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Una verdad a medias es más perniciosa que la mentira y ésta es intrínsecamente perversa

Las verdades a medias

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Cuando alguien, periodista político o profesor hablan de las atrocidades cometidas entra 1936 y 1945 por los golpistas que se levantaron contra la República legalmente constituida en 1931, no puedo menos que sentirme avergonzado, sobre todo si lo mencionado lo emiten profesores, que aunque no sean historiadores, por lo menos han tenido la obligación de consultar la Historia de aquellos años y conocer cómo sucedieron las cosas y cuales fueron los resultados de las elecciones que los republicanos no respetaron y lo que sí dieron fue un golpe de estado, proclamando una República que la base social mayoritaria no había sido partidaria de ella.

Como ya he mencionado, esto lo afirman personas que, por sus conocimientos, o al menos deberían de tenerlos, suelen decir que la Segunda República se proclamó tras una victoria electoral republicana. Nada más lejos de la verdad.

En las Elecciones Municipales del 12 de abril de 1931, los republicanos obtuvieron 5.775 concejalías frente a las 22.150 conseguidas por los monárquicos. El número de éstos casi cuadruplicaba al de concejales republicanos.

Ciertamente en las grandes ciudades había triunfado el voto republicano, pero en ningún momento llegaron a constituir mayoría para formar gobierno, pero ese logro minoritario los envalentonó, haciendo que proclamaran la II República sin base legal alguna, y por pusilanimidad, por no decir falta de valentía del Rey Alfonso XIII, que debería de haber luchado para mantenerse en su lugar, ya que su partido era el ganador, y defender a toda costa la legalidad salida de las urnas, en un acto de cobarde inconsecuencia, abandonó a sus partidarios a la suerte que le sobreviniese, manifestando, según publicó el diario ABC del diecisiete de abril: quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil”, según lo había manifestado por carta.

Quizá fue esa actitud conejil la que, en verdad desencadenó la lucha fratricida.

La Constitución que inmediatamente se aprobó, se hizo sin referendo y sin el voto femenino, lo que pone de manifiesto la democracia que adornaba a estos asaltantes del poder, pues las Cortes republicanas negaron al pueblo español su derecho a decidir sobre esa Carta Magna.

El Artículo 34 de la Constitución de la Segunda República afirmaba: “Toda persona tiene derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones, valiéndose de cualquier medio de difusión, sin sujetarse a previa censura.”. Sin embargo, la Ley de Defensa de la República de 1931 convirtió en delitos ciertos ejercicios de la libertad de expresión y de información, por ejemplo:

“La difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz o el orden público”
“Toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las Instituciones u organismos del Estado”
“La apología del régimen monárquico o de las personas en que se pretenda vincular su representación, y el uso de emblemas, insignias o distintivos alusivos a uno u otras”

Con ello, se impedía a cualquier ciudadano, asociación o medio de comunicación ejercer la crítica al gobierno o al régimen, o sea, una Ley Mordaza en toda regla.

Pero es que llegaron a censurar o a prohibir cosas que nos parecen de la derecha más ultramontana como:

La Censura política e ideológica en las obras de teatro, pues durante la Segunda República también existía censura previa en las obras de teatro, incluso en las infantiles. Como señaló Manuel L. Abellán: “Autores, empresarios o representantes de las compañías teatrales elevaban una instancia con anterioridad al estreno de la obra.” En su trabajo se indica como diversas obras fueron censuradas por motivos políticos e ideológicos, e incluso suprimiendo críticas al gobierno.

¿Copiaría Franco esta ley censuradora?

Se cree que fue producto de éste la promulgación de la Ley de Vagos y Maleantes, pues no, más bien no, la inventó la Segunda República ya que fue promulgada el 4 de agosto de 1933, proyectada por el gobierno izquierdista de Manuel Azaña.

La versión original de la ley declaraba “en estado peligroso” a diversos individuos entre los que contaban los “vagos habituales”, los “ebrios”, “los que ocultaren su verdadero nombre” o incluso los que no justificasen la posesión del dinero que se hallase en su poder. Los castigos iban desde multas al internamiento, pasando por la pérdida del dinero y demás posesiones.

