A falta de apenas dos días para el comienzo de la Eurocopa, el fútbol español vuelve a encabezar el favoritismo de los españoles. Que hasta hace unos días había sido doblegado por excelente trabajo de nuestros chicos del basket, encabezado por su presidente, José Luís Sáez, y comandada, hasta hace dos días por Pepu Hernández.

Y como les decía han sido un ejemplo para el resto de deportes, han revolucionado las categorías inferiores, y una gran cantidad de labores, que fueron coronadas con el oro en el Mundobasket de Pekín. Pero todo eso se esfumó hace dos días. El fin del matrimonio Pepu-Sáez venía en el alambre desde que el entrenador anunciase a la prensa su adiós a la selección tras acabar los Juegos.

Desde ese momento, hemos vivido un guerra abierta entre presidente y entrenador, que ha concluido con una muestra de poder del primero, que ha llevado las rencillas personales a lo profesional, y ha destituido al hasta ahora seleccionador nacional. Y este no es precisamente el mejor ejemplo para nuestro deporte. Todo el mensaje y la gran imagen que llevan dos años demostrando, ha sido sacrificada por una chiquillada que no supera los límites de lo personal, y que ha dado al traste con la gran expectación que había vuelto a levantar el baloncesto en nuestro país.

Y ahora le toca el turno al fútbol. El sábado comienza la Eurocopa y nuestros corazones ya rebosan de ilusión, una vez más, para creer en ellos y confiar en que este puede ser nuestro año. Sin duda, todo un tópico ya en la historia de la selección. Pero es una oportunidad más grande aún, para recuperar la imagen perdida, y al igual que el baloncesto aprovechó las desavenencias de Villar y compañía con el resto del mundo, sumado al título, el fútbol puede recuperar su “trono” de nuevo. Primero, conquistando la Eurocopa, y luego y más importante, sanear una Federación que se había convertido en el imperio de algunos, y en el mal vivir de otros. Y es que el baloncesto, queridos míos, ya ha dejado de ser un ejemplo…