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Xabier López de Armentia

¿Centrales Nucleares?

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Todos recordamos en nuestras retinas esa imagen espeluznante de Hiroshima y Nagasaki saltando por los aires hace ya más de 60 años. Esa imagen provocada por una bomba nuclear, coloquialmente llamada, la estela del “champiñón” quedará grabada en nuestras cabezas por muchos años. Esa imagen, aunque nos parezca lejana en el tiempo, bien podría escenificar la capacidad actual de acción de muchos países. ¿Quién nos protege de una bomba nuclear? ¿Aquél que la tiene?. Me parece absurdo creer que quien me protegerá es aquel que tiene miles de cabezas nucleares. Bien podría ser aquél, el loco que arroje sobre mi ciudad una de ellas.

Nuestra mente es capaz de retener en nuestras retinas miles de imágenes, y como no, tampoco se escapa a esta “colección de imágenes” el desastre nuclear de Chernobyl y sus terribles e irreparables consecuencias. La pregunta es ¿Queremos asumir ese riesgo?.

Muchas preguntas me bombardean, y nunca mejor dicho, mi cabeza. Siendo incapaz de buscar las respuestas, intento esgrimir algunas de ellas. ¿Nuestros gobiernos nos comunicarían un escape en alguna de tantas centrales nucleares que asolan nuestro paisaje?. ¿Qué haremos cuando nuestros hijos mueran en nuestras manos, justo antes de morir nosotros?.

Estas preguntas, bien podrían calificarse como acusaciones directas contra la pasividad y negligencia de muchos gobiernos. Negligencia, o desgraciados, porque tener como patrón de actuación “negar posibles escapes en una central nuclear, mentir a la población y controlar a la opinión publica para que no cunda el pánico” me parece quebrantar el principio básico de la democracia. La confianza básica de los representados en sus representantes. Si nos mienten en esto, ¿De que no serán capaces?

Cuando hablo de centrales nucleares, no puedo olvidar recordar a Garoña. La central “cariñosamente” llamada la central de “las mil y una grietas”. Garoña es la central nuclear en activo más antigua de todo el Estado, inaugurada en 1970, situada en el pueblo que da nombre a la misma, lejana para algunos de núcleos urbanos, cercana sin embargo a mi parecer (a 30km de Miranda de Ebro; 60km de Vitoria-Gasteiz; 90km de Burgos y Bilbao). Esta central corresponde a las centrales de “primera generación”. Centrales anteriores incluso al famoso accidente de la planta de Three Mile Island (Pennsylvania, EE.UU.), por lo que riesgo aumenta a la par que la incertidumbre de la población sobre la gestión de una energía con tantos riesgos. Este tipo de centrales nucleares, hoy en día, tienen denegada la autorización para operar en Estados Unidos por ejemplo. Consideradas tecnología obsoleta y de mayor riesgo.

Garoña es sinónimo de prórrogas y más prórrogas. La central tenía que haber cerrado sus puertas en el año 1999, tal y como especificaba en su licencia. A pesar de estar la inmensa mayoría de la población en contra de que la central siguiese en activo, las prórrogas llegaron y nos encontramos en 2008 con una incertidumbre aún mayor. Atónitos nos quedamos cuando observamos que la empresa que gestiona la central, Nuclenor, ha vuelto a pedir una prórroga más, hasta 2019, teniendo licencia hasta 2009 por ahora.

Me parece gracioso comparar el discurso del PSOE en varios momentos. Si lo analizamos antes de 2004, el PSOE estaba claramente a favor de cerrar esta central y no conceder más prórrogas. Una vez en el poder su postura cambió por completo. Si observamos el discurso del PSOE frente a las elecciones municipales de 2007 su posición era firme: “Cerraremos Garoña”. Ustedes saben muy bien cual es la situación actual. Pero no me extraña. El PSOE nos tiene acostumbrados a cambiar de parecer de un día para otro en temas tan importantes como estos. No es, ni será el primer caso en el que el PSOE miente a sus votantes y a la población.

La situación actual pasa por el riesgo, el sufrimiento y la incertidumbre de una población que en caso de desastre nuclear padecerá con creces la dejadez de sus políticos. Y, ¿Por qué sucede esto? ... por intereses económicos, como siempre. Todo se resume a dinero y más dinero. Garoña tiene 38 años de vida y está ya amortizada por lo que el kWh producido es muy barato y se vende a un precio tres veces más alto en el actual mercado liberalizado.

Estas palabras no pretenden ser un debate sobre “Energía Nuclear SI; Energía Nuclear NO”. Sólo entro a analizar la cantidad de promesas incumplidas que se han arrojado sobre este tema, la cantidad de prórrogas que se otorgan, y la cantidad de vidas humanas que están en juego. Mientras leemos estas palabras son las poblaciones circundantes y el medio ambiente quienes sufren los efectos de la explotación de Garoña.

...Cerremos Garoña, y no corramos riesgos inútiles...

¿Centrales Nucleares?

