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Ben Tanosborn

El recital de piano de Condi, “Llevo a Georgia en la Mente”

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¿Puede alguien imaginarse a Don Corleone pidiendo favores por adelantado; dejando que después se pongan sus protegidos en línea a la puerta de su casa para que se les pague? ¿No os parece un poco extraño? Quizás sea así, pero EEUU se ha convertido en un nuevo tipo de padrino en esto de intercambiarse favores en asuntos de estado.

Este rol de Padrino-en-reverso va tomada de la mano con esa otra mentalidad basada en fe de EEUU en cuanto al crédito: no pongas limite a cuanto te presten o a lo que gastes – no importa sea en dinero o favores políticos – después reza para que la deuda desaparezca como por arte de magia o, en nuestro caso, por algún milagro: algo así como el de los panes y pescados, pero mas bien dividiéndose, no multiplicándose. Claro que para el resto del mundo la credibilidad de esta nación, que era de esperar, se ha puesto a prueba, y aunque el pago de nuestra ahogadora deuda todavía no haya sido exigido, algunos de los pagaré-favors lo están siendo… como en Georgia.

Y aquí lo tenemos esta semana pasada en que uno de los sobrinos adoptados por el Tío Samuel hizo su petición desde Tiflis; una llamada a la experta-en-residencia de estudios eslavos, nuestra calígrafa cirílica, Condoleeza Rice. Todo lo que el presidente Mikkheil Saakashvili quería de la encargada de asuntos exteriores estadounidense es que el tragamonedas musical de la Casa Blanca tocase una y otra vez, sin parar, esa canción pegadiza de Georgia. Y a Mikkheil no le importaba un pimiento si la cantaba Ray Charles o cualquier otro cantante; lo importante es que Vito, en su vestimenta de vaquero-espagueti – botas y hebilla de correa con “W” no faltaría más – la oyese.

Quien le hubiese dicho a Stuart Gorrell allá por 1930 que la letra de la canción que estaba escribiendo acerca de la hermana de Hoagy Carmichael fuese tan ambigua como para podérsela aplicar no solo a la hermana de su amigo, Georgia; sino también a ese estado melocotonero del Sur; y, con una pequeña ayuda de los Beatles, hasta a una republica en el Cáucaso calentada por el Mar Negro.

Saakashvili no tiene por que quejarse; Georgia ha sido el tópico de las noticias junto a las olimpiadas; literalmente hemos llevado a Georgia en nuestra mente… no importa que solo un norteamericano entre cincuenta, como mucho, pueda poner su geográfico dedo en donde ese país está enclavado; ni siquiera un “donde queda” tal estado en su propio país. Presentadores de noticias en todo el país, tan peces en geografía como su público, parecían a menudo tratar de hostigar a sus propios militares para que estos diesen respuesta a este “desafío ruso”. ¡Como es posible que a alguien se le pueda ocurrir el provocarnos!

Nuestro ministro de defensa, perdón, guerra, tuvo una rápida y firme respuesta a esta prensa corporativa y patriotera. Mr. Gates negó de forma enfática cualquier posibilidad de una “reacción” de EEUU a la incursión militar de Rusia en Georgia. Hubiera dado lo mismo, según él, si Georgia hubiese ya sido parte de la OTAN. Lo mismo con Ucrania.

Pero no es Rusia quien está desafiando a EEUU con su postura proteccionista hacia esas dos regiones en Georgia que tienen una larga historia de recelo y desdeño hacia el gobierno central de Georgia: Acacia y Osetia del Sur. La población no-georgiana de estas regiones ha demostrado durante su historia, una y otra vez, incluso por medio de referendos, que no quieren ser parte de Georgia, prefiriendo su status independiente. Durante el periodo bajo la Unión Soviética, estos pueblos sintieron que su status estaba protegido y respetado, pero desde que la Unión Soviética se desmoronó se sienten con la obligación de buscar una justicia económica-social en otra parte… y Rusia aparenta ser el único candidato lógico para ello.

Toda esta confusión pone patas arriba los esfuerzos norteamericanos durante toda una década de “cambiar” a esa parte del mundo con un modelo de revolución “sin sangre” y con lindos nombres, como la Revolución Rosa en Georgia y la Revolución Naranja en Ucrania. En realidad debiera habérseles llamado “revoluciones amortiguadas por dólares” ya que fueron llevadas a cabo por, o con el apoyo de, la CIA (Agencia Central de Inteligencia Estadounidense). Fue la forma de cambiar el Este Europeo cuando todo andaba en desbarajuste no solo en esas republicas huérfanas sino también en Rusia. Desde el Báltico al Caspio, se reemplazaron sistemas soviéticos corruptos por sistemas capitalistas corruptos. El denominador común: la corrupción.

Una política exterior norteamericana que trata a Rusia con el mismo desdeño que trata a los pueblos del Oriente Medio ya no podrá funcionar. Rusia ha cesado de ser ese pobre primo que esperó en vano a que el Occidente le echase una mano en los 90. Ahora parece que las cosas se han revesado y somos nosotros quienes llevamos las de ese pobre primo.

Toca la pieza una vez más, Condi… hazle saber a Saakahvili que EEUU está en su esquina, por lo menos en espíritu… “o mente”; y esta vez toca la pieza en rubato (tiempo), un cambio en el sentir del tiempo que denote los momentos difíciles por los que EEUU está pasando… haciendo que nos quitemos esos trapos de antaño de “tío rico”… que ya hemos dejado de ser el Vito Corleone del mundo capitalista.

