Un domingo sin fútbol de Primera es una jornada perfecta para dejarse llevar por otros deportes y así, enloquecer con el final de carrera de Fórmula 1, emocionarse con una ajustada Supercopa de balonmano o soñar con la remontada de Rafa Nadal en el US Open. Pero para los más futboleros, para los enfermos del deporte rey, este domingo también fue una magnífica oportunidad para disfrutar del fútbol más modesto, por ejemplo, del fútbol de la Segunda División, de la bautizada como Liga Adelante.

La Segunda es una división repleta de viejas glorias del fútbol y de jóvenes promesas que luchan por atraer la atención de los grandes, también está llena de equipos que algún día fueron grandes o estuvieron entre los grandes y que hoy sobreviven con la esperanza de que éste sea el último “añito en el infierno” y, por último, también está el caso de los que estar jugando en Segunda es ya hacer historia.

Precisamente, éste último es el caso del nuevo líder de la categoría, el Girona Futbol Club. Me cuentan que ahora mismo en Girona ¡están viviendo un sueño! Y yo digo, sin olvidar que estamos en la segunda jornada de Liga, que queda mucho campeonato por delante y que su objetivo sigue siendo la permanencia… ¡no es para menos!

Los poco más de 90.000 habitantes de la preciosa ciudad de Girona están como locos con su equipo, recién ascendido y nuevo líder de Segunda. Es una gozada pasear estos días por sus calles y notar como se vive ambiente de fútbol. Sin duda, una lástima que hace una temporada, cuando el equipo era líder indiscutible del grupo III de la 2ª B, eran pocos los que se acercaban hasta el estadio de Montilivi. Pero ya se sabe que lo que vende es el fútbol de Primera, un poco el de Segunda y prácticamente nada el de las categorías inferiores. ¡Qué le vamos a hacer!

Precisamente de esas categorías inferiores, tan a menudo olvidadas por los medios y los aficionados, proviene el Girona. Un equipo que hace diez años jugaba en la Primera División Catalana, que consiguió el ascenso a 3ª División de la mano del actual seleccionador catalán, Pere Gratacós, y que en 2005, después de dos temporadas en 2ª B, volvió a caer a Tercera. En ese momento, Josep Gusó accede a la presidencia del club y confecciona un nuevo proyecto social y deportivo para intentar subir el Girona de Tercera a Segunda A en dos años.

Hoy podemos certificar que ese reto se ha cumplido. En dos temporadas hemos pasado de ver jugar al Girona en Mataró, Cornellà o Palamós, a verlo jugar contra el Zaragoza, el Celta o el Murcia. Ese club fundado a finales de la década de los veinte, que viste camiseta rojiblanca y pantalón azul es ya equipo de la categoría de plata del fútbol español.

Como amante del fútbol modesto, hoy me siento orgulloso de que el Girona sea el líder de Segunda. Este equipo se ha convertido en el abanderado de esos campos de tierra, de esos partidos de los domingos por la mañana, de eso que algunos llaman “infrafútbol”. Por cierto, después de dos ascensos en dos años… ¿por qué no soñar con un tercer y definitivo ascenso a la Liga de las Estrellas? Esto no ha hecho más que empezar… pero está claro que soñar es gratis. Hoy más que nunca, como dice el eslogan de la ciudad, ‘Girona me enamora’.