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Paco Milla

A estos ciclistas que los fusilen al amanecer

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Mis disculpas a Manolito Sanroma, gran promesa del ciclismo en tiempos pasados, que regó con su sangre carreteras catalanas y aun llorado, recordado por sus paisanos, dada su enorme calidad humana.

Disculpas, digo, por haberme atrevido a escribir sin conocer, a opinar sin haber pedaleado. Pero solo a él mis disculpas. El resto, aquellos quienes se sientan afectados, que se quejen de la forma que consideren mas oportuna.

“Reconozco que puedo haber sido un poco bestia en el titulo, pero por si vale de atenuante, aclaro que esta, es la opinión de un completo ignorante, que nada sabe de ciclismo. Ya usted, habrá escuchado alguna vez, dada su edad, querido lector, que nada es tan atrevido como la ignorancia, pero quizás solo me limito a plasmar una percepción. ¿Qué tal si le ponemos un poco de humor?
Hace unos años, decidí que solo hablaría sobre aquello que mas o menos domino, pero un día, caí en la cuenta, que no podía escribir sobre nada en absoluto con pleno conocimiento de causa, así que haré como los tertulianos de radio y televisión y opinaré sobre cualquier cosa, esté puesto en ella o no, salvando la única diferencia importante: ellos cobran.

Antes de coger el estoque, me permitirán divagar un poco. Si usted se relaciona frecuentemente con mujeres, (cosa que le aconsejo), sabrá que los preliminares son tan importantes o mas incluso, que el acto en sí. Por tanto, a ello voy.

Confieso admiración por estos crios, que se galopan en bici un país en 20 jornadas y mas aun, teniendo en cuenta que es un vehículo de tracción animal.
Dicha admiración, viene de cuando un lejano día, el amigo Rafadel (con d de dominguero devora-kilometros) me prestó su caballo metálico.

Dado que ancha es Castilla, aquella tarde me hice 30 km (no 300 no, he dicho 30) con el único objetivo de no apearme, hasta llegar de nuevo al punto de partida en el pueblo, bajo ningún concepto y pasara lo que pasara.

Fielmente acompañado de la inexperiencia, se me olvidaron los bidones necesarios para la hidratación interna y en agosto, el sol no hace amistad con nadie, al menos conmigo ese día.

El resultado fue, que al llegar a “meta” me bajaron de la bici en estado de “acartonamiento de 3º grado”. Aun en posición de pedaleo,(pero en pausa) y con cara de velocidad extrema, noté que las manos se negaban a soltar el agarre, por lo que tuvieron que separar el manillar del resto del cuadro y de esta guisa ingresé en la ULI (unidad de lelos inexpertos) que no tiene nada que ver con la UCI que es otra cosa.

Durante 4 días, fui volviendo poco a poco a mi ser, en esto que el doctor me explicó, que durante mi periplo, los gemelos se me habían subido a los femorales, abrazándose a ellos, como si se conocieran de toda la vida.

Estos, ante la visita de los intrusos, forzaron el fémur, hasta que la elasticidad de este, les dejó emparentarse con los cuadriceps, mientras que la piel del muslo protestaba por que ya no podía dar mas de si.

Los isquio-tibiales también se rebelaron y decidieron sumarse a la fiesta. No lo olvidaré nunca. A cada pinchazo que yo sentía, les oía cantar: “los isquio unidos, jamás serán vencidos”mientras que el contador de contracturas que me pusieron frente a la cama, pasaba ya de 40.

Aquel día, se rebelaron músculos conocidos y otros que yo no sabia que existieran. Y es que, es lo que tiene la solidaridad muscular: que duele mucho, oigan y que conste que no hablo de unas meras agujetas.

Repito, que este recuerdo, es el motivo de que admire un esfuerzo tan bestial y además prolongado en 20 días de tortura.

Peeeeero: acabamos de llegar de presenciar en directo las dos etapas de montaña y no me extrañaría nada que ayer y hoy, hayan sido (en el pelotón), las onomásticas de las señoras madres de los organizadores. Y no porque así venga en el santoral, sino por las veces que los chavales deben acordarse de ellas.

Que ya entiendo que los ayuntamientos pagan y que los corredores están para rodar, pero oigan , si antes de subir L´Angliru les meten 200 km, me pregunto si será “pa calentar” o “pa recaudar”. Y hoy, 150 con final en Fuentes de Invierno.

