Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Disyuntiva

Sencillos, pero muy complejos

|

¿En qué quedamos? ¿Mero juego de palabras? ¿Calificativos intrascendentes? Cuando tratamos de descifrar el carácter de cada persona, incluso el propio carácter, lo hacemos con aditamentos venidos de fuera; los que nos achacan determinadas gentes sin acceso a la mayor parte de nuestras cualidades, siempre peculiares. Ejercitamos una serie de actuaciones expresivas cargadas con los matices personales. Sin tapujos, ellas reflejan la PRESENCIA del protagonista, aunque su análisis dictamina su incompletud descriptiva. Hay algo más detrás, que no alcanzamos a precisar. Y en consonancia, vislumbramos la complejidad subyacente. Es la complejidad vista desde fuera y la complejidad emergente desde los fondos.

Desde abajo, son las raíces las que trabajan a fondo, aportan un sinfin de elementos constituyentes de cada sujeto; que podemos resumir en tres sectores principales. Aún nos queda mucho por averiguar del primero, la carga genética, en su vertiente codificada y en su versión adaptada al medio en el cual actúa. En el cuerpo se fragua un punto de partida, con la suma de la voluntad propia modeladora a los factores hereditarios inevitables. Recalquemos las influencias ambientales de cada caso, climáticas, geográficas, sociológicas, perceptibles o desapercibidas. La punta del ICEBERG humano apenas indica una sencillez externa. Si nos quedamos en esa visión o pasamos a las demás consideraciones, será la decisión posterior.

La sencillez pretendida en la emisión de opiniones, dista una enormidad de las dificultades inherentes para la EXPRESIÓN de lo que realmente queremos decir. A poco que lo pensemos, la frase sencilla que pronunciamos entraña esas carencias; pero también saca a la superficie de manera involuntaria rasgos ocultos, incluso perjudiciales para quien la pronuncia. Porque las intenciones son escurridizas y el subconsciente despliega actividades impensables. Hemos de asumir este galimatías inevitable. Ahora bien, en este juego de comunicados, corremos el riesgo de diluir la personalidad propia cuando distraemos la atención; escapan los significados de las pretendidas intenciones emisoras.

Lo dicho no equivale a la intrascendencia de lo manifestado en cada ocasión. Provocan una serie de CONSECUENCIAS concretas a dilucidar. Pueden ser el comienzo de unos razonamientos ensamblados con la sensibilidad de los participantes, con sus actitudes existenciales. El efecto en sentido contrario también es posible, por el efecto rebote; provoca sitaciones encontradas. Disparados los artefactos emocionales inciden con fuerza en en tales repercusiones; incrementan el contacto directo entre quienes estén afectados. Las percepciones no van a ser idénticas ante un mismo hecho, serán detectadas con los matices de otras individualidades. Cuántas veces, los efectos nocivos derivan de una frase inoportuna.

En la experiencia común, cuántas veces proclamamos el protagonismo personal; yo digo, yo hago, pienso yo, quiero, protesto, etc. Cualquiera diría que es muy sencillo, ocurre sin necesidad de explicaciones. En esa línea moderna, proyectamos un yo orgulloso, potente, dibujante de cuanto acontece. Cada uno regenta el suyo, en un dominio que no admitiría discusión. Vendría a ser una PREPOTENCIA mental, transformadora de la simple oportunidad de vivir, en un monopolio falseado. Convertimos la oportunidad de la participación en la inmensidad de la Naturaleza, en unos entes desbocados que no reconocen con la suficiente humildad al resto de componentes activos en su proceso vital.

Puede parecernos una banalidad esto del yo orgulloso en sus andares por el mundo, pero se comporta como una auténtica bola de nieve, su grandeza inútil aumenta con la rodadura. Facilita el descontrol progresivo de sus condiciones. Ni el ancho mundo ni el resto de los humanos, amortiguan sus ínfulas modeladoras. De donde, la exageración de ese sencillo toque personal origina la MONSTRUOSIDAD, que olvida sus múltiples elementos constituyentes y sus evidentes relaciones ecológicas, con el resto de humanos o con el abismo de lo desconocido. Quienes prescinden de esa complejidad son proclives a la generación de grandes barbaridades, las experimentadas y las que aún están por venir.

Ni el espejo más limpio resuelve el dilema de lo simple contrastado con las complejidades; siempre aparecen nuevas siluetas capaces de mantener confundidos los límites de las entidades reflejadas. Al menos surgen los deseos de contemplar imágenes que se resisten, que no aparecen. Hasta echaremos la culpa de estas carencias a las deficiencias del ESPEJO, en una apuesta estúpida del engreímiento personal. La imagen especular también representa un profundo enfrentamiento existencial entre los que realmente somos y hacemos, y la idealización propia de la cual alardeamos; en privado muchas veces, pero amplificada por las repercusiones sobre el público.

