Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Política
“No maquines mal alguno contra el amigo que ha puesto en ti su confianza” La Biblia

¿Se respetarán las reglas democráticas el 20D?

|

¿Se han preguntado ustedes alguna vez cómo es posible que haya tanta gente desocupada dispuesta a acudir a las manifestaciones de protesta que, con tanta frecuencia, tienen lugar en las ciudades de nuestro país? Ya no me refiero a los “profesionales” de la agitación, los encargados de montar alborotos, de quemar contenedores y de romper los escaparates de las entidades bancarias, que todos sabemos no son más que “mandados” adiestrados para levantar los ánimos de las multitudes, infundir en ellas la rabia contra el orden establecido y provocar las algaradas que suelen acabar con enfrentamientos con las fuerzas de orden público. Hablamos de todos aquellos que tienen tiempo para mezclarse en semejantes berenjenales, que pueden distraer horas del días arrebatadas al estudio, al trabajo, a sus deberes familiares e incluso al ocio, que no dudan en cambiar por secundar ¿gratis et amore?, a los que han decidido protestar contra cualquier cosa, sea contra decisiones del Gobierno, el desalojo de personas que no pagan la hipoteca, las guerras, la represión de los homosexuales o la simple posibilidad de que se pueda prohibir una droga o la celebración de un “botellón”, donde la juventud malgasta, sin medida, una parte importante de la salud de la que su cuerpo dispone para toda su existencia. Y, sin embargo, los hay a montones.

En nuestra nación, seguramente, tenemos uno de los índices más elevados de protestas callejeras. Es posible que, el carácter latino del pueblo español nos haga más proclives a pretender solucionar los problemas que surgen de nuestra convivencia con nuestros vecinos, por el procedimiento expeditivo de la disputa acanallada, el insulto o el enfrentamiento a porrazos, lo que suele crear enemistades de por vida, rencores y enconos que no suelen conducir, como es evidente, a nada bueno. Sin embargo, cuando estos movimientos callejeros, generalmente orquestados desde poderes políticos que pretenden la desestabilización del país, basan sus opciones de conseguir ventajas electorales o esperan que la presión de las multitudes sea capaz de provocar inseguridad en la sociedad, desconfianza en los gobernantes o debilidad en las instituciones; entonces, señores, es hora de tomárselos en serio y evitar que se conviertan en verdaderas fuentes de incivismo, caos o incluso de actos revolucionarios, llevados a cabo con la intención de derrocar a gobiernos democráticos salidos de la voluntad del pueblo expresada en las urnas, por procedimientos ilegales.

Estos días estamos en vísperas de que los ciudadanos españoles se vean en la obligación de tomar una decisión trascendental para nuestra nación y, consecuentemente, para todos los españoles. No hallamos a pocos días de acudir a las urnas para elegir a quienes tendrán la responsabilidad de gobernar España durante los próximos cuatro años. Contrariamente a lo que ha sido la norma usual en los anteriores comicios en los que, prácticamente, la elección quedaba reducida a dos partidos, el PP y el PSOE; en esta ocasión se ha producido un fenómeno, en parte debido a la crisis por la que hemos pasado, el descontento de muchos ciudadanos que han salido gravemente afectados por ella; el auge de los nacionalismo, en especial el de la comunidad catalana, que se ha ido nutriendo por incitación de los políticos separatistas, encabezados por un “iluminado” Artur Mas y la aparición ( siempre ocurre cuando se vislumbra una recuperación después de una crisis) de corpúsculos comunistoides, dispuestos a aprovechar el lógico descontento de los más afectados por la crisis, para plantar su semilla comunista e intentar crear un ambiente enrarecido y de reproche al Gobierno, que les permita conseguir los votos suficientes para conseguir entrar en las cámaras de representación popular.

