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Sergio Brosa

Predicción del tiempo y Cambio Climático

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Ha resultado irrefutable, como dijo el profesor José Javier Brey Abalo, catedrático de Física Teórica de la Universidad de Sevilla, más conocido como el primo de Rajoy, que si no es posible predecir el tiempo que hará en los próximos días, cómo predecir el que hará dentro de 300 años.

En efecto, estos últimos meses hemos vivido en España una situación crítica por la falta de lluvias y en consecuencia, de agua. Las discusiones han llegado al Congreso de los Diputados, por si se hacía un trasiego de agua puntual a la conurbación de Barcelona o se conectaban entre sí cuencas fluviales diversas. Se descargó en el puerto de Barcelona un gravoso barco de agua potable que ha dado pie a todos los destinos turísticos europeos competidores de la ciudad condal, a mostrar su falta de agua y el riesgo de pasar ahí sus vacaciones sin poder ducharse, con la repercusión económica i de imagen que ello comporta. El prestigio se gana gota a gota y se pierde a calderadas.

Los expertos meteorólogos de este país que son muy buenos, dicho sea de paso, no fueron capaces de advertir ni tan siquiera entrever la que se nos venía encima a pocas semanas vista. Porque una cosa es que llueva y la otra lo que ha pasado en España en el mes de mayo que ha resultado, con mucho, el más lluvioso de los últimos muchos años, produciendo enormes pérdidas económicas. Y llenando los pantanos, sí.

Si resulta tan difícil la predicción a corto plazo, cómo pueden hacerse predicciones a nivel global y a tantos años vista se pregunta uno.

J. Scott Armstrong (71) es profesor en Wharton, Universidad de Pennsylvania, EE.UU. y está especializado en previsiones meteorológicas. Es de hecho uno de los fundadores de las ciencias de la predicción. Tiene numerosas publicaciones sobre esta especialidad. Ha estado por España estos días y ha afirmado categóricamente que el Cambio Climático es pura entelequia. Contundentes y valientes declaraciones y respuestas en la entrevista aparecida en La Contra de La Vanguardia, el lunes 9-VI-2008, de obligada lectura para interesados en el tema.

Armstrong explica en el sitio web http://theclimatebet.com/ cosas muy interesantes sobre el calentamiento global y cómo devino un escéptico del Cambio Climático. Después de haber trabajado durante 14 años en un libro sobre la persuasión, estuvo revisando la evidencia. Y concluyó que los argumentos racionales no son eficaces para llevar a la gente a cambiar de opinión cuando está fuertemente arraigada. Y desde luego no a corto plazo. Esta intransigencia es un problema, dice Armstrong, porque si la opinión de la gente está en discrepancia con los hechos, probablemente actuará y votará de forma que todos saldrán perjudicados.

Y de nada sirve que tal opinión pueda basarse en imprecisiones, palabrería interesada convertida en absurdas certezas, erróneas interpretaciones y absoluto desconocimiento del asunto que acaba por formar una fanfarria que toca de oído; como el flautista de Hamelin.

Sin embargo para Armstrong hay una solución: persuadirse a uno mismo. “En otras palabras, para reducir el riesgo de tomar malas decisiones, cada uno de nosotros debería identificar qué información, si existe, nos lleva a cambiar de opinión sobre temas importantes; tales como si la Humanidad está o no frente a un problema de calentamiento global producido por el hombre.”

Con ocasión del Simposio Anual Sobre Predicción –meteorológica– (ISF) de 2007, en New York, cuenta Armstrong que de cara a su intervención, se comunicó con Kevin Trenberth, responsable de la Sección de Análisis Climático en el National Center for Atmospheric Research, una ONG de EE.UU. centrada en la investigación de temas como la calidad del aire, la complejidad del agua y el cambio climático; autor principal de los informes del IPCC de 2001 y 2007 y ponente principal del simposio. Le pidió ver sus diapositivas antes de la conferencia, a lo que obtuvo un no por respuesta. Lo mismo le sucedió, cuenta Armstrong, con otros partidarios del peligro del cambio climático.

Cuando Armstrong preguntó por las evidencias, datos o trabajos publicados para apoyar sus posturas (como la declaración de todos los científicos que están de acuerdo con el calentamiento global que se supone sucederá en el futuro) no obtuvo respuestas o éstas fueron de rechazo. Un comportamiento muy extraño en científicos, en contraste con los escépticos del calentamiento global que están siempre ansiosos por dar a conocer sus datos y sus trabajos.