Las SORPRESAS no acaban ahí, descubrimos frecuentes facetas indeseables que no logramos que pasen desapercibidas. Porque cabe preguntarse a la vista de los comportamientos tan discordantes en la esfera pública, tan escandalosos, si los espejos han pasado al olvido de los tiempos. ¿Es que domina la insensibilidad? ¿Nadie contempla sus verdades relacionadas con los demás? La figura reflejada de quienes acaparan pensiones millonarias por haber sido directivos de la banca, la de quienes sanearon los bancos a costa de tantos recortes, los que no legislan para evitarlo; han de resaltar de algún modo las desgracias derivadas de sus actos. Simplemente, hay gente satisfecha con esa imágen.

También hay ocasiones en las cuales aquello presentado como de enorme complejidad, es en realidad visible, al alcance de las mentes sencillas. Si a pesar de eso no se le hace caso, ya entramos en cuestiones diferentes. Es muy fácil de apreciar como una de las vacunas más necesarias, apenas nos preocupamos de conseguirla; la que prevendría contra el virus dela ESTUPIDEZ. Todos comprobamos a diario la penetración de este virus, aún en las cabezas dotadas de gran inteligencia. No le hacemos caso. ¡Qué le vamos a hacer!

Es sencillo de ver, las RENUNCIAS estúpidas nos traen malas consecuencias; traducidas en omisiones, nos convierten en miniaturas humanas. Y lo peor es que circulamos por una sociedad impulsora de tales renuncias; eso sí, en provecho de unos pocos. Un ejemplo, en la terrible crisis,aumentan los millonarios; los aprovechamientos abusivos nos acogotan, sin reacciones en consonancia. Eso lo vemos todos. En muchos asuntos importantes suceden los hechos con idéntico cariz desafortunado.

En el juego de las complicaciones conviene hilar fino, debido a que los resbalones son habituales. Necesitaríamos una buena BRÚJULA social para el discernimiento de lo elemental entre las grandes elaboraciones. O acaso no tengamos la sensación de que nos complicamos innecesariamente la vida y dejamos que nos la compliquen.

Sencillos, pero muy complejos

Rafael Pérez Ortolá
viernes, 23 de octubre de 2015, 05:17 h (CET)
¿En qué quedamos? ¿Mero juego de palabras? ¿Calificativos intrascendentes? Cuando tratamos de descifrar el carácter de cada persona, incluso el propio carácter, lo hacemos con aditamentos venidos de fuera; los que nos achacan determinadas gentes sin acceso a la mayor parte de nuestras cualidades, siempre peculiares. Ejercitamos una serie de actuaciones expresivas cargadas con los matices personales. Sin tapujos, ellas reflejan la PRESENCIA del protagonista, aunque su análisis dictamina su incompletud descriptiva. Hay algo más detrás, que no alcanzamos a precisar. Y en consonancia, vislumbramos la complejidad subyacente. Es la complejidad vista desde fuera y la complejidad emergente desde los fondos.

Desde abajo, son las raíces las que trabajan a fondo, aportan un sinfin de elementos constituyentes de cada sujeto; que podemos resumir en tres sectores principales. Aún nos queda mucho por averiguar del primero, la carga genética, en su vertiente codificada y en su versión adaptada al medio en el cual actúa. En el cuerpo se fragua un punto de partida, con la suma de la voluntad propia modeladora a los factores hereditarios inevitables. Recalquemos las influencias ambientales de cada caso, climáticas, geográficas, sociológicas, perceptibles o desapercibidas. La punta del ICEBERG humano apenas indica una sencillez externa. Si nos quedamos en esa visión o pasamos a las demás consideraciones, será la decisión posterior.

La sencillez pretendida en la emisión de opiniones, dista una enormidad de las dificultades inherentes para la EXPRESIÓN de lo que realmente queremos decir. A poco que lo pensemos, la frase sencilla que pronunciamos entraña esas carencias; pero también saca a la superficie de manera involuntaria rasgos ocultos, incluso perjudiciales para quien la pronuncia. Porque las intenciones son escurridizas y el subconsciente despliega actividades impensables. Hemos de asumir este galimatías inevitable. Ahora bien, en este juego de comunicados, corremos el riesgo de diluir la personalidad propia cuando distraemos la atención; escapan los significados de las pretendidas intenciones emisoras.

Lo dicho no equivale a la intrascendencia de lo manifestado en cada ocasión. Provocan una serie de CONSECUENCIAS concretas a dilucidar. Pueden ser el comienzo de unos razonamientos ensamblados con la sensibilidad de los participantes, con sus actitudes existenciales. El efecto en sentido contrario también es posible, por el efecto rebote; provoca sitaciones encontradas. Disparados los artefactos emocionales inciden con fuerza en en tales repercusiones; incrementan el contacto directo entre quienes estén afectados. Las percepciones no van a ser idénticas ante un mismo hecho, serán detectadas con los matices de otras individualidades. Cuántas veces, los efectos nocivos derivan de una frase inoportuna.

