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Ignacio de Cossío

Corrida del Corpus Christi en Sevilla: Doña María ha vuelto para quedarse

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Nunca la Fiesta tuvo mejor aliada. Vamos que habría que remontarse a Fernando VII, el Rey ganadero de Veragua que autorizó al Conde de la Estrella fundar la Escuela Taurina de Sevilla y que fuera partidario de El Sombrerero; o a las pasiones desatadas de la Infanta Isabel, más conocida como La Chata, por el toreo de Frascuelo y Vicente Pastor;y tampoco dejar a atrás al propio Alfonso XIII el más gallista de la Casa Real, para encontrar referente alguno en esta gran familia española de semejante alcance taurino. Quizá una de las causas de la masiva asistencia de profesionales y gentes del toro que abarrotaron las mediaciones de su monumento inaugurado esta tarde en Sevilla, se deba en gran medida a su constante apoyo y afecto hacia el Planeta de los toros. Desde su largo exilio en Portugal hasta sus últimos días, Doña María nunca abandonó su puesto de aficionada. Desde Campo Pequeño hasta Leganés, desde el Palco Real de la Maestranza hasta la última portátil del extrarradio de la capital, su corazón siempre estuvo indisolublemente unido al parsimonioso transcurrir de la Fiesta. Nunca supe quien fue antes si su devoción por Curro Romero o su amor por Sevilla, el caso es que en nuestra tierra siempre tuvo tratamiento de faraona que es algo así como decir reina entre las reinas del toreo. Doña María “La Brava” la bautizó su suegro y no se equivocaba al definirla así pues en ella no solo tuvo a su última heredera en afición desbordante, sino también la última de una saga en peligro de extinción. Para ella va este artículo como pobre homenaje del sobrino de quien siempre la visitó en Estoril para que nunca olvidase la torería y gallardía de nuestra España. Hoy por fín ha vuelto a Sevilla para quedarse, que Dios la guarde siempre.

La tarde comienza a caballo como no podía ser de otra forma. Ventura a lomos de Girasol, Manzanares, Distinto y Morante logra los mejores compases de su actuación, a pesar de que tampoco brillan a su máxima altura sus pasadas, arpones y rejoncillos como en la famosa tarde de abril en feroz duelo con Don Pablo. A pesar de esto el presidente rondeño le vuelve a temblar la mano y le otorga dos orejas que nadie solicitó. Ventura suma con ésta 18 tardes de Puertas Grandes consecutivas, todo un record en la historia del toreo a caballo en nuestro país.

El momento más emocionante llega con la toma de alternativa del joven camero Oliva Soto en presencia de Curro Díaz y Salvador Vega. Si estuviera Doña María le da algo, nace otro torero de Camas….Alfonso no se demora brinda al cielo en honor de su tío Ramón Soto Vargas caído en la Maestranza en el 92 a manos de un novillo del Conde de la Maza de nombre “Avioncito”, y seguidamente cumplimenta al Rey. Alfonso se luce a la verónica y descarga los primeros lances más aseados de la tarde. Con la derecha hilvana una serie con la siguiente mediante un bello cambio de mano. Los nervios le traicionan y con el cambio los fogonazos de arte son más intermitentes. No se confía, no le aguanta y poco a poco se le rinde “Jerezanito”. Que lástima la voluntad se rindió una vez más a la evidencia, el toro no puede ni con el rabo. En el sexto Oliva Soto se despista y le roban el capote, un poco más y pierde hasta un banderillero. El toro tiene su guasita y hay que luchar por él. El sevillano sale con rabia y nacen dos series con la derecha tan endeblitas como exiguas. El Almendro desde el callejón grita ¡Puesta! y no le falta razón. Los destellos vuelven a la carga con trincherazos y algún que otro pase de pecho de magnífica talla, pero nada más. El burel mansea y el tono de la faena baja ostensiblemente. Oliva Soto abrevia y finiquita el asunto al encontronazo, es decir se echa encima y no deja salida al toro. Cae prendido sin consecuencias y la espada se lleva la oreja corriendo.

Curro Díaz le toco en suerte el peor lote del que si pudo finiquitar de dos grandes estocadas hasta los gavilanes. Sólo por eso merece nuestra admiración y respeto. En cambio los toros de Gerardo Ortega tuvieron en el lote de Curro sus máximos exponentes del mejor descaste y empalagamiento onubense.