Así que Armstrong y otros, como Kesten Green, profesor de investigación de la Business and Economic Forecasting Unit, de la Monash University, de Australia, tomó una decisión basada en la evidencia de la necesidad de convencerse a sí mismo. En sus trabajos, a los que puede accederse en la web http://publicpolicyforecasting.com se describe la información que podría hacerles cambiar de nuevo de opinión; unas adecuadas previsiones meteorológicas les convencerían. De manera que ellos mismos harían las previsiones. Lo que resultaba muy costoso económicamente y no obtuvieron fondos para ello, de modo que lo realizaron igualmente, a sus expensas.

El problema es fundamentalmente un problema de predicción, dice Armstrong; todos aquellos que han pronosticado calentamiento global han demostrado tener escaso conocimiento de cómo predecir. Es lástima, prosigue, que haya habido muchas conclusiones útiles (y a menudo sorprendentes) en las investigaciones sobre pronósticos que han sido publicadas, sobre todo durante la última mitad del siglo pasado. Más aún, prosigue Armstrong, los que respaldan el calentamiento global tienden a disgustarse cuando se les hace hincapié en según cuáles de sus conclusiones y alegan que se les aplican a ellos principios distintos. Y cuando se les pregunta a qué principios distintos se refieren y se les pide que aporten evidencias de sus afirmaciones, raras veces contestan y cuando lo hacen, no aportan evidencia alguna, según Armstrong.

Afirma J. Scott Armstrong en la entrevista referida más arriba que en la Declaración de Manhattan, el pasado 4 de marzo de 2008, fueron más de 500 los científicos que rechazaron la histeria pública respecto al clima que carece de evidencia sólida en la que apoyarse (http://www.climatescienceinternational.org/media1.php) y Arthur Robinson, del Oregon Institute of Science and Medicine, ha logrado ya 31.000 firmas de otros tantos científicos y técnicos que dudan del calentamiento.

Predicción del tiempo y Cambio Climático

Sergio Brosa
Sergio Brosa
jueves, 12 de junio de 2008, 23:09 h (CET)
Ha resultado irrefutable, como dijo el profesor José Javier Brey Abalo, catedrático de Física Teórica de la Universidad de Sevilla, más conocido como el primo de Rajoy, que si no es posible predecir el tiempo que hará en los próximos días, cómo predecir el que hará dentro de 300 años.

En efecto, estos últimos meses hemos vivido en España una situación crítica por la falta de lluvias y en consecuencia, de agua. Las discusiones han llegado al Congreso de los Diputados, por si se hacía un trasiego de agua puntual a la conurbación de Barcelona o se conectaban entre sí cuencas fluviales diversas. Se descargó en el puerto de Barcelona un gravoso barco de agua potable que ha dado pie a todos los destinos turísticos europeos competidores de la ciudad condal, a mostrar su falta de agua y el riesgo de pasar ahí sus vacaciones sin poder ducharse, con la repercusión económica i de imagen que ello comporta. El prestigio se gana gota a gota y se pierde a calderadas.

Los expertos meteorólogos de este país que son muy buenos, dicho sea de paso, no fueron capaces de advertir ni tan siquiera entrever la que se nos venía encima a pocas semanas vista. Porque una cosa es que llueva y la otra lo que ha pasado en España en el mes de mayo que ha resultado, con mucho, el más lluvioso de los últimos muchos años, produciendo enormes pérdidas económicas. Y llenando los pantanos, sí.

Si resulta tan difícil la predicción a corto plazo, cómo pueden hacerse predicciones a nivel global y a tantos años vista se pregunta uno.

J. Scott Armstrong (71) es profesor en Wharton, Universidad de Pennsylvania, EE.UU. y está especializado en previsiones meteorológicas. Es de hecho uno de los fundadores de las ciencias de la predicción. Tiene numerosas publicaciones sobre esta especialidad. Ha estado por España estos días y ha afirmado categóricamente que el Cambio Climático es pura entelequia. Contundentes y valientes declaraciones y respuestas en la entrevista aparecida en La Contra de La Vanguardia, el lunes 9-VI-2008, de obligada lectura para interesados en el tema.

