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Los programas de las elecciones son para no cumplirlos (Tierno Galván dixit)

¿Es broma?

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A pesar de que todos los partidos políticos nos tienen acostumbrados a que las promesas que nos hacen cuando machaconamente buscan nuestro voto ante unas elecciones no las van a cumplir, algunos ciudadanos pensamos que a lo mejor, en cierta ocasión se equivocan, y llevan a cabo lo prometido.

Pero esta vez es que suena a burla el título del programa del PP para las próximas elecciones. Se les ha ocurrido la feliz idea de llamarlo: “Primero las personas”. El ministro Alfonso Alonso, que lo presentó este lunes, tuvo el sumo descaro de afirmar que, para el PP, “lo primero son las personas y su dignidad”, que es una “idea fundacional del partido”.

Quizá esté pensado en aquellos a los durante este su mandato ha beneficiado a manos llenas a costa de los impuestos que pagamos casi únicamente los que cobramos por nómina o pensión. Me refiero a los bancos, cajas de ahorros y multitud de entidades a las que se ha rescatado de una quiebra total por la mala gestión de sus dirigentes, o por el robo a mansalva que éstos han cometido y que han sido los causantes de los desastres que el resto de los españoles hemos tenido que reparar, mediante nuestro dinero que nunca veremos, ya que jamás nos lo devolverán. ¡Ojala me equivoque!

También pienso en los que se han blindado sus sueldos y jubilaciones con cantidades astronómicas, igualmente a costa de los sufridos tributarios, y que tampoco se les hará que den marcha atrás y se contenten con cantidades medianamente razonables.

De la misma manera me viene a la cabeza todos los casos de hedionda corrupción que, tanto los de su partido, cuanto los de otros, han llevado a cabo y cuya devolución de lo robado se ha quedado en el limbo de la inoperancia del Estado y las decisiones de una Justicia, en muchos casos influida por los distintos partidos.

Posiblemente también esté pensado que es para todas aquellas empresas que han oprimido a sus trabajadores pagándoles unos sueldos de miseria, amenazados siempre con un inminente despido por el que quedarían en la más dramática de las situaciones, dado el alto nivel de paro del que “gozamos”.

Se nos ocurre que, en esa dignidad de las personas porque es la idea fundaciones de su partido, no estaremos incluidos todos a los que nos ha subido los impuestos, recortado sueldos, mermados nuestros medios de subsistencia y obligándonos a “apretarnos el cinturón” hasta casi asfixiarnos.

Tampoco dentro de esa dignidad entrará la enorme cantidad, se cuentan por millones, de pequeños empresarios, que siendo el tejido laboral de mayor envergadura de nuestra España, han tenido que cerrar abocando a la más negra de las miserias, no sólo a ellos, sino también al uno o dos trabajadores que se ganaban honradamente la vida laborando en ella. Cuyo porvenir y negocio se ha visto la mayoría de las veces truncado porque los organismos oficiales no les abonaban las facturas, lo que les obligaba a “echar el cerrojo”, como vulgarmente se dice, por no poder continuar por falta del liquidez.

Claro, es que los mencionados no podemos tener dignidad, somos el populacho, el menudo, la canalla, en fin la morralla de la Nación a la que sólo se acude cuando se quiere engatusar para que entreguen su voto y los oligarcas puedan seguir gobernándonos a su antojo.

Realmente dan risa las frases: “lo primero son las personas y su dignidad” y porque son la “idea fundacional de su partido”, pues también es idea fundacional de su partido el derecho a la vida, además de que así consta en sus Estatutos, pero ese derecho a la vida será sólo para los que ya han nacido, no para aquellos que aún están sin nacer, porque el nasciturus no es una persona, así que están más que justificados todos los abortos habidos durante su mandato, que suman más de medio millón de niños y niñas.

De la misma manera tampoco tienen dignidad la gran cantidad de mujeres, algunas casi niñas, a las que se les ha permitido, o instado, a abortar, sin proporcionarles antes una cumplida y veraz información de en qué consiste un aborto y haberles mostrado una ecografía del ser que portaban en sus entrañas.

¿Pero tienen pudor al decir eso y quedarse tan tranquilos?

¿Tienen conciencia que les permita quedarse tan campantes ante el aniquilamiento de tantos seres humanos? ¿Hay justificación para ello?

¡Ah! Se me olvidaba, sí la hay, pues según Mariano Rajoy, era por falta de consenso y por razones electorales.

Hay que tener poca dignidad para aducir esas razones. La primera no la ha necesitado, porque, sin falta de consenso, ya que tiene mayoría absoluta, ha llevado a cabo todos los recortes y modificaciones que le han parecido bien, luego hay que ser un falaz y un felón para evocarla.

La segunda pone a las claras falta de principios, ya que en la campaña anterior a su elección, hizo manifiesto alarde y propaganda de que defendería la vida y derogaría la Ley Aído.

Pero ya el inefable Groucho Marx, nos dejó bien claro que los principios eran recambiables y que, si unos no gustaban se podían mudar por otros.

¿Es broma?

