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"La España de rojos y azules está enterrada, no creo en la lucha de clases". Albert Rivera

Paleta de colores

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Hay que “enterrar la España de rojos y azules” ¿Les suena? Seguro que sí, es sin duda, la expresión que más repite el líder de los “naranjitos” Albert Rivera… Pero para prototipo de “bipartidismo” y de gamas cromáticas, habría que invocar a lo experimentado en el Imperio Bizantino con las bandas de “azules” y “verdes”. Estos colores representaban los clubes más importantes del Circo, un espectáculo lúdico que trascendía lo deportivo para abrazar otros ámbitos de la sociedad, como el político, social, económico, cultural o religioso.

Estas asociaciones además de alentar a sus respectivos aurigas en el Circo, como los hinchas actuales de fútbol, conformaban auténticos grupos de presión en la Corte y en las calles de Bizancio. Sus métodos de coerción se ejercían a través de sus respectivas cuadrillas matoniles, expertas en sembrar a lo largo y ancho de las vías constantinopolitanas, todo tipo de tropelías. Esta delincuencia evocaba a la sufrida siglos atrás en la Roma tardorrepublicana, fruto de la acción de los escuadrones que favorecían a Populares u Optimates.

Grosso modo los azules capitaneaban la causa religiosa de la ortodoxia, secundando sus miembros los intereses de la aristocracia, mientras que los verdes resultaban ser promonofisitas, doctrina que afirma la absorción de la Naturaleza Humana de Jesús por la Divina, identificándose además sus componentes, con los intereses de comerciantes, financieros y artesanos.

El cénit de este enfrentamiento “bicolor” tuvo lugar en la llamada Revuelta de Niká (532 d. C.), corolario de todas las tensiones internas del Imperio. La rivalidad entre azules y verdes desembocó en un dramático estallido popular, que le pudo costar el Trono al emperador Justiniano. La Revuelta fue ahogada en sangre como consecuencia del inflexible proceder de Belisario, el general más prestigioso de la época, estimándose las víctimas de la represión en aproximadamente 30.000 personas. Desde entonces, la influencia de estos grupos en la sociedad bizantina fue disminuyendo lentamente, a pesar de la posterior fusión de los otros clubes circenses entre los azules y los verdes. El conjunto que apoyaba a los blancos, se fundiría con los azules, y la masa que simpatizaba con los rojos, se uniría a los verdes… ¿Habéis cogido ya los pinceles?

El motín trajo también consecuencias políticas, que se tradujeron por parte de la cúpula imperial, en la voluntad de emprender arduas reformas en la “achacosa” maquinaria del Estado: disminución de la presión impositiva y mejora en la percepción de los mismos, recorte de gran número de cargos de la administración, y liquidación de la corrupción ¡Qué casualidad! ¿No os recuerda a los principales aspectos a transformar, del programa electoral de los principales partidos políticos para el 20 de diciembre?...

Colorín colorado.

Paleta de colores

"La España de rojos y azules está enterrada, no creo en la lucha de clases". Albert Rivera
Juan López Benito
martes, 10 de noviembre de 2015, 06:14 h (CET)
Hay que “enterrar la España de rojos y azules” ¿Les suena? Seguro que sí, es sin duda, la expresión que más repite el líder de los “naranjitos” Albert Rivera… Pero para prototipo de “bipartidismo” y de gamas cromáticas, habría que invocar a lo experimentado en el Imperio Bizantino con las bandas de “azules” y “verdes”. Estos colores representaban los clubes más importantes del Circo, un espectáculo lúdico que trascendía lo deportivo para abrazar otros ámbitos de la sociedad, como el político, social, económico, cultural o religioso.

Estas asociaciones además de alentar a sus respectivos aurigas en el Circo, como los hinchas actuales de fútbol, conformaban auténticos grupos de presión en la Corte y en las calles de Bizancio. Sus métodos de coerción se ejercían a través de sus respectivas cuadrillas matoniles, expertas en sembrar a lo largo y ancho de las vías constantinopolitanas, todo tipo de tropelías. Esta delincuencia evocaba a la sufrida siglos atrás en la Roma tardorrepublicana, fruto de la acción de los escuadrones que favorecían a Populares u Optimates.

Grosso modo los azules capitaneaban la causa religiosa de la ortodoxia, secundando sus miembros los intereses de la aristocracia, mientras que los verdes resultaban ser promonofisitas, doctrina que afirma la absorción de la Naturaleza Humana de Jesús por la Divina, identificándose además sus componentes, con los intereses de comerciantes, financieros y artesanos.

El cénit de este enfrentamiento “bicolor” tuvo lugar en la llamada Revuelta de Niká (532 d. C.), corolario de todas las tensiones internas del Imperio. La rivalidad entre azules y verdes desembocó en un dramático estallido popular, que le pudo costar el Trono al emperador Justiniano. La Revuelta fue ahogada en sangre como consecuencia del inflexible proceder de Belisario, el general más prestigioso de la época, estimándose las víctimas de la represión en aproximadamente 30.000 personas. Desde entonces, la influencia de estos grupos en la sociedad bizantina fue disminuyendo lentamente, a pesar de la posterior fusión de los otros clubes circenses entre los azules y los verdes. El conjunto que apoyaba a los blancos, se fundiría con los azules, y la masa que simpatizaba con los rojos, se uniría a los verdes… ¿Habéis cogido ya los pinceles?

El motín trajo también consecuencias políticas, que se tradujeron por parte de la cúpula imperial, en la voluntad de emprender arduas reformas en la “achacosa” maquinaria del Estado: disminución de la presión impositiva y mejora en la percepción de los mismos, recorte de gran número de cargos de la administración, y liquidación de la corrupción ¡Qué casualidad! ¿No os recuerda a los principales aspectos a transformar, del programa electoral de los principales partidos políticos para el 20 de diciembre?...

Colorín colorado.

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