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Un poema de Esther Videgain

Esa comprensión andante por el camino hacia la prosperidad

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La comprensión andante,
se paró tan repentinamente que aquellos karmas no pudieron bajar su luz tres tonos para la señal del nuevo aviso,
sería el nuevo líder de la vida vacía sin el buen amor el que diera su luz a cada uno de los almas existentes, esos que bailarían bajo su control recién estrenado por el cambio brusco de las eras.

La comprensión andante,
fue difícil entre esos dos almas tan contrariamente distantes,
el día y la noche, donde esas dos sinónimas ideas sólo cambia en el ser algo pensante.

La comprensión andante,
después de muchas tardes y veladas oscuras con el candil encendido de la prosperidad buscada y no aquella comprada sin más luchas caras,
llega la conciencia motora innata de todo aquel arte y toda la ciencia aprendida... la infusa sólo cabe en la suerte o en el infortunio del destino.

La comprensión andante,
se pierde por esas malas ideas del sucio juego o de la inconsciencia de aquel iluso,
ése que no puede vencer a su egoísmo por querer aparentar ser el otro vencedor vencido por las tretas de los contrincantes avaros con sus triunfos esforzados en lágrimas.

Esa comprensión andante por el camino hacia la prosperidad

Un poema de Esther Videgain
Esther Videgain
miércoles, 18 de noviembre de 2015, 23:11 h (CET)
La comprensión andante,
se paró tan repentinamente que aquellos karmas no pudieron bajar su luz tres tonos para la señal del nuevo aviso,
sería el nuevo líder de la vida vacía sin el buen amor el que diera su luz a cada uno de los almas existentes, esos que bailarían bajo su control recién estrenado por el cambio brusco de las eras.

La comprensión andante,
fue difícil entre esos dos almas tan contrariamente distantes,
el día y la noche, donde esas dos sinónimas ideas sólo cambia en el ser algo pensante.

La comprensión andante,
después de muchas tardes y veladas oscuras con el candil encendido de la prosperidad buscada y no aquella comprada sin más luchas caras,
llega la conciencia motora innata de todo aquel arte y toda la ciencia aprendida... la infusa sólo cabe en la suerte o en el infortunio del destino.

La comprensión andante,
se pierde por esas malas ideas del sucio juego o de la inconsciencia de aquel iluso,
ése que no puede vencer a su egoísmo por querer aparentar ser el otro vencedor vencido por las tretas de los contrincantes avaros con sus triunfos esforzados en lágrimas.

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