Los programas de las elecciones son para no cumplirlos (Tierno Galván dixit)
Manuel Villegas
miércoles, 2 de diciembre de 2015, 23:22 h (CET)
A pesar de que todos los partidos políticos nos tienen acostumbrados a que las promesas que nos hacen cuando machaconamente buscan nuestro voto ante unas elecciones no las van a cumplir, algunos ciudadanos pensamos que a lo mejor, en cierta ocasión se equivocan, y llevan a cabo lo prometido.

Pero esta vez es que suena a burla el título del programa del PP para las próximas elecciones. Se les ha ocurrido la feliz idea de llamarlo: “Primero las personas”. El ministro Alfonso Alonso, que lo presentó este lunes, tuvo el sumo descaro de afirmar que, para el PP, “lo primero son las personas y su dignidad”, que es una “idea fundacional del partido”.

Quizá esté pensado en aquellos a los durante este su mandato ha beneficiado a manos llenas a costa de los impuestos que pagamos casi únicamente los que cobramos por nómina o pensión. Me refiero a los bancos, cajas de ahorros y multitud de entidades a las que se ha rescatado de una quiebra total por la mala gestión de sus dirigentes, o por el robo a mansalva que éstos han cometido y que han sido los causantes de los desastres que el resto de los españoles hemos tenido que reparar, mediante nuestro dinero que nunca veremos, ya que jamás nos lo devolverán. ¡Ojala me equivoque!

También pienso en los que se han blindado sus sueldos y jubilaciones con cantidades astronómicas, igualmente a costa de los sufridos tributarios, y que tampoco se les hará que den marcha atrás y se contenten con cantidades medianamente razonables.

De la misma manera me viene a la cabeza todos los casos de hedionda corrupción que, tanto los de su partido, cuanto los de otros, han llevado a cabo y cuya devolución de lo robado se ha quedado en el limbo de la inoperancia del Estado y las decisiones de una Justicia, en muchos casos influida por los distintos partidos.

Posiblemente también esté pensado que es para todas aquellas empresas que han oprimido a sus trabajadores pagándoles unos sueldos de miseria, amenazados siempre con un inminente despido por el que quedarían en la más dramática de las situaciones, dado el alto nivel de paro del que “gozamos”.

Se nos ocurre que, en esa dignidad de las personas porque es la idea fundaciones de su partido, no estaremos incluidos todos a los que nos ha subido los impuestos, recortado sueldos, mermados nuestros medios de subsistencia y obligándonos a “apretarnos el cinturón” hasta casi asfixiarnos.

Tampoco dentro de esa dignidad entrará la enorme cantidad, se cuentan por millones, de pequeños empresarios, que siendo el tejido laboral de mayor envergadura de nuestra España, han tenido que cerrar abocando a la más negra de las miserias, no sólo a ellos, sino también al uno o dos trabajadores que se ganaban honradamente la vida laborando en ella. Cuyo porvenir y negocio se ha visto la mayoría de las veces truncado porque los organismos oficiales no les abonaban las facturas, lo que les obligaba a “echar el cerrojo”, como vulgarmente se dice, por no poder continuar por falta del liquidez.

Claro, es que los mencionados no podemos tener dignidad, somos el populacho, el menudo, la canalla, en fin la morralla de la Nación a la que sólo se acude cuando se quiere engatusar para que entreguen su voto y los oligarcas puedan seguir gobernándonos a su antojo.

Realmente dan risa las frases: “lo primero son las personas y su dignidad” y porque son la “idea fundacional de su partido”, pues también es idea fundacional de su partido el derecho a la vida, además de que así consta en sus Estatutos, pero ese derecho a la vida será sólo para los que ya han nacido, no para aquellos que aún están sin nacer, porque el nasciturus no es una persona, así que están más que justificados todos los abortos habidos durante su mandato, que suman más de medio millón de niños y niñas.

De la misma manera tampoco tienen dignidad la gran cantidad de mujeres, algunas casi niñas, a las que se les ha permitido, o instado, a abortar, sin proporcionarles antes una cumplida y veraz información de en qué consiste un aborto y haberles mostrado una ecografía del ser que portaban en sus entrañas.

¿Pero tienen pudor al decir eso y quedarse tan tranquilos?

¿Tienen conciencia que les permita quedarse tan campantes ante el aniquilamiento de tantos seres humanos? ¿Hay justificación para ello?

¡Ah! Se me olvidaba, sí la hay, pues según Mariano Rajoy, era por falta de consenso y por razones electorales.

Hay que tener poca dignidad para aducir esas razones. La primera no la ha necesitado, porque, sin falta de consenso, ya que tiene mayoría absoluta, ha llevado a cabo todos los recortes y modificaciones que le han parecido bien, luego hay que ser un falaz y un felón para evocarla.

La segunda pone a las claras falta de principios, ya que en la campaña anterior a su elección, hizo manifiesto alarde y propaganda de que defendería la vida y derogaría la Ley Aído.

Pero ya el inefable Groucho Marx, nos dejó bien claro que los principios eran recambiables y que, si unos no gustaban se podían mudar por otros.

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