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Oscar A. Matías

Feliz en tu día… ¡mamá!

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En la mitología griega Rhea era la madre de los dioses Júpiter, Neptuno, Plutón, Zeus, Poseidón y Hades, entre otros. A ella se le rendían espléndidos honores en la Antigua Grecia, y de éstos se dice que viene el origen de celebrar el Día de la Madre. Más adelante los romanos acabaron llamando a esta celebración La Hilaria, que se celebraba el 15 de marzo en el templo de Cibeles, donde durante tres días se hacían ofrecimientos. Los primeros cristianos, transformaron esta celebración en honor a la Virgen María, la madre de Jesús.

En el siglo XVII, en Inglaterra, se instituyó un día de la madre muy parecido al actual. Estaba destinado a que los sirvientes, al menos una vez al año, pudieran visitar a sus madres sin perder la paga que les correspondía aquel día de trabajo.

Julia Ward Howe fue una heroica mujer americana, que exhortó a todas las madres a unirse contra las guerras, a raíz de la guerra franco-prusiana que se estaba produciendo. Reclamó un Congreso Internacional de Mujeres en favor de la paz, pero su propuesta no fue muy bien acogida en un inicio. Tres años más tarde logró realizarlo en 18 ciudades de EEUU por el Día de la Madre.

En 1905 fue cuando Anna Harvis se quedó huérfana. Su madre había sido una luchadora ferviente en favor de la paz, destacando por su colaboración en los cuidados de los heridos durante la Guerra Civil estadounidense. A raíz de la muerte de su madre, Anna Harvis inició una fuerte campaña enviando cartas a personalidades de la política pidiendo que se reconociera el segundo domingo de mayo –aniversario de la muerte de su madre- como el Día de la Madre. Así fue cómo en 1912, para apoyar la iniciativa, se creó la Asociación Internacional del Día de la Madre, y el Congreso americano aprobó la propuesta finalmente en el año 1914.

En la mayoría de los países del mundo, como España, Portugal, Hungría y Sudáfrica, se festeja el primer domingo de mayo el Día de la Madre. En el mismo mes, pero en día distinto, lo hacen otros como Guatemala, Bahrein, Malasia, Pakistán, México…

Hay países que han adoptado fechas distintas en relación a acontecimientos propios de la nación, como es el caso de Nicaragua que lo celebra el día 30 de mayo por ser el día del cumpleaños de la suegra del presidente Somoza.

Da igual la fecha, da lo mismo el día que se elija… porque lo que está claro es que ese día es un brindis por todas las madres del mundo.

Las madres son el aliento de vida, ejemplo de esfuerzo y sacrificio, renuncia y entrega, amor y comprensión. Son quienes transmiten la alegría que embarga en el hogar, las que sostienen con su sonrisa y afecto a todos los que la rodean. Son puerta de esperanza, amigas y consejeras, las que logran convertir en realidad los sueños de sus hijos. Son, en definitiva, el Amor con mayúscula.

Un día para celebrarlo es poco, comparado con la grandeza que supone tan gran maternidad. Como José Fernández del Cacho escribió: “Una madre tiene algo de Dios y mucho de ángel”. Pues demos gracias a todas las madres, nuestros ángeles, por ser las que realmente velan por nosotros.

Feliz en tu día… ¡mamá!

Oscar A. Matías
Óscar A. Matías
miércoles, 30 de abril de 2008, 04:08 h (CET)
En la mitología griega Rhea era la madre de los dioses Júpiter, Neptuno, Plutón, Zeus, Poseidón y Hades, entre otros. A ella se le rendían espléndidos honores en la Antigua Grecia, y de éstos se dice que viene el origen de celebrar el Día de la Madre. Más adelante los romanos acabaron llamando a esta celebración La Hilaria, que se celebraba el 15 de marzo en el templo de Cibeles, donde durante tres días se hacían ofrecimientos. Los primeros cristianos, transformaron esta celebración en honor a la Virgen María, la madre de Jesús.

En el siglo XVII, en Inglaterra, se instituyó un día de la madre muy parecido al actual. Estaba destinado a que los sirvientes, al menos una vez al año, pudieran visitar a sus madres sin perder la paga que les correspondía aquel día de trabajo.

Julia Ward Howe fue una heroica mujer americana, que exhortó a todas las madres a unirse contra las guerras, a raíz de la guerra franco-prusiana que se estaba produciendo. Reclamó un Congreso Internacional de Mujeres en favor de la paz, pero su propuesta no fue muy bien acogida en un inicio. Tres años más tarde logró realizarlo en 18 ciudades de EEUU por el Día de la Madre.

En 1905 fue cuando Anna Harvis se quedó huérfana. Su madre había sido una luchadora ferviente en favor de la paz, destacando por su colaboración en los cuidados de los heridos durante la Guerra Civil estadounidense. A raíz de la muerte de su madre, Anna Harvis inició una fuerte campaña enviando cartas a personalidades de la política pidiendo que se reconociera el segundo domingo de mayo –aniversario de la muerte de su madre- como el Día de la Madre. Así fue cómo en 1912, para apoyar la iniciativa, se creó la Asociación Internacional del Día de la Madre, y el Congreso americano aprobó la propuesta finalmente en el año 1914.

En la mayoría de los países del mundo, como España, Portugal, Hungría y Sudáfrica, se festeja el primer domingo de mayo el Día de la Madre. En el mismo mes, pero en día distinto, lo hacen otros como Guatemala, Bahrein, Malasia, Pakistán, México…

Hay países que han adoptado fechas distintas en relación a acontecimientos propios de la nación, como es el caso de Nicaragua que lo celebra el día 30 de mayo por ser el día del cumpleaños de la suegra del presidente Somoza.

Da igual la fecha, da lo mismo el día que se elija… porque lo que está claro es que ese día es un brindis por todas las madres del mundo.

Las madres son el aliento de vida, ejemplo de esfuerzo y sacrificio, renuncia y entrega, amor y comprensión. Son quienes transmiten la alegría que embarga en el hogar, las que sostienen con su sonrisa y afecto a todos los que la rodean. Son puerta de esperanza, amigas y consejeras, las que logran convertir en realidad los sueños de sus hijos. Son, en definitiva, el Amor con mayúscula.

Un día para celebrarlo es poco, comparado con la grandeza que supone tan gran maternidad. Como José Fernández del Cacho escribió: “Una madre tiene algo de Dios y mucho de ángel”. Pues demos gracias a todas las madres, nuestros ángeles, por ser las que realmente velan por nosotros.

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