En la experiencia común, cuántas veces proclamamos el protagonismo personal; yo digo, yo hago, pienso yo, quiero, protesto, etc. Cualquiera diría que es muy sencillo, ocurre sin necesidad de explicaciones. En esa línea moderna, proyectamos un yo orgulloso, potente, dibujante de cuanto acontece. Cada uno regenta el suyo, en un dominio que no admitiría discusión. Vendría a ser una PREPOTENCIA mental, transformadora de la simple oportunidad de vivir, en un monopolio falseado. Convertimos la oportunidad de la participación en la inmensidad de la Naturaleza, en unos entes desbocados que no reconocen con la suficiente humildad al resto de componentes activos en su proceso vital.

Puede parecernos una banalidad esto del yo orgulloso en sus andares por el mundo, pero se comporta como una auténtica bola de nieve, su grandeza inútil aumenta con la rodadura. Facilita el descontrol progresivo de sus condiciones. Ni el ancho mundo ni el resto de los humanos, amortiguan sus ínfulas modeladoras. De donde, la exageración de ese sencillo toque personal origina la MONSTRUOSIDAD, que olvida sus múltiples elementos constituyentes y sus evidentes relaciones ecológicas, con el resto de humanos o con el abismo de lo desconocido. Quienes prescinden de esa complejidad son proclives a la generación de grandes barbaridades, las experimentadas y las que aún están por venir.

Ni el espejo más limpio resuelve el dilema de lo simple contrastado con las complejidades; siempre aparecen nuevas siluetas capaces de mantener confundidos los límites de las entidades reflejadas. Al menos surgen los deseos de contemplar imágenes que se resisten, que no aparecen. Hasta echaremos la culpa de estas carencias a las deficiencias del ESPEJO, en una apuesta estúpida del engreímiento personal. La imagen especular también representa un profundo enfrentamiento existencial entre los que realmente somos y hacemos, y la idealización propia de la cual alardeamos; en privado muchas veces, pero amplificada por las repercusiones sobre el público.

Las SORPRESAS no acaban ahí, descubrimos frecuentes facetas indeseables que no logramos que pasen desapercibidas. Porque cabe preguntarse a la vista de los comportamientos tan discordantes en la esfera pública, tan escandalosos, si los espejos han pasado al olvido de los tiempos. ¿Es que domina la insensibilidad? ¿Nadie contempla sus verdades relacionadas con los demás? La figura reflejada de quienes acaparan pensiones millonarias por haber sido directivos de la banca, la de quienes sanearon los bancos a costa de tantos recortes, los que no legislan para evitarlo; han de resaltar de algún modo las desgracias derivadas de sus actos. Simplemente, hay gente satisfecha con esa imágen.

También hay ocasiones en las cuales aquello presentado como de enorme complejidad, es en realidad visible, al alcance de las mentes sencillas. Si a pesar de eso no se le hace caso, ya entramos en cuestiones diferentes. Es muy fácil de apreciar como una de las vacunas más necesarias, apenas nos preocupamos de conseguirla; la que prevendría contra el virus dela ESTUPIDEZ. Todos comprobamos a diario la penetración de este virus, aún en las cabezas dotadas de gran inteligencia. No le hacemos caso. ¡Qué le vamos a hacer!

Es sencillo de ver, las RENUNCIAS estúpidas nos traen malas consecuencias; traducidas en omisiones, nos convierten en miniaturas humanas. Y lo peor es que circulamos por una sociedad impulsora de tales renuncias; eso sí, en provecho de unos pocos. Un ejemplo, en la terrible crisis,aumentan los millonarios; los aprovechamientos abusivos nos acogotan, sin reacciones en consonancia. Eso lo vemos todos. En muchos asuntos importantes suceden los hechos con idéntico cariz desafortunado.

En el juego de las complicaciones conviene hilar fino, debido a que los resbalones son habituales. Necesitaríamos una buena BRÚJULA social para el discernimiento de lo elemental entre las grandes elaboraciones. O acaso no tengamos la sensación de que nos complicamos innecesariamente la vida y dejamos que nos la compliquen.

Noticias relacionadas

La libertad de expresión es un derecho fundamental que abarca las libertades de opinión, información y prensa, es esencial para ejercer otros derechos humanos y participar activamente en una sociedad libre y democrática, pero lo mismo en España que toda Europa, este derecho se enfrenta a desafíos y tensiones debido a la censura y a las restricciones.

Tras conocer por la prensa que un juzgado ha abierto diligencias de investigación por una denuncia contra su esposa, el presidente del Gobierno ha publicado una carta abierta dirigida a la ciudadanía en el antiguo Twitter, en la que afirma que: "Vive con impotencia el fango que se esparce sobre su mujer", y se pregunta si debe continuar o renunciar, motivo por el cual cancela su agenda, y se da de plazo hasta el próximo lunes, para meditar su futuro.

Pedro Sánchez habría dado por amortizada la actual legislatura y, con un golpe de efecto, anunciará presumiblemente el 29 de abril el adelanto de las Elecciones Generales para el próximo otoño, con la esperanza de renacer cual Ave Fénix y obtener unos resultados que le permitan conformar un Gobierno en solitario tras fagocitar los restos del naufragio de la efímera candidatura unitaria de izquierdas Sumar y con apoyos externos de los grupos nacionalistas periféricos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto