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¿Qué partes de la Biblia gusta y disgusta a los cazadores?

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Si hasta la fecha los cazadores habían justificado su mal llamado Hobbie con argumentos hipócritas, o cuanto menos no del todo honestos, ahora algunos de ellos abandonan la maleza protectora tras la que se ocultaban, consistente en manidos argumentos y en recursos obsoletos, para admitir abiertamente y sin excusas ni rodeos que son personas que matan por placer.

Al parecer esto ha dejado de ser oprobioso, ya que por ejemplo se atreven a publicar opiniones valientes como la que publicó la revista alemana de caza Pirsch, donde se lee: Deberíamos evitar engañarnos a nosotros mismos y a otros sobre los motivos de lo que hacemos. Si intentáramos presentarnos como altruistas salvadores de la naturaleza, a quienes el matar animales les resulta profundamente desagradable, pero que asumimos esa carga por amor a la causa, con seguridad que este tiro nos saldría por la culata. Olviden por lo tanto ambos cuentos: el del “buen protector”, que solamente dispara a animales viejos o enfermos, y el del “gran regulador de la naturaleza”.

La revista alemana llamada “Libertad para los animales” publicó un interesante artículo titulado “Los cazadores lo admiten: cazar nos causa placer”, en el que entre otras cosas pueden leerse citas de cazadores como por ejemplo la siguiente: “Al abatir al animal los cazadores experimentan un intenso placer”.

La mayoría de cazadores justifica su sangrienta actividad con palabras del Antiguo Testamento y que se atribuyen a Dios como: “Infundiréis temor y miedo a todos los animales de la tierra, a todas las aves del cielo, a todo lo que repta por el suelo y a todos los peces del mar. Todos quedan a vuestra disposición. Todo lo que se mueve y tiene vida os servirá de alimento: todo os lo doy, lo mismo que os di la hierba verde”. Pero sólo quien no sabe nada sobre la naturaleza del Dios verdadero puede tomar la palabra de la Biblia como pretexto para matar, pues si siguiéramos leyendo encontraríamos lo siguiente: “Dios dijo: Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de la tierra, así como todo árbol que lleva fruto. Todo ello os servirá de alimento”.

Las contradicciones de la Biblia no tienen fin. Pero quien en base a las referidas afirmaciones bíblicas esté a favor de matar animales, porque el catecismo certifica que todas las partes del Antiguo Testamento son la palabra de Dios absoluta, tendría que atenerse también a afirmaciones como: Si alguien maldice a su padre o a su madre debería dársele muerte. El adultero tendría asimismo la muerte como consecuencia. Quien no santifica el sábado tendría que temer por su vida, o quien tenga un hijo díscolo o borracho puede llevarlo a que lo apedreen hasta morir.

Por lo tanto el cazador que tiene tanto interés en matar animales para cumplir la voluntad de Dios, y que se toma tan en serio algunas palabras de la Biblia, debería también actuar consecuentemente en todos los casos, y tomarse el libro entero con la misma seriedad. Sin olvidar que por ejemplo el profeta Isaías dijo: “Quien inmola un toro es como quien abate a un hombre”.

¿Qué partes de la Biblia gusta y disgusta a los cazadores?

Vida Universal
martes, 10 de noviembre de 2015, 06:13 h (CET)
Si hasta la fecha los cazadores habían justificado su mal llamado Hobbie con argumentos hipócritas, o cuanto menos no del todo honestos, ahora algunos de ellos abandonan la maleza protectora tras la que se ocultaban, consistente en manidos argumentos y en recursos obsoletos, para admitir abiertamente y sin excusas ni rodeos que son personas que matan por placer.

Al parecer esto ha dejado de ser oprobioso, ya que por ejemplo se atreven a publicar opiniones valientes como la que publicó la revista alemana de caza Pirsch, donde se lee: Deberíamos evitar engañarnos a nosotros mismos y a otros sobre los motivos de lo que hacemos. Si intentáramos presentarnos como altruistas salvadores de la naturaleza, a quienes el matar animales les resulta profundamente desagradable, pero que asumimos esa carga por amor a la causa, con seguridad que este tiro nos saldría por la culata. Olviden por lo tanto ambos cuentos: el del “buen protector”, que solamente dispara a animales viejos o enfermos, y el del “gran regulador de la naturaleza”.

La revista alemana llamada “Libertad para los animales” publicó un interesante artículo titulado “Los cazadores lo admiten: cazar nos causa placer”, en el que entre otras cosas pueden leerse citas de cazadores como por ejemplo la siguiente: “Al abatir al animal los cazadores experimentan un intenso placer”.

La mayoría de cazadores justifica su sangrienta actividad con palabras del Antiguo Testamento y que se atribuyen a Dios como: “Infundiréis temor y miedo a todos los animales de la tierra, a todas las aves del cielo, a todo lo que repta por el suelo y a todos los peces del mar. Todos quedan a vuestra disposición. Todo lo que se mueve y tiene vida os servirá de alimento: todo os lo doy, lo mismo que os di la hierba verde”. Pero sólo quien no sabe nada sobre la naturaleza del Dios verdadero puede tomar la palabra de la Biblia como pretexto para matar, pues si siguiéramos leyendo encontraríamos lo siguiente: “Dios dijo: Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de la tierra, así como todo árbol que lleva fruto. Todo ello os servirá de alimento”.

Las contradicciones de la Biblia no tienen fin. Pero quien en base a las referidas afirmaciones bíblicas esté a favor de matar animales, porque el catecismo certifica que todas las partes del Antiguo Testamento son la palabra de Dios absoluta, tendría que atenerse también a afirmaciones como: Si alguien maldice a su padre o a su madre debería dársele muerte. El adultero tendría asimismo la muerte como consecuencia. Quien no santifica el sábado tendría que temer por su vida, o quien tenga un hijo díscolo o borracho puede llevarlo a que lo apedreen hasta morir.

Por lo tanto el cazador que tiene tanto interés en matar animales para cumplir la voluntad de Dios, y que se toma tan en serio algunas palabras de la Biblia, debería también actuar consecuentemente en todos los casos, y tomarse el libro entero con la misma seriedad. Sin olvidar que por ejemplo el profeta Isaías dijo: “Quien inmola un toro es como quien abate a un hombre”.

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