Este fin de semana he tenido la oportunidad de participar en la I Feria de Psicología que celebraba el Colegío Oficial de Psicología de Tenerife, con un objetivo claro, acercar la psicología a las personas, mostrando así el amplio espectro y áreas de respuestas que puede abordar en sus diferentes campos. No hay lugar a dudas cuando afirmo que esto implica salir de los despachos, consultas y proyectos para ir a pie de calle y visibilizar nuestro campo de acción.
El despliegue realizado fue amplio pero quizás lo más brillante de esta buena iniciativa es que mientras paseabas por las carpas ibas siendo consciente del amplio campo de acción y trabajo de la psicología. Pasabas por delante de la psicología Clínica y de la Salud, de la psicología aplicada a la educación o a las Organizaciones, Discapacidad, Intervenciones en Riesgo, etcétera.
Pero además a través de los diferentes talleres y microcharlas en formato píldora de sabiduría acercaban cada campo a las personas. Sin duda alguna ha sido una oportunidad de quitarnos complejos y situarnos a la cabeza en la prevención, intervención y crecimiento de las personas, las comunidades y las organizaciones.
Pero además el poder hablar del potencial de la felicidad y el bienestar, acercando los diferentes estudios que plantean que podemos dar respuesta a ese objetivo vital que es ser felices, centrando así toda nuestra intervención en el cambio y el crecimiento personal como oportunidad de mejora, desde la posibilidad de prevenir y mostrar herramientas para que en situaciones futuras se puedan afrontar desde la oportunidad de crecimiento y con la idea de que es necesario salir fortalecidos de cada momento, esto me parece una posibilidad maravillosa. Más maravillosa aún cuando justo en ese momento se clausuraba en Barcelona las Sociedad Española de Psicología Positiva había reunido a muchos profesionales para hablar de bienestar y Felicidad en las II Jornadas Nacionales de Psicología Positiva.
Afrontar de manera transversal esa potencialidad de cambio de enfoque en nuestras diferentes realidades personales, en nuestras comunidades y organizaciones con un potencial de empoderamiento que nos da la posibilidad de dirigirnos hacia una meta clara, nuestro bienestar y nuestra felicidad.
Pero siendo ambiciosos pero realistas, dando opciones incluso de proyectar lineas de actuación a las políticas económicas, sociales y comunitarias que vayan dirigidas a mejorar la calidad de vida de las personas, potenciando la satisfacción vital y la felicidad de los pueblos.
Entender que las prioridades económicas y sociales de los países y comunidades influye en nuestra felicidad es una respuesta que aunque esperada lleva aparejada una serie de variaciones en nuestra manera de entender lo qué debería de ser prioritario a la hora de legislar o de potenciar acciones concretas en una comunidad.
Sin duda alguna, y aunque suene materialista, debemos de saber que el dinero, es decir los factores socio-económicos influyen en nuestra felicidad, junto a nuestros modelos educativos, culturales y sociales, así como las oportunidades laborales y las políticas organizacionales que vean a las personas como los activos más directamente relacionados con el rendimiento.
Sin duda alguna la psicología debe de seguir en la calle junto a las personas, los grupos y las comunidades, enriqueciendo y pintando de colores las vidas.