vida.
El pasado se fue,
y vivimos nuestra segunda nueva vida,
llena de todo lo aprendido en las experiencias olvidadas ya en su memoria.
Cien mil ojos te observan,
cinco mil paños para tus secas lágrimas,
de tus retinas cansadas de intentar vivir el recuerdo de antaño.
El pasado se fue...
Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen.
Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.
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