El recital de piano de Condi, “Llevo a Georgia en la Mente”

Ben Tanosborn
Ben Tanosborn
domingo, 17 de agosto de 2008, 03:14 h (CET)
¿Puede alguien imaginarse a Don Corleone pidiendo favores por adelantado; dejando que después se pongan sus protegidos en línea a la puerta de su casa para que se les pague? ¿No os parece un poco extraño? Quizás sea así, pero EEUU se ha convertido en un nuevo tipo de padrino en esto de intercambiarse favores en asuntos de estado.

Este rol de Padrino-en-reverso va tomada de la mano con esa otra mentalidad basada en fe de EEUU en cuanto al crédito: no pongas limite a cuanto te presten o a lo que gastes – no importa sea en dinero o favores políticos – después reza para que la deuda desaparezca como por arte de magia o, en nuestro caso, por algún milagro: algo así como el de los panes y pescados, pero mas bien dividiéndose, no multiplicándose. Claro que para el resto del mundo la credibilidad de esta nación, que era de esperar, se ha puesto a prueba, y aunque el pago de nuestra ahogadora deuda todavía no haya sido exigido, algunos de los pagaré-favors lo están siendo… como en Georgia.

Y aquí lo tenemos esta semana pasada en que uno de los sobrinos adoptados por el Tío Samuel hizo su petición desde Tiflis; una llamada a la experta-en-residencia de estudios eslavos, nuestra calígrafa cirílica, Condoleeza Rice. Todo lo que el presidente Mikkheil Saakashvili quería de la encargada de asuntos exteriores estadounidense es que el tragamonedas musical de la Casa Blanca tocase una y otra vez, sin parar, esa canción pegadiza de Georgia. Y a Mikkheil no le importaba un pimiento si la cantaba Ray Charles o cualquier otro cantante; lo importante es que Vito, en su vestimenta de vaquero-espagueti – botas y hebilla de correa con “W” no faltaría más – la oyese.

Quien le hubiese dicho a Stuart Gorrell allá por 1930 que la letra de la canción que estaba escribiendo acerca de la hermana de Hoagy Carmichael fuese tan ambigua como para podérsela aplicar no solo a la hermana de su amigo, Georgia; sino también a ese estado melocotonero del Sur; y, con una pequeña ayuda de los Beatles, hasta a una republica en el Cáucaso calentada por el Mar Negro.

Saakashvili no tiene por que quejarse; Georgia ha sido el tópico de las noticias junto a las olimpiadas; literalmente hemos llevado a Georgia en nuestra mente… no importa que solo un norteamericano entre cincuenta, como mucho, pueda poner su geográfico dedo en donde ese país está enclavado; ni siquiera un “donde queda” tal estado en su propio país. Presentadores de noticias en todo el país, tan peces en geografía como su público, parecían a menudo tratar de hostigar a sus propios militares para que estos diesen respuesta a este “desafío ruso”. ¡Como es posible que a alguien se le pueda ocurrir el provocarnos!

Nuestro ministro de defensa, perdón, guerra, tuvo una rápida y firme respuesta a esta prensa corporativa y patriotera. Mr. Gates negó de forma enfática cualquier posibilidad de una “reacción” de EEUU a la incursión militar de Rusia en Georgia. Hubiera dado lo mismo, según él, si Georgia hubiese ya sido parte de la OTAN. Lo mismo con Ucrania.

Pero no es Rusia quien está desafiando a EEUU con su postura proteccionista hacia esas dos regiones en Georgia que tienen una larga historia de recelo y desdeño hacia el gobierno central de Georgia: Acacia y Osetia del Sur. La población no-georgiana de estas regiones ha demostrado durante su historia, una y otra vez, incluso por medio de referendos, que no quieren ser parte de Georgia, prefiriendo su status independiente. Durante el periodo bajo la Unión Soviética, estos pueblos sintieron que su status estaba protegido y respetado, pero desde que la Unión Soviética se desmoronó se sienten con la obligación de buscar una justicia económica-social en otra parte… y Rusia aparenta ser el único candidato lógico para ello.

Toda esta confusión pone patas arriba los esfuerzos norteamericanos durante toda una década de “cambiar” a esa parte del mundo con un modelo de revolución “sin sangre” y con lindos nombres, como la Revolución Rosa en Georgia y la Revolución Naranja en Ucrania. En realidad debiera habérseles llamado “revoluciones amortiguadas por dólares” ya que fueron llevadas a cabo por, o con el apoyo de, la CIA (Agencia Central de Inteligencia Estadounidense). Fue la forma de cambiar el Este Europeo cuando todo andaba en desbarajuste no solo en esas republicas huérfanas sino también en Rusia. Desde el Báltico al Caspio, se reemplazaron sistemas soviéticos corruptos por sistemas capitalistas corruptos. El denominador común: la corrupción.

Una política exterior norteamericana que trata a Rusia con el mismo desdeño que trata a los pueblos del Oriente Medio ya no podrá funcionar. Rusia ha cesado de ser ese pobre primo que esperó en vano a que el Occidente le echase una mano en los 90. Ahora parece que las cosas se han revesado y somos nosotros quienes llevamos las de ese pobre primo.

Toca la pieza una vez más, Condi… hazle saber a Saakahvili que EEUU está en su esquina, por lo menos en espíritu… “o mente”; y esta vez toca la pieza en rubato (tiempo), un cambio en el sentir del tiempo que denote los momentos difíciles por los que EEUU está pasando… haciendo que nos quitemos esos trapos de antaño de “tío rico”… que ya hemos dejado de ser el Vito Corleone del mundo capitalista.

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