Desde el año del doblete, los aficionados del Atlético de Madrid se preguntaban la misma cuestión de una forma tan melancólica y continuada que se trasladó a un spot publicitario. Esa pregunta maldita, que enloquece la mente de los colchoneros -¿Por qué somos del atleti?- nunca ha tenido respuesta durante todo este tiempo. Hasselbaink, Albertini, Costinha, Torres... decenas de jugadores han pasado por el equipo, sin poder ofrecer ninguna razón ni alegría a su desesperada afición.

Sin embargo, parece que la etapa de impotencia y náusea ya acaba. Este nuevo atleti, comandado por su vanguardia y condenado por sus partes bajas, sí ofrece razones importantes para animar al equipo, apoyarlo y seguirlo donde sea. Este atleti ofrece mucha ilusión, rachas de buen juego, espíritu ganador, lucha y, sobre todo, victorias.

Se acabó lo del “pupas”, lo del “siempre igual”. Este equipo no quiere ser una historia irrepetible, sino un futuro prometedor. Su objetivo, por primera vez en muchos años, se ha cumplido. El año que viene, si la previa de agosto no lo impide, volverá a jugar con los grandes, al Olimpo del fútbol, donde se le ha negado la entrada tantos años.

Sólo con un poco de memoria, se puede comprender que el acceso a la Liga de Campeones se debe considerar un auténtico triunfo. Años atrás, la decepción y la rabia eran sinónimos del equipo colchonero. Por eso, los jugadores de esta temporada merecen un gran reconocimiento. Y su entrenador, también.

Javier Aguirre ha exprimido al máximo una plantilla descompensada, mal estructurada desde los despachos y con importantes problemas internos (véase Maniche). Pese a todo, ha conseguido clasificar al equipo para la máxima competición continental. Digno de elogio, y premio merecido. La renovación y la confianza deberían multiplicarse después de tal actuación (hazaña épica, diría yo). El mejicano debería ser el encargado de dirigir el barco rojiblanco por las difíciles aguas europeas, pero, sobre todo, se le tiene que otorgar el poder para decidir quién les acompañará en la travesía y quién no.

Ahora hay motivos para ser del atleti. Los que da la clasificación, los goles que ofrece Forlán, la magia que muestra el Kun, el himno de la Champions… pero también el orden que transmite Aguirre. Aunque no todo dependa del mejicano. La actuación que tendrá el equipo en invierno vendrá dada por lo que haga en verano.