Tenemos a Podemos, dirigida por una serie de profesores universitarios, formados bajo las directrices del rector Carrillo y entrenados en los procedimientos totalitarios y revolucionarios bajo la égida de Hugo Chávez y del actual presidente de Venezuela, el señor Maduro, un verdadero dictador al estilo de su ejemplo el señor Stalin. El viraje del PSOE, del señor Pedro Sánchez, hacia una postura más izquierdista, a causa del error de pretender restarles votos a las izquierdas extremas, ha posicionado a su partido lejos de lo que es la social-democracia que hoy impera en toda Europa, para acercarle a posturas más cercanas a IU o a la misma de Podemos o del CUP en Catalunya.

El peligro está en que, tal y como sucedió en las elecciones de Marzo del 2011, con motivo de los sucesos de terrorismo criminal que tuvieron lugar en la estación madrileña de Atocha; las agrupaciones antisistema, las que, como los separatistas catalanes, ya han dicho que no quieren respetar el orden establecido ni las leyes o sentencias de los tribunales españoles o los seguidores del comunismo bolivariano de Podemos, decidan aprovechar la más mínima ocasión que se les presente para intentar repetir lo que ocurrió a los días siguientes de los atentados criminales de Atocha, para salir en tromba en contra de las derechas, del único partido que, en la actualidad, es capaz de seguir el camino de la recuperación y evitar que España quede convertida en un feudo comunista, como ya ha empezado a suceder en ciudades como Barcelona, Valencia, Zaragoza o la propia Madrid en las que, gobiernos de izquierdas, han empezado a enseñar a los ciudadanos cuales van a ser sus artes para convertir aquellas capitales florecientes en viejos remedos de las ciudades de la antigua Alemania del Este.

Puede que, como se dice, los distintos enfrentamientos electorales que tengan lugar en las TV; los mítines celebrados por los distintos partidos, o las propagandas elaboradas por cada partido, tengan una relativa influencia respecto a la intención del voto del elector. Pero no deberíamos olvidar que estamos en unos momentos muy delicados en los que, sobre esta nación, tenemos amenazas de atentados yihadistas; que los movimientos de antisistema, de progres excitados y de anarquistas deseosos de revancha están latentes dentro de los conflictos que se van produciendo a medida que la fecha del 20D se va aproximando. Situaciones propicias a que se produzca algún hecho desagradable que pudiera servir de detonante para que ocurriera algo parecido a lo que sucedió el día previo a las elecciones de Marzo del 2011, cuando las turbas, dirigidas desde algún partido de la oposición, se lanzaron contra de las distintas sedes del PP amenazando, insultando, atemorizando y tergiversando las causas de aquel atentando, que nada tenían que ver con una inexistente colaboración de España con la guerra de Irak, pero que les sirvió a los socialistas para culpar a Aznar y su gobierno de tal atentado. Por cierto, nuestra colaboración había sido enviar un hospital militar a la zona para atender a los heridos de la contienda.

Nos preocupa la postura desconcertante de un señor Sánchez, comprometido en un pacto nacional contra el yihadismo, que supone la lealtad al Gobierno y el no utilizarlo como arma política cuando, apenas unos días después de la firma del pacto, ha incumplido su compromiso atacando a Rajoy, precisamente, por no haber estado a la altura de las circunstancias y no haberse coaligado con Francia para enviar fuerzas de tierra a luchar contra el terrorismo. Si ese es el honor de Pedro Sánchez, si así es como cumple con sus pactos y si esta es la confianza que se puede tener en las promesas del PSOE, mucho nos tememos que, como ya parece que se está forjando bajo mano, a nadie debiera de extraña que, si se le presenta la oportunidad para ello, y las matemáticas de los resultados electorales se lo permitieran; no tenga ningún empacho en llegar a acuerdos con Podemos aunque, en varias ocasiones, haya negado tal posibilidad.

En fin, señores, es posible que de aquí al día de las elecciones, tengamos ocasión de ver como algunos pretenden crear tensión en la nación y utilizar procedimientos poco democráticos con la intención de influir a última hora en los resultados de las urnas. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, contemplamos con preocupación como se va acercando una fecha en la que nos vamos a jugar, a cara o cruz, el porvenir de España. Dios nos ayude.

¿Se respetarán las reglas democráticas el 20D?