Les aseguro que las caras que hemos visto a 30 km de meta, eran un poema.
Y ahora voy a ser tan bestia como en el titulo: ¿a los supervivientes los fusilarán mañana para rematarlos?

Quizás, si buscan el espectáculo, se deberían acortar las etapas y así al menos llegarían enteros a la base del puerto y con ganas de batalla.
¿O es que lo que se pretende, es presenciar en directo, como les salen las vísceras por la boca, e ir por los arcenes de la carretera recogiendo pulmones e hígados en vez de bidones usados?

¿Para cuando una cicloturista de 800 km, (por jornada) en la que solo puedan participar los organizadores?

Como entrenador deportivo, nunca defendí, ni lo haré ahora, la economía de movimientos, ni la negativa ante el esfuerzo, de la que tan sobrados andan nuestros adolescentes, pero supongo que habrá un termino medio.

A nadie nos gusta y todos repudiamos a voz en grito a los que se dopan, por ser tramposos con mayúsculas, pero quizás estemos entrando, en que los chavales que optan por “ayudarse artificialmente”, no lo hagan ya, para quedar primeros, sino única y exclusivamente, para llegar a meta “dentro de tiempo”.

Tíldenme de exagerado o inexperto que no sabe de que habla, pero yo, del adjetivo “salvajada”, no me apeo.

Si no me creen, échense al lomo una mochila y suban caminando al Angliru y el día siguiente para “soltar la musculatura” asciendan a Fuentes de Invierno.
Va a entrar usted en el club de la “hipertrofia muscular” por la puerta grande, oiga.

Y para cerrar, una idea para el año que viene: primer día: final en Covadonga segundo: en L´Angliru, tercero: Coto bello y cuarto: Fuentes Invierno. De esta forma, ya no hace falta pelotón de fusilamiento, ni el consiguiente gasto de munición.

Lo dicho: salvajada. A propósito ¿han caído ustedes en la cuenta de cuantos corredores son hijos de entrenadores, directores de equipo, organizadores o gente cercana a los mismos? Contéstense y saquen conclusiones.

A estos ciclistas que los fusilen al amanecer

Paco Milla
Paco Milla
miércoles, 17 de septiembre de 2008, 11:12 h (CET)
Mis disculpas a Manolito Sanroma, gran promesa del ciclismo en tiempos pasados, que regó con su sangre carreteras catalanas y aun llorado, recordado por sus paisanos, dada su enorme calidad humana.

Disculpas, digo, por haberme atrevido a escribir sin conocer, a opinar sin haber pedaleado. Pero solo a él mis disculpas. El resto, aquellos quienes se sientan afectados, que se quejen de la forma que consideren mas oportuna.

“Reconozco que puedo haber sido un poco bestia en el titulo, pero por si vale de atenuante, aclaro que esta, es la opinión de un completo ignorante, que nada sabe de ciclismo. Ya usted, habrá escuchado alguna vez, dada su edad, querido lector, que nada es tan atrevido como la ignorancia, pero quizás solo me limito a plasmar una percepción. ¿Qué tal si le ponemos un poco de humor?
Hace unos años, decidí que solo hablaría sobre aquello que mas o menos domino, pero un día, caí en la cuenta, que no podía escribir sobre nada en absoluto con pleno conocimiento de causa, así que haré como los tertulianos de radio y televisión y opinaré sobre cualquier cosa, esté puesto en ella o no, salvando la única diferencia importante: ellos cobran.

Antes de coger el estoque, me permitirán divagar un poco. Si usted se relaciona frecuentemente con mujeres, (cosa que le aconsejo), sabrá que los preliminares son tan importantes o mas incluso, que el acto en sí. Por tanto, a ello voy.

Confieso admiración por estos crios, que se galopan en bici un país en 20 jornadas y mas aun, teniendo en cuenta que es un vehículo de tracción animal.
Dicha admiración, viene de cuando un lejano día, el amigo Rafadel (con d de dominguero devora-kilometros) me prestó su caballo metálico.

Dado que ancha es Castilla, aquella tarde me hice 30 km (no 300 no, he dicho 30) con el único objetivo de no apearme, hasta llegar de nuevo al punto de partida en el pueblo, bajo ningún concepto y pasara lo que pasara.