Armstrong explica en el sitio web http://theclimatebet.com/ cosas muy interesantes sobre el calentamiento global y cómo devino un escéptico del Cambio Climático. Después de haber trabajado durante 14 años en un libro sobre la persuasión, estuvo revisando la evidencia. Y concluyó que los argumentos racionales no son eficaces para llevar a la gente a cambiar de opinión cuando está fuertemente arraigada. Y desde luego no a corto plazo. Esta intransigencia es un problema, dice Armstrong, porque si la opinión de la gente está en discrepancia con los hechos, probablemente actuará y votará de forma que todos saldrán perjudicados.

Y de nada sirve que tal opinión pueda basarse en imprecisiones, palabrería interesada convertida en absurdas certezas, erróneas interpretaciones y absoluto desconocimiento del asunto que acaba por formar una fanfarria que toca de oído; como el flautista de Hamelin.

Sin embargo para Armstrong hay una solución: persuadirse a uno mismo. “En otras palabras, para reducir el riesgo de tomar malas decisiones, cada uno de nosotros debería identificar qué información, si existe, nos lleva a cambiar de opinión sobre temas importantes; tales como si la Humanidad está o no frente a un problema de calentamiento global producido por el hombre.”

Con ocasión del Simposio Anual Sobre Predicción –meteorológica– (ISF) de 2007, en New York, cuenta Armstrong que de cara a su intervención, se comunicó con Kevin Trenberth, responsable de la Sección de Análisis Climático en el National Center for Atmospheric Research, una ONG de EE.UU. centrada en la investigación de temas como la calidad del aire, la complejidad del agua y el cambio climático; autor principal de los informes del IPCC de 2001 y 2007 y ponente principal del simposio. Le pidió ver sus diapositivas antes de la conferencia, a lo que obtuvo un no por respuesta. Lo mismo le sucedió, cuenta Armstrong, con otros partidarios del peligro del cambio climático.

Cuando Armstrong preguntó por las evidencias, datos o trabajos publicados para apoyar sus posturas (como la declaración de todos los científicos que están de acuerdo con el calentamiento global que se supone sucederá en el futuro) no obtuvo respuestas o éstas fueron de rechazo. Un comportamiento muy extraño en científicos, en contraste con los escépticos del calentamiento global que están siempre ansiosos por dar a conocer sus datos y sus trabajos.

Así que Armstrong y otros, como Kesten Green, profesor de investigación de la Business and Economic Forecasting Unit, de la Monash University, de Australia, tomó una decisión basada en la evidencia de la necesidad de convencerse a sí mismo. En sus trabajos, a los que puede accederse en la web http://publicpolicyforecasting.com se describe la información que podría hacerles cambiar de nuevo de opinión; unas adecuadas previsiones meteorológicas les convencerían. De manera que ellos mismos harían las previsiones. Lo que resultaba muy costoso económicamente y no obtuvieron fondos para ello, de modo que lo realizaron igualmente, a sus expensas.

El problema es fundamentalmente un problema de predicción, dice Armstrong; todos aquellos que han pronosticado calentamiento global han demostrado tener escaso conocimiento de cómo predecir. Es lástima, prosigue, que haya habido muchas conclusiones útiles (y a menudo sorprendentes) en las investigaciones sobre pronósticos que han sido publicadas, sobre todo durante la última mitad del siglo pasado. Más aún, prosigue Armstrong, los que respaldan el calentamiento global tienden a disgustarse cuando se les hace hincapié en según cuáles de sus conclusiones y alegan que se les aplican a ellos principios distintos. Y cuando se les pregunta a qué principios distintos se refieren y se les pide que aporten evidencias de sus afirmaciones, raras veces contestan y cuando lo hacen, no aportan evidencia alguna, según Armstrong.

Afirma J. Scott Armstrong en la entrevista referida más arriba que en la Declaración de Manhattan, el pasado 4 de marzo de 2008, fueron más de 500 los científicos que rechazaron la histeria pública respecto al clima que carece de evidencia sólida en la que apoyarse (http://www.climatescienceinternational.org/media1.php) y Arthur Robinson, del Oregon Institute of Science and Medicine, ha logrado ya 31.000 firmas de otros tantos científicos y técnicos que dudan del calentamiento.

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