“No maquines mal alguno contra el amigo que ha puesto en ti su confianza” La Biblia
Miguel Massanet
lunes, 30 de noviembre de 2015, 23:38 h (CET)
¿Se han preguntado ustedes alguna vez cómo es posible que haya tanta gente desocupada dispuesta a acudir a las manifestaciones de protesta que, con tanta frecuencia, tienen lugar en las ciudades de nuestro país? Ya no me refiero a los “profesionales” de la agitación, los encargados de montar alborotos, de quemar contenedores y de romper los escaparates de las entidades bancarias, que todos sabemos no son más que “mandados” adiestrados para levantar los ánimos de las multitudes, infundir en ellas la rabia contra el orden establecido y provocar las algaradas que suelen acabar con enfrentamientos con las fuerzas de orden público. Hablamos de todos aquellos que tienen tiempo para mezclarse en semejantes berenjenales, que pueden distraer horas del días arrebatadas al estudio, al trabajo, a sus deberes familiares e incluso al ocio, que no dudan en cambiar por secundar ¿gratis et amore?, a los que han decidido protestar contra cualquier cosa, sea contra decisiones del Gobierno, el desalojo de personas que no pagan la hipoteca, las guerras, la represión de los homosexuales o la simple posibilidad de que se pueda prohibir una droga o la celebración de un “botellón”, donde la juventud malgasta, sin medida, una parte importante de la salud de la que su cuerpo dispone para toda su existencia. Y, sin embargo, los hay a montones.

En nuestra nación, seguramente, tenemos uno de los índices más elevados de protestas callejeras. Es posible que, el carácter latino del pueblo español nos haga más proclives a pretender solucionar los problemas que surgen de nuestra convivencia con nuestros vecinos, por el procedimiento expeditivo de la disputa acanallada, el insulto o el enfrentamiento a porrazos, lo que suele crear enemistades de por vida, rencores y enconos que no suelen conducir, como es evidente, a nada bueno. Sin embargo, cuando estos movimientos callejeros, generalmente orquestados desde poderes políticos que pretenden la desestabilización del país, basan sus opciones de conseguir ventajas electorales o esperan que la presión de las multitudes sea capaz de provocar inseguridad en la sociedad, desconfianza en los gobernantes o debilidad en las instituciones; entonces, señores, es hora de tomárselos en serio y evitar que se conviertan en verdaderas fuentes de incivismo, caos o incluso de actos revolucionarios, llevados a cabo con la intención de derrocar a gobiernos democráticos salidos de la voluntad del pueblo expresada en las urnas, por procedimientos ilegales.

Estos días estamos en vísperas de que los ciudadanos españoles se vean en la obligación de tomar una decisión trascendental para nuestra nación y, consecuentemente, para todos los españoles. No hallamos a pocos días de acudir a las urnas para elegir a quienes tendrán la responsabilidad de gobernar España durante los próximos cuatro años. Contrariamente a lo que ha sido la norma usual en los anteriores comicios en los que, prácticamente, la elección quedaba reducida a dos partidos, el PP y el PSOE; en esta ocasión se ha producido un fenómeno, en parte debido a la crisis por la que hemos pasado, el descontento de muchos ciudadanos que han salido gravemente afectados por ella; el auge de los nacionalismo, en especial el de la comunidad catalana, que se ha ido nutriendo por incitación de los políticos separatistas, encabezados por un “iluminado” Artur Mas y la aparición ( siempre ocurre cuando se vislumbra una recuperación después de una crisis) de corpúsculos comunistoides, dispuestos a aprovechar el lógico descontento de los más afectados por la crisis, para plantar su semilla comunista e intentar crear un ambiente enrarecido y de reproche al Gobierno, que les permita conseguir los votos suficientes para conseguir entrar en las cámaras de representación popular.