Fielmente acompañado de la inexperiencia, se me olvidaron los bidones necesarios para la hidratación interna y en agosto, el sol no hace amistad con nadie, al menos conmigo ese día.

El resultado fue, que al llegar a “meta” me bajaron de la bici en estado de “acartonamiento de 3º grado”. Aun en posición de pedaleo,(pero en pausa) y con cara de velocidad extrema, noté que las manos se negaban a soltar el agarre, por lo que tuvieron que separar el manillar del resto del cuadro y de esta guisa ingresé en la ULI (unidad de lelos inexpertos) que no tiene nada que ver con la UCI que es otra cosa.

Durante 4 días, fui volviendo poco a poco a mi ser, en esto que el doctor me explicó, que durante mi periplo, los gemelos se me habían subido a los femorales, abrazándose a ellos, como si se conocieran de toda la vida.

Estos, ante la visita de los intrusos, forzaron el fémur, hasta que la elasticidad de este, les dejó emparentarse con los cuadriceps, mientras que la piel del muslo protestaba por que ya no podía dar mas de si.

Los isquio-tibiales también se rebelaron y decidieron sumarse a la fiesta. No lo olvidaré nunca. A cada pinchazo que yo sentía, les oía cantar: “los isquio unidos, jamás serán vencidos”mientras que el contador de contracturas que me pusieron frente a la cama, pasaba ya de 40.

Aquel día, se rebelaron músculos conocidos y otros que yo no sabia que existieran. Y es que, es lo que tiene la solidaridad muscular: que duele mucho, oigan y que conste que no hablo de unas meras agujetas.

Repito, que este recuerdo, es el motivo de que admire un esfuerzo tan bestial y además prolongado en 20 días de tortura.

Peeeeero: acabamos de llegar de presenciar en directo las dos etapas de montaña y no me extrañaría nada que ayer y hoy, hayan sido (en el pelotón), las onomásticas de las señoras madres de los organizadores. Y no porque así venga en el santoral, sino por las veces que los chavales deben acordarse de ellas.

Que ya entiendo que los ayuntamientos pagan y que los corredores están para rodar, pero oigan , si antes de subir L´Angliru les meten 200 km, me pregunto si será “pa calentar” o “pa recaudar”. Y hoy, 150 con final en Fuentes de Invierno.

Les aseguro que las caras que hemos visto a 30 km de meta, eran un poema.
Y ahora voy a ser tan bestia como en el titulo: ¿a los supervivientes los fusilarán mañana para rematarlos?

Quizás, si buscan el espectáculo, se deberían acortar las etapas y así al menos llegarían enteros a la base del puerto y con ganas de batalla.
¿O es que lo que se pretende, es presenciar en directo, como les salen las vísceras por la boca, e ir por los arcenes de la carretera recogiendo pulmones e hígados en vez de bidones usados?

¿Para cuando una cicloturista de 800 km, (por jornada) en la que solo puedan participar los organizadores?

Como entrenador deportivo, nunca defendí, ni lo haré ahora, la economía de movimientos, ni la negativa ante el esfuerzo, de la que tan sobrados andan nuestros adolescentes, pero supongo que habrá un termino medio.

A nadie nos gusta y todos repudiamos a voz en grito a los que se dopan, por ser tramposos con mayúsculas, pero quizás estemos entrando, en que los chavales que optan por “ayudarse artificialmente”, no lo hagan ya, para quedar primeros, sino única y exclusivamente, para llegar a meta “dentro de tiempo”.

Tíldenme de exagerado o inexperto que no sabe de que habla, pero yo, del adjetivo “salvajada”, no me apeo.

Si no me creen, échense al lomo una mochila y suban caminando al Angliru y el día siguiente para “soltar la musculatura” asciendan a Fuentes de Invierno.
Va a entrar usted en el club de la “hipertrofia muscular” por la puerta grande, oiga.

Y para cerrar, una idea para el año que viene: primer día: final en Covadonga segundo: en L´Angliru, tercero: Coto bello y cuarto: Fuentes Invierno. De esta forma, ya no hace falta pelotón de fusilamiento, ni el consiguiente gasto de munición.

Lo dicho: salvajada. A propósito ¿han caído ustedes en la cuenta de cuantos corredores son hijos de entrenadores, directores de equipo, organizadores o gente cercana a los mismos? Contéstense y saquen conclusiones.

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