Salvador Vega no se repone de la cornada del toro de El Puerto San Lorenzo sufrida hace tres años en Zaragoza, y es que se le nota en el momento que tiene que hacer el esfuerzo y finalmente no lo hace. Era el que más lo necesitaba y no llegó a ligar ni uno de verdad. Mira que tiene un concepto de arte y majestad como pocos, pero nada de esto se vio en Sevilla para tan digna ocasión. En el tercero de la tarde la tónica era pegar un muletazo bueno y seguirle con otro peor, y así no hay manera. Como tampoco la hubo en el quinto que pese a hacer el esfuerzo con la derecha el toro fue poco a poco acentuando en su brusquedad y ahí acabó Salvador Vega con las manoletinas y sin ellas. El malagueño no se salva aún del calvario de la espada que parece seguirle hasta su propia tumba, aunque esto no es otra cosa que el síntoma de haber perdido el sitio y el rumbo del toreo, con lo pedazo de torero que fue.

Ficha técnica
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Vigésimo cuarto festejo de abono. Corrida con motivo de la Festividad del Corpus Christi en homenaje a Su Alteza Real la Augusta Señora Condesa de Barcelona, Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleáns. Con lleno hasta la bandera en tarde espléndida se lidiaron un toro del hierro de Fermín Bohórquez bien presentado y desigual juego; y seis más de la divisa de Gerardo Ortega, bien presentados aunque descastados, flojos y muy deslucidos en general. Destacó el primero por su mejor juego aunque de escasa duración, junto al tercero por nobleza pese su escaso fuelle. En cuadrillas destacaron: Antonio Caba con la brega y Raúl Núñez y Javier Andana en banderillas con el tercero y sexto respectivamente.

- Diego Ventura, de corto. Dos orejas.
- Curro Díaz, de nazareno y oro. Silencio y Palmas.
- Salvador Vega, de rosa y oro. Ovación y silencio.
- Oliva Soto, de purísima y oro. Ovación en el toro de su alternativa y vuelta al ruedo.

Incidencia: Su Majestad Juan Carlos I presidió la tradicional Corrida del Corpus en compañía de su Alteza la Infanta Doña Elena.

Corrida del Corpus Christi en Sevilla: Doña María ha vuelto para quedarse

Ignacio de Cossío
Ignacio de Cossío
miércoles, 22 de octubre de 2008, 13:10 h (CET)
Nunca la Fiesta tuvo mejor aliada. Vamos que habría que remontarse a Fernando VII, el Rey ganadero de Veragua que autorizó al Conde de la Estrella fundar la Escuela Taurina de Sevilla y que fuera partidario de El Sombrerero; o a las pasiones desatadas de la Infanta Isabel, más conocida como La Chata, por el toreo de Frascuelo y Vicente Pastor;y tampoco dejar a atrás al propio Alfonso XIII el más gallista de la Casa Real, para encontrar referente alguno en esta gran familia española de semejante alcance taurino. Quizá una de las causas de la masiva asistencia de profesionales y gentes del toro que abarrotaron las mediaciones de su monumento inaugurado esta tarde en Sevilla, se deba en gran medida a su constante apoyo y afecto hacia el Planeta de los toros. Desde su largo exilio en Portugal hasta sus últimos días, Doña María nunca abandonó su puesto de aficionada. Desde Campo Pequeño hasta Leganés, desde el Palco Real de la Maestranza hasta la última portátil del extrarradio de la capital, su corazón siempre estuvo indisolublemente unido al parsimonioso transcurrir de la Fiesta. Nunca supe quien fue antes si su devoción por Curro Romero o su amor por Sevilla, el caso es que en nuestra tierra siempre tuvo tratamiento de faraona que es algo así como decir reina entre las reinas del toreo. Doña María “La Brava” la bautizó su suegro y no se equivocaba al definirla así pues en ella no solo tuvo a su última heredera en afición desbordante, sino también la última de una saga en peligro de extinción. Para ella va este artículo como pobre homenaje del sobrino de quien siempre la visitó en Estoril para que nunca olvidase la torería y gallardía de nuestra España. Hoy por fín ha vuelto a Sevilla para quedarse, que Dios la guarde siempre.