¿Por qué ocultan estas auténticas verdades los que hablan de represiones al pueblo soberano (¿?) y de las atrocidades llevadas a cabo desde 1939 a 1945, lo mismo que callan los muchos asesinatos de personas sin culpa alguna, cuyo único delito, podría ser que era capataz de una obra y había exigido a los trabajadores que cumplieran con su deber, es decir, que trabajase?

También les daban el famoso “paseíllo”, que no fue invento franquista, sino republicano, la CNT participó muy activamente el ello, por asistir a misa, rezar el rosario, o defender lo que su conciencia les mandaba.

Citemos uno versos de Miguel Hernández, icono venerado por todas las tendencias izquierdistas de esta desventurada España.

SONREÍDME
“Nubes tempestuosas de herramientas
Para un cielo de manos vengativas
Nos es preciso. Ya relampaguean
Las hachas y las hoces en su metal crispado
Ya truenan los martillos y los mazos
Sobre los pensamientos de los que nos han hecho
Burros de carga y bueyes de labor
Salta el capitalista de su cochino lujo, huyen los arzobispos de sus mitras obscenas
Los notarios y los registradores de la propiedad
Caen aplastados bajo furiosos protocolos, los curas se deciden a ser hombres
Y abierta ya la jaula donde actúa el león
Queda el oro en la más espantosa miseria.
En vuestros puños quiero ver rayos contrayéndose,
Quiero ver la cólera tirándoos de las cejas
La cólera que nubla todas las cosas dentro del corazón
Sintiendo el martillo del hambre en el ombligo
……………………………………………………….
Habrá que ver la tierra estercolada
Con las injustas sangres, habrá que ver la media vuelta fiera de la hoz
ajustándose a las nucas
Habrá que verlo todo sufriendo un poco menos de lo que
Ahora sufrimos bajo el hambre
Que nos hace cargar las inocentes manos animales
Hacia el robo y el crimen salvadores”

(Poema:”Sonreídme”. Miguel Hernández. Antología Poética. Córdoba. Marzo, 2010).

Versos que se llevaron a la práctica hasta la saciedad, así que, cuando alguien hable de las atrocidades, ciertas que cometió el franquismo, que también mencione las no menos verdaderas llevadas a cabo por las distintas facciones republicanas, hasta que sus ejércitos fueron vencidos.

Las verdades a medias

Una verdad a medias es más perniciosa que la mentira y ésta es intrínsecamente perversa
Manuel Villegas
miércoles, 11 de noviembre de 2015, 06:20 h (CET)
Cuando alguien, periodista político o profesor hablan de las atrocidades cometidas entra 1936 y 1945 por los golpistas que se levantaron contra la República legalmente constituida en 1931, no puedo menos que sentirme avergonzado, sobre todo si lo mencionado lo emiten profesores, que aunque no sean historiadores, por lo menos han tenido la obligación de consultar la Historia de aquellos años y conocer cómo sucedieron las cosas y cuales fueron los resultados de las elecciones que los republicanos no respetaron y lo que sí dieron fue un golpe de estado, proclamando una República que la base social mayoritaria no había sido partidaria de ella.

Como ya he mencionado, esto lo afirman personas que, por sus conocimientos, o al menos deberían de tenerlos, suelen decir que la Segunda República se proclamó tras una victoria electoral republicana. Nada más lejos de la verdad.

En las Elecciones Municipales del 12 de abril de 1931, los republicanos obtuvieron 5.775 concejalías frente a las 22.150 conseguidas por los monárquicos. El número de éstos casi cuadruplicaba al de concejales republicanos.

Ciertamente en las grandes ciudades había triunfado el voto republicano, pero en ningún momento llegaron a constituir mayoría para formar gobierno, pero ese logro minoritario los envalentonó, haciendo que proclamaran la II República sin base legal alguna, y por pusilanimidad, por no decir falta de valentía del Rey Alfonso XIII, que debería de haber luchado para mantenerse en su lugar, ya que su partido era el ganador, y defender a toda costa la legalidad salida de las urnas, en un acto de cobarde inconsecuencia, abandonó a sus partidarios a la suerte que le sobreviniese, manifestando, según publicó el diario ABC del diecisiete de abril: quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil”, según lo había manifestado por carta.

Quizá fue esa actitud conejil la que, en verdad desencadenó la lucha fratricida.

La Constitución que inmediatamente se aprobó, se hizo sin referendo y sin el voto femenino, lo que pone de manifiesto la democracia que adornaba a estos asaltantes del poder, pues las Cortes republicanas negaron al pueblo español su derecho a decidir sobre esa Carta Magna.

El Artículo 34 de la Constitución de la Segunda República afirmaba: “Toda persona tiene derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones, valiéndose de cualquier medio de difusión, sin sujetarse a previa censura.”. Sin embargo, la Ley de Defensa de la República de 1931 convirtió en delitos ciertos ejercicios de la libertad de expresión y de información, por ejemplo:

“La difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz o el orden público”
“Toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las Instituciones u organismos del Estado”
“La apología del régimen monárquico o de las personas en que se pretenda vincular su representación, y el uso de emblemas, insignias o distintivos alusivos a uno u otras”

Con ello, se impedía a cualquier ciudadano, asociación o medio de comunicación ejercer la crítica al gobierno o al régimen, o sea, una Ley Mordaza en toda regla.

Pero es que llegaron a censurar o a prohibir cosas que nos parecen de la derecha más ultramontana como:

La Censura política e ideológica en las obras de teatro, pues durante la Segunda República también existía censura previa en las obras de teatro, incluso en las infantiles. Como señaló Manuel L. Abellán: “Autores, empresarios o representantes de las compañías teatrales elevaban una instancia con anterioridad al estreno de la obra.” En su trabajo se indica como diversas obras fueron censuradas por motivos políticos e ideológicos, e incluso suprimiendo críticas al gobierno.

¿Copiaría Franco esta ley censuradora?

Se cree que fue producto de éste la promulgación de la Ley de Vagos y Maleantes, pues no, más bien no, la inventó la Segunda República ya que fue promulgada el 4 de agosto de 1933, proyectada por el gobierno izquierdista de Manuel Azaña.

La versión original de la ley declaraba “en estado peligroso” a diversos individuos entre los que contaban los “vagos habituales”, los “ebrios”, “los que ocultaren su verdadero nombre” o incluso los que no justificasen la posesión del dinero que se hallase en su poder. Los castigos iban desde multas al internamiento, pasando por la pérdida del dinero y demás posesiones.

¿Por qué ocultan estas auténticas verdades los que hablan de represiones al pueblo soberano (¿?) y de las atrocidades llevadas a cabo desde 1939 a 1945, lo mismo que callan los muchos asesinatos de personas sin culpa alguna, cuyo único delito, podría ser que era capataz de una obra y había exigido a los trabajadores que cumplieran con su deber, es decir, que trabajase?

También les daban el famoso “paseíllo”, que no fue invento franquista, sino republicano, la CNT participó muy activamente el ello, por asistir a misa, rezar el rosario, o defender lo que su conciencia les mandaba.

Citemos uno versos de Miguel Hernández, icono venerado por todas las tendencias izquierdistas de esta desventurada España.

SONREÍDME
“Nubes tempestuosas de herramientas
Para un cielo de manos vengativas
Nos es preciso. Ya relampaguean
Las hachas y las hoces en su metal crispado
Ya truenan los martillos y los mazos
Sobre los pensamientos de los que nos han hecho
Burros de carga y bueyes de labor
Salta el capitalista de su cochino lujo, huyen los arzobispos de sus mitras obscenas
Los notarios y los registradores de la propiedad
Caen aplastados bajo furiosos protocolos, los curas se deciden a ser hombres
Y abierta ya la jaula donde actúa el león
Queda el oro en la más espantosa miseria.
En vuestros puños quiero ver rayos contrayéndose,
Quiero ver la cólera tirándoos de las cejas
La cólera que nubla todas las cosas dentro del corazón
Sintiendo el martillo del hambre en el ombligo
……………………………………………………….
Habrá que ver la tierra estercolada
Con las injustas sangres, habrá que ver la media vuelta fiera de la hoz
ajustándose a las nucas
Habrá que verlo todo sufriendo un poco menos de lo que
Ahora sufrimos bajo el hambre
Que nos hace cargar las inocentes manos animales
Hacia el robo y el crimen salvadores”

(Poema:”Sonreídme”. Miguel Hernández. Antología Poética. Córdoba. Marzo, 2010).

Versos que se llevaron a la práctica hasta la saciedad, así que, cuando alguien hable de las atrocidades, ciertas que cometió el franquismo, que también mencione las no menos verdaderas llevadas a cabo por las distintas facciones republicanas, hasta que sus ejércitos fueron vencidos.

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