Xabier López de Armentia
Lectores
viernes, 30 de mayo de 2008, 02:25 h (CET)
Todos recordamos en nuestras retinas esa imagen espeluznante de Hiroshima y Nagasaki saltando por los aires hace ya más de 60 años. Esa imagen provocada por una bomba nuclear, coloquialmente llamada, la estela del “champiñón” quedará grabada en nuestras cabezas por muchos años. Esa imagen, aunque nos parezca lejana en el tiempo, bien podría escenificar la capacidad actual de acción de muchos países. ¿Quién nos protege de una bomba nuclear? ¿Aquél que la tiene?. Me parece absurdo creer que quien me protegerá es aquel que tiene miles de cabezas nucleares. Bien podría ser aquél, el loco que arroje sobre mi ciudad una de ellas.

Nuestra mente es capaz de retener en nuestras retinas miles de imágenes, y como no, tampoco se escapa a esta “colección de imágenes” el desastre nuclear de Chernobyl y sus terribles e irreparables consecuencias. La pregunta es ¿Queremos asumir ese riesgo?.

Muchas preguntas me bombardean, y nunca mejor dicho, mi cabeza. Siendo incapaz de buscar las respuestas, intento esgrimir algunas de ellas. ¿Nuestros gobiernos nos comunicarían un escape en alguna de tantas centrales nucleares que asolan nuestro paisaje?. ¿Qué haremos cuando nuestros hijos mueran en nuestras manos, justo antes de morir nosotros?.

Estas preguntas, bien podrían calificarse como acusaciones directas contra la pasividad y negligencia de muchos gobiernos. Negligencia, o desgraciados, porque tener como patrón de actuación “negar posibles escapes en una central nuclear, mentir a la población y controlar a la opinión publica para que no cunda el pánico” me parece quebrantar el principio básico de la democracia. La confianza básica de los representados en sus representantes. Si nos mienten en esto, ¿De que no serán capaces?

Cuando hablo de centrales nucleares, no puedo olvidar recordar a Garoña. La central “cariñosamente” llamada la central de “las mil y una grietas”. Garoña es la central nuclear en activo más antigua de todo el Estado, inaugurada en 1970, situada en el pueblo que da nombre a la misma, lejana para algunos de núcleos urbanos, cercana sin embargo a mi parecer (a 30km de Miranda de Ebro; 60km de Vitoria-Gasteiz; 90km de Burgos y Bilbao). Esta central corresponde a las centrales de “primera generación”. Centrales anteriores incluso al famoso accidente de la planta de Three Mile Island (Pennsylvania, EE.UU.), por lo que riesgo aumenta a la par que la incertidumbre de la población sobre la gestión de una energía con tantos riesgos. Este tipo de centrales nucleares, hoy en día, tienen denegada la autorización para operar en Estados Unidos por ejemplo. Consideradas tecnología obsoleta y de mayor riesgo.

Garoña es sinónimo de prórrogas y más prórrogas. La central tenía que haber cerrado sus puertas en el año 1999, tal y como especificaba en su licencia. A pesar de estar la inmensa mayoría de la población en contra de que la central siguiese en activo, las prórrogas llegaron y nos encontramos en 2008 con una incertidumbre aún mayor. Atónitos nos quedamos cuando observamos que la empresa que gestiona la central, Nuclenor, ha vuelto a pedir una prórroga más, hasta 2019, teniendo licencia hasta 2009 por ahora.

Me parece gracioso comparar el discurso del PSOE en varios momentos. Si lo analizamos antes de 2004, el PSOE estaba claramente a favor de cerrar esta central y no conceder más prórrogas. Una vez en el poder su postura cambió por completo. Si observamos el discurso del PSOE frente a las elecciones municipales de 2007 su posición era firme: “Cerraremos Garoña”. Ustedes saben muy bien cual es la situación actual. Pero no me extraña. El PSOE nos tiene acostumbrados a cambiar de parecer de un día para otro en temas tan importantes como estos. No es, ni será el primer caso en el que el PSOE miente a sus votantes y a la población.

La situación actual pasa por el riesgo, el sufrimiento y la incertidumbre de una población que en caso de desastre nuclear padecerá con creces la dejadez de sus políticos. Y, ¿Por qué sucede esto? ... por intereses económicos, como siempre. Todo se resume a dinero y más dinero. Garoña tiene 38 años de vida y está ya amortizada por lo que el kWh producido es muy barato y se vende a un precio tres veces más alto en el actual mercado liberalizado.

Estas palabras no pretenden ser un debate sobre “Energía Nuclear SI; Energía Nuclear NO”. Sólo entro a analizar la cantidad de promesas incumplidas que se han arrojado sobre este tema, la cantidad de prórrogas que se otorgan, y la cantidad de vidas humanas que están en juego. Mientras leemos estas palabras son las poblaciones circundantes y el medio ambiente quienes sufren los efectos de la explotación de Garoña.

...Cerremos Garoña, y no corramos riesgos inútiles...

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