La tarde comienza a caballo como no podía ser de otra forma. Ventura a lomos de Girasol, Manzanares, Distinto y Morante logra los mejores compases de su actuación, a pesar de que tampoco brillan a su máxima altura sus pasadas, arpones y rejoncillos como en la famosa tarde de abril en feroz duelo con Don Pablo. A pesar de esto el presidente rondeño le vuelve a temblar la mano y le otorga dos orejas que nadie solicitó. Ventura suma con ésta 18 tardes de Puertas Grandes consecutivas, todo un record en la historia del toreo a caballo en nuestro país.

El momento más emocionante llega con la toma de alternativa del joven camero Oliva Soto en presencia de Curro Díaz y Salvador Vega. Si estuviera Doña María le da algo, nace otro torero de Camas….Alfonso no se demora brinda al cielo en honor de su tío Ramón Soto Vargas caído en la Maestranza en el 92 a manos de un novillo del Conde de la Maza de nombre “Avioncito”, y seguidamente cumplimenta al Rey. Alfonso se luce a la verónica y descarga los primeros lances más aseados de la tarde. Con la derecha hilvana una serie con la siguiente mediante un bello cambio de mano. Los nervios le traicionan y con el cambio los fogonazos de arte son más intermitentes. No se confía, no le aguanta y poco a poco se le rinde “Jerezanito”. Que lástima la voluntad se rindió una vez más a la evidencia, el toro no puede ni con el rabo. En el sexto Oliva Soto se despista y le roban el capote, un poco más y pierde hasta un banderillero. El toro tiene su guasita y hay que luchar por él. El sevillano sale con rabia y nacen dos series con la derecha tan endeblitas como exiguas. El Almendro desde el callejón grita ¡Puesta! y no le falta razón. Los destellos vuelven a la carga con trincherazos y algún que otro pase de pecho de magnífica talla, pero nada más. El burel mansea y el tono de la faena baja ostensiblemente. Oliva Soto abrevia y finiquita el asunto al encontronazo, es decir se echa encima y no deja salida al toro. Cae prendido sin consecuencias y la espada se lleva la oreja corriendo.

Curro Díaz le toco en suerte el peor lote del que si pudo finiquitar de dos grandes estocadas hasta los gavilanes. Sólo por eso merece nuestra admiración y respeto. En cambio los toros de Gerardo Ortega tuvieron en el lote de Curro sus máximos exponentes del mejor descaste y empalagamiento onubense.

Salvador Vega no se repone de la cornada del toro de El Puerto San Lorenzo sufrida hace tres años en Zaragoza, y es que se le nota en el momento que tiene que hacer el esfuerzo y finalmente no lo hace. Era el que más lo necesitaba y no llegó a ligar ni uno de verdad. Mira que tiene un concepto de arte y majestad como pocos, pero nada de esto se vio en Sevilla para tan digna ocasión. En el tercero de la tarde la tónica era pegar un muletazo bueno y seguirle con otro peor, y así no hay manera. Como tampoco la hubo en el quinto que pese a hacer el esfuerzo con la derecha el toro fue poco a poco acentuando en su brusquedad y ahí acabó Salvador Vega con las manoletinas y sin ellas. El malagueño no se salva aún del calvario de la espada que parece seguirle hasta su propia tumba, aunque esto no es otra cosa que el síntoma de haber perdido el sitio y el rumbo del toreo, con lo pedazo de torero que fue.

Ficha técnica
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Vigésimo cuarto festejo de abono. Corrida con motivo de la Festividad del Corpus Christi en homenaje a Su Alteza Real la Augusta Señora Condesa de Barcelona, Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleáns. Con lleno hasta la bandera en tarde espléndida se lidiaron un toro del hierro de Fermín Bohórquez bien presentado y desigual juego; y seis más de la divisa de Gerardo Ortega, bien presentados aunque descastados, flojos y muy deslucidos en general. Destacó el primero por su mejor juego aunque de escasa duración, junto al tercero por nobleza pese su escaso fuelle. En cuadrillas destacaron: Antonio Caba con la brega y Raúl Núñez y Javier Andana en banderillas con el tercero y sexto respectivamente.

- Diego Ventura, de corto. Dos orejas.
- Curro Díaz, de nazareno y oro. Silencio y Palmas.
- Salvador Vega, de rosa y oro. Ovación y silencio.
- Oliva Soto, de purísima y oro. Ovación en el toro de su alternativa y vuelta al ruedo.

Incidencia: Su Majestad Juan Carlos I presidió la tradicional Corrida del Corpus en compañía de su Alteza la Infanta Doña Elena.

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