Tenemos a Podemos, dirigida por una serie de profesores universitarios, formados bajo las directrices del rector Carrillo y entrenados en los procedimientos totalitarios y revolucionarios bajo la égida de Hugo Chávez y del actual presidente de Venezuela, el señor Maduro, un verdadero dictador al estilo de su ejemplo el señor Stalin. El viraje del PSOE, del señor Pedro Sánchez, hacia una postura más izquierdista, a causa del error de pretender restarles votos a las izquierdas extremas, ha posicionado a su partido lejos de lo que es la social-democracia que hoy impera en toda Europa, para acercarle a posturas más cercanas a IU o a la misma de Podemos o del CUP en Catalunya.

El peligro está en que, tal y como sucedió en las elecciones de Marzo del 2011, con motivo de los sucesos de terrorismo criminal que tuvieron lugar en la estación madrileña de Atocha; las agrupaciones antisistema, las que, como los separatistas catalanes, ya han dicho que no quieren respetar el orden establecido ni las leyes o sentencias de los tribunales españoles o los seguidores del comunismo bolivariano de Podemos, decidan aprovechar la más mínima ocasión que se les presente para intentar repetir lo que ocurrió a los días siguientes de los atentados criminales de Atocha, para salir en tromba en contra de las derechas, del único partido que, en la actualidad, es capaz de seguir el camino de la recuperación y evitar que España quede convertida en un feudo comunista, como ya ha empezado a suceder en ciudades como Barcelona, Valencia, Zaragoza o la propia Madrid en las que, gobiernos de izquierdas, han empezado a enseñar a los ciudadanos cuales van a ser sus artes para convertir aquellas capitales florecientes en viejos remedos de las ciudades de la antigua Alemania del Este.

Puede que, como se dice, los distintos enfrentamientos electorales que tengan lugar en las TV; los mítines celebrados por los distintos partidos, o las propagandas elaboradas por cada partido, tengan una relativa influencia respecto a la intención del voto del elector. Pero no deberíamos olvidar que estamos en unos momentos muy delicados en los que, sobre esta nación, tenemos amenazas de atentados yihadistas; que los movimientos de antisistema, de progres excitados y de anarquistas deseosos de revancha están latentes dentro de los conflictos que se van produciendo a medida que la fecha del 20D se va aproximando. Situaciones propicias a que se produzca algún hecho desagradable que pudiera servir de detonante para que ocurriera algo parecido a lo que sucedió el día previo a las elecciones de Marzo del 2011, cuando las turbas, dirigidas desde algún partido de la oposición, se lanzaron contra de las distintas sedes del PP amenazando, insultando, atemorizando y tergiversando las causas de aquel atentando, que nada tenían que ver con una inexistente colaboración de España con la guerra de Irak, pero que les sirvió a los socialistas para culpar a Aznar y su gobierno de tal atentado. Por cierto, nuestra colaboración había sido enviar un hospital militar a la zona para atender a los heridos de la contienda.

Nos preocupa la postura desconcertante de un señor Sánchez, comprometido en un pacto nacional contra el yihadismo, que supone la lealtad al Gobierno y el no utilizarlo como arma política cuando, apenas unos días después de la firma del pacto, ha incumplido su compromiso atacando a Rajoy, precisamente, por no haber estado a la altura de las circunstancias y no haberse coaligado con Francia para enviar fuerzas de tierra a luchar contra el terrorismo. Si ese es el honor de Pedro Sánchez, si así es como cumple con sus pactos y si esta es la confianza que se puede tener en las promesas del PSOE, mucho nos tememos que, como ya parece que se está forjando bajo mano, a nadie debiera de extraña que, si se le presenta la oportunidad para ello, y las matemáticas de los resultados electorales se lo permitieran; no tenga ningún empacho en llegar a acuerdos con Podemos aunque, en varias ocasiones, haya negado tal posibilidad.

En fin, señores, es posible que de aquí al día de las elecciones, tengamos ocasión de ver como algunos pretenden crear tensión en la nación y utilizar procedimientos poco democráticos con la intención de influir a última hora en los resultados de las urnas. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, contemplamos con preocupación como se va acercando una fecha en la que nos vamos a jugar, a cara o cruz, el porvenir de España. Dios nos ayude.

Noticias